Capítulo 7. Una historia

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Domingo 23 de diciembre de 2018, New York, USA.

Se acercaban los días de navidad, la época más blanca, cariñosa y feliz del año, dónde casi todas las empresas del mundo cerraban o daban vacaciones de navidad para que sus empleados puedan reunirse con sus familiares, pero, este no era el caso de los agentes, y más habiendo un caso tan importante en la parrilla por resolver, estaban todos dando el cien por cien.

Taylor llevaba unos días preguntando se, más específicamente desde que ha decorado su casa entera de decoraciones navideñas, qué tipos de planes tenía Alessandro, ya que, estaba solo en Estados Unidos debido a la investigación.

Cuando pensaba en ello no podía evitar entristecerse, no podía imaginarse solo en un país desconocido sin amigos ni familia, estando lejos y sin poder volver a casa en fechas tan señaladas como estas, su conciencia no le dejaba estar tranquilo.

Llegó el momento de hacer un breve descanso para tomar un café, ambos compañeros decidieron ir a la sala de descanso del final del pasillo donde se encontraba una mesa redonda con unas cinco sillas, una nevera, una sandwichera y una máquina de hacer café, el sitio ideal para poder descansar la mente y recargar las pocas energías que les quedaban.

-Alessandro, he estado preguntándome algo durante este tiempo.- Taylor preguntaba mientras se echaba azúcar en la bebida amarga que se había preparado.

-Dime, ¿Qué es lo que ronda por tu mente?- miraba el pelinegro al rubio de reojo mientras la máquina escupía el café dentro de la taza del italiano.

-¿Qué harás esta noche o mañana?- Preguntó sin rodeos.

-Supongo que trabajar, como tú.- El pelinegro le miró con algo de desconcierto.

-Aparte de eso, mañana es navidad, es una festividad para estar en família y como estás aquí, sin nadie, me preguntaba ¿si querías venir hoy a cenar con Alma y conmigo a casa?, o ¿si quieres venir a comer con mi família mañana después de trabajar?- Preguntó sin ningun tipo de rodeo, ambos se miraron y el pelinegro se quedó callado dudando de qué contestar.

-Gracias Taylor, de verdad, pero no me importa quedarme en casa solo, no quiero estar en medio de un plan de pareja o de tu familia.- Se sentó en la silla mientras soplaba el café para que se enfriará y dando un pequeño sorbo.- Qué malo está el café de aquí, mio Dio, che caffè pessimo.- Hablaba con muecas de disgusto y negando con la cabeza.

-¿Cómo no te va a importar estar solo en navidad, Alessandro?- Taylor a veces no entendía su desinterés, por la vida en general.- Vamos, nos lo pasaremos bien, tengo un cuarto en el que puedes descansar después de la cena y así poder desayunar con nosotros.- Alessandro se agarraba el puente de la nariz.- Incluso podemos salir a tomar una copa.- El italiano lo vuelve a mirar y ya cansado de la insistencia del rubio.

-Taylor, yo nunca he celebrado navidad, ni el año nuevo, ni siquiera mi cumpleaños, no celebro ninguna festividad y por mi, cuanto más trabajo mejor. No quiero sonar descortés, pero no me importa estar solo porque nunca lo he celebrado, no puedo echar de menos algo que nunca he tenido.- Explicó Alessandro mientras se tomaba el café tranquilamente sin un ápice de tristeza en su rostro.

-¿Cómo? ¿Qué clase de persona no celebra nada?- El rubio seguía sin entender.

-La clase de persona que tuvo una madre drogadicta que vendía su cuerpo a la mafia para poder costearse las drogas y un padre desaparecido por culpa del juego y los malos vicios.- Su compañero se quedó por primera vez en mucho tiempo en silencio observando sin saber qué decir.- Disculpa, no quería incomodarte, es solo que yo no estoy acostumbrado a este tipo de cosas, siempre he estado solo.-

¿Seré capaz de amarte después?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora