Capítulo 8. ¿Noche buena o buena noche?

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Domingo 23 de diciembre de 2018, New York, USA.

Alessandro entraba en la casa de Taylor y Alma dejando el abrigo en el perchero de la entrada y proporcionando un obsequio a su compañero de modo de agradecimiento por la invitación de la cena.

El italiano vestía una camisa negra algo transparente pero con el bolsillo del pecho y los dos del abdomen totalmente opacos, esa camisa mostraba su esculpido cuerpo sutilmente, se podian observar levemente que los tatuajes de sus manos y antebrazos continuaban hacia el hombro y su espalda entera, junto con unos pantalones de traje negros y un cinturon a juego con las botas negras de cuero.

El pelinegro caminaba detrás del estadounidense dirigiéndose hacia la cocina encontrándose a Alma recuperando el rol de cocinera, ambos se saludaron mientras Taylor guardaba las dos botellas de vino italiano en la nevera para que se mantuviera fresco.

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Los tres estaban divirtiéndose mientras bebían de sus copas de vino sentados en el sofá grisáceo del salón mientras sonaba algo de música de fondo, habían cenado mientras hablaban de anécdotas graciosas o de historietas que les había ocurrido a cada uno, Taylor no podía sentirse más acompañado gracias a su nuevo amigo y a su novia.

-Yo... hacer dificile hablar...en ingles..cuando he... bebido...- Comentaba el italiano con un acento algo más pronunciado mientras sonreía al compás de la pareja.

-Quérate a rormir Alesssssandro, hay una habitación re invitaros.- Al rubio le costaba articular algunas palabras de manera correcta seguía sonriendo mientras se intentaba poner derecho tambaleándose un poco, ambos compañeros habían bebido unas cuantas copas de más, por suerte, estaban en casa.

-Menudos los "zipi y zape", que poco aguante tienen.- Alma se reía ante su propia comparación a los dibujos de su infancia hacia ellos dos.- Vamos Alessandro, te acompañaré al cuarto y te dejaré un pijama de Tay.- Camino hacia él haciéndole una seña con la mano para que la siguiera.- Y tú señorito a la cama a dormir.

Ambos hicieron un saludo militar ante la autoridad de ella en forma de burla por la autoridad de ella mientras reían a carcajadas, Alma puso sus manos en ambas caderas intentando poner cara seria, pero fué misión imposible debido a sus risas contagiosas de ebrios, parecían adolescentes disfrutando del momento con su mejor amigo. Taylor no se acordaba del tiempo que hacía que no se divertía tanto, por un momento podía estar despreocupado.

-Yo no sé de qué os reís tanto, sólo os voy a recordar que en cinco horas tendréis que despertaros para ir a la oficina.- Los compañeros se miraron entre sí para cambiar su risa por quejas mientras el pelinegro se incorporaba del sofá para seguir a Alma.

Ambos paseaban por la planta baja en busca del cuarto mientras Taylor subía a la planta de arriba por las escaleras para llegar al vestidor que se ubicaba en una habitación pequeña al lado de su cuarto para sacar un pijama para él y para su compañero, por suerte eran similares de cuerpo, aunque el moreno midiera un metro ochenta centímetros a diferencia del rubio que se le añadían diez centímetros más. Al conseguir el conjunto bajó poco a poco debido a los efectos del alcohol hasta que llegó a la habitación de invitados donde se encontraban Alma y Alessandro mientras ella abría el armario para sacar unas sábanas limpias y una manta mientras el moreno se desabrochaba la camisa.

-Toma Alessandro, tu pijama...- Taylor observaba los tatuajes mientras Alma pasaba absolutamente de la escena y preparaba la cama.- ¡Wow! ¿Eso no te dolió?- Preguntó mientras señalaba a los pezones del pelinegro los cuales estaban perforados, cada día se sorprendía más con su compañero, eran tan diferentes, si él hubiese tenido ni siquiera un tatuaje su padre lo habría desheredado de inmediato.- Y aun asi nunca has tenido novia, yo lo que creo es que eres un mujeriego de cuidado, amigo.

¿Seré capaz de amarte después?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora