¿Seré capaz de amarte después?

Capítulo 5. Dolores

Jueves 13 de diciembre de 2018, New York, USA.

El frío final de otoño ya estaba calando en la ciudad, Taylor estaba en la oficina junto con su compañero italiano, sentados uno delante del otro en el escritorio del rubio escribiendo en sus ordenadores portátiles, junto con una pizarra y un corcho donde apuntaban las dudas en común, fotos de sospechosos, nombres falsos que utilizaban los cabecillas de la mafia y más información relevante, el despacho era más pequeño que el de su padre, pero más grande que las oficinas compartidas de los integrantes que supervisaba, paredes blancas y despejadas, un estilo industrial patrocinaba el despacho del estadounidense.

Se encontraban ambos reorganizando los informes que le prepara su equipo sobre toda la información recogida recientemente en el que hablará, ni el más mínimo movimiento de las mafias.

-Con respecto al misterioso heredero que nadie ha visto, pero todo el mundo sabe de su existencia, esto es lo más raro y lo que más me llama la atención, debemos averiguar su paradero, lo único que escucha mi equipo de infiltrados, es que Andrea llevaba tiempo planeando adueñarse del Golfo de México y de las plantaciones de cocaína de Perú, Colombia y Bolivia, ya se habían hecho con la cocaína que llegaba a través de Galicia en España, que es una de las puertas de entrada de dicha droga en Europa, iban detrás de conseguir el territorio al completo, pura  y asquerosa avaricia, lo único que no se sabe es si el heredero lo estaba planeando junto con su padre o simplemente ha desaparecido para llamar la atención y atacar a sus enemigos desde la espalda, pero todo indica que el plan se estaba organizando en Estados Unidos, el lugar donde más daño querían hacer con su sucia droga.- Comentaba exhausto Taylor a su compañero repasando una vez más en el punto en el que se habían quedado ambos en la investigación durante casi tres semanas, debido a que sus trabajadores no escuchaban ninguna información nueva.- ¿Cómo pudo Andrea criar a un hijo sin que nadie se diera cuenta?- Preguntaba el rubio.

-Fácil, mandandolo fuera del país.- Comentaba el pelinegro mientras leía un informe para ver si podían unir fichas y sacar algo en claro.

-¿Qué me estás queriendo decir, Alessandro?- Taylor esperaba una explicación por parte del pelinegro.

-¿En serio me preguntas?.- Al ver que el rubio lo miraba atentamente sin articular ninguna palabra esperando a que el contestara le dejó claro que esperaba una explicación por su parte.

- A ver, empecemos por el principio, ¿Si?, el heredero se sospecha que nace entre mil novecientos ochenta y ocho hasta mil novecientos noventa y uno, debido a que fue los años que estuvo casado Andrea con Maria Rodríguez Espinosa, uno de sus allegados llegó a confirmarnos una vez le hicimos un interrogatorio que había sido padre poco antes de que falleciera su esposa en la redada de Arizona cuando estaba de retiro familiar en mil novecientos noventa y uno, después de haber puesto en peligro a su familia y que saliera mal, ¿Tú crees que realmente se va a quedar a su lado? Además sabiendo que es el único heredero de sangre que tiene. Los italianos somos muy leales en ese aspecto, cuando nos enamoramos de alguna mujer, ninguna más podrá ocupar su lugar, mujer de la mafia solo hay una en la vida, de este modo, Andrea ha tenido que proteger su linaje, pero ahora que ha desaparecido, ¿No es hora de que se conozca quién es realmente el sucesor? Además en este informe ya te indica que se sabe que el heredero no vivió en Italia, al menos en su niñez.- Taylor no había caído en esa explicación de Alessandro, ahora entendía porque lo habían recomendado para liderar este caso junto a él.

La puerta sonó con bastante efusividad, ambos mandaron a entrar a la persona que insistió con tal desesperación, al abrirse la puerta se encontraron con el compañero de ciberseguridad, algo alterado.

-Respira Tom, ¿Qué es lo qu....- No le dio tiempo a más porque Tom le interrumpió.

-Tenemos un nombre, nos vemos en la octava planta en 10 minutos.- Dicho esto se fue cerrando la puerta dejando a los compañeros perplejos mirándose entre sí, gracias a que tenían la mandíbula sujeta al hueso maxilar superior porque sino, podría haber llegado  al suelo.