Capítulo 9. ¿Quién será?

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Lunes 24 de diciembre de 2018, New York, USA.

Taylor se encontraba tomando un café en la sala de descanso con la cabeza apoyada en la palma de su mano derecha y con los ojos cerrados intentando que se disipara el dolor de cabeza que le había creado el pasarse de copas el día anterior, hacía demasiado que no tomaba así, que se distraía y se divertía, él era feliz con poco, pero su cabeza pensaba en el caso, en el sábado y en su padre que habían quedado para comer en casa y celebrar la navidad, aunque estuviéramos trabajando no siempre se daba este suceso de trabajar en días tan significativos, pero este caso era demasiado importante.

Alessandro entró por la puerta, tranquilo, impasible como siempre, no tenía signos de resaca como le pasaba al rubio.

-Hasta que te encuentro.- Comentó el italiano sentándose al lado dándole una palmada en el hombro demostrando su apoyo emocional hacia él.-No te encontraba por ninguna parte, tu padre te está buscando, ha llamado cinco veces al despacho en quince minutos, pero apenas he podido distraerle y me ha obligado a que te buscará.

-Que pesadilla, justamente hoy tiene que sacarme de quicio, no tengo la cabeza para tonterías.- Susurró tirando la cabeza hacia atrás con las manos en la cara.- No entiendo cómo puedes estar tan tranquilo, yo me encuentro fatal por la resaca.- Esta vez se miraron entre ambos.

-Magia italiana, amigo.- Le sonrió de lado mientras se levantaba.- Ahora en serio, ves al despacho de tu padre o el próximo crimen que investigueis será mi muerte a manos de tu padre.- Ambos rieron mientras el pelinegro colocaba un cigarro entre sus labios y se marchaba.

El rubio se encontraba subiendo por el ascensor hasta el despacho de su padre con pocas ganas de escucharlo, solo quería ir a casa comer la deliciosa comida de Alma y descansar hasta el día siguiente, pero la maldita responsabilidad de siempre me impedía disfrutar de lo que realmente quería hacer. Finalmente llegó a la octava planta encontrándose con Lilly y para su sorpresa con la hija de ella.

-Hola preciosa, hola Jessie.- Se acercó saludando a madre e hija con un abrazo.- Feliz navidad a las dos.- Les sonrió de manera cariñosa.

-Hola Tay.- Jessie y Taylor se miraron por unos segundo para después el rubio continuara hablando con la madre de ella sobre cosas triviales mientras la hija lo observaba como queriendo decirle algo, pero sus intenciones fueron cortadas al escuchar la voz de Thomas al abrir la puerta de su despacho.

-Al fin mi hijo da señales de vida, pasa que tengo que hablar contigo.- Dijo con un tono autoritario y serio.

Al entrar Taylor se sentó en las sillas que tenía enfrente del escritorio de su padre hasta que este se sentó también y se quedó mirándolo un par de segundos creando un ambiente espeso. Había observado a su padre hacer esto en los interrogatorios, hace que la persona culpable empiece a ponerse nerviosa por su presencia, se siente vulnerable, intimidado y hace que hablen, era increíble, pero también significa que va a interrogarle por algo y no tenía la cabeza para eso, más bien, nunca tenía su cabeza para él.

-Me gustaria saber una cosa.- Rompe al fin el hielo Thomas.- Me gustaria saber por que mi hijo es un alcohólico y se ha emborrachado entre semana sabiendo que al día siguiente tiene que trabajar y dar no solo el cien por ciento, sino, tiene que dar el mil por ciento de sí mismo, tiene que demostrar que es un supervisor , tiene que dar ejemplo, demostrar la valía. Esta falta de responsabilidad deja mucho que desear, ya no puedes hacer que tus hombres investiguen algo tan sencillo que tienes que mancharte las manos tú mismo, sino, que además tenemos que ver como vas por ahí con la cara desconfigurada por haber estado bebiendo, así que dime, ¿porque te emborrachaste anoche?- Estaba serio, no había alzado la voz, simplemente estaba demostrando su poder y marcando su territorio.

¿Seré capaz de amarte después?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora