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Jake abrió los ojos confundido, no sabiendo dónde se encontraba exactamente y con la cabeza doliendole como si se hubiese golpeado la misma. Se puso de pie, saliendo de la cama y tratando de recordar si antes había estado en esa habitación, pero por más que intentaba no podía traer a su mente ningún recuerdo.

Intento caminar hacia una de las puertas, pero se tropezó con algo y cayó al suelo, pegándose contra este. Se giró tras escuchar un quejido proveniente de alguien más, por fin notando el cuerpo que estaba recostado en el suelo, el que ahora se tomaba el estómago con dolor.

-¡Ah-! ¡Perdón!- se acercó para intentar verle el rostro, temiendo que fuese algún desconocido. Pero el chico se giró y pudo ver a Heeseung quejándose en murmuros. Se apoyó en sus rodillas y lo empujó un poco. -¡Heeseung! ¡idiota! Creí que era alguien más.

El contrario se enderezó aún con dolor. -¿O sea que no importa haberme golpeado porque me conoces? Vaya~

-¡Sabes que no me refiero a eso!- Jake se cruzó de brazos y lo miró con molestia. -Como sea, ¿dónde estamos?

-Estoy bien, gracias por preguntar.- Shim viró los ojos aún en la misma posición. -Estamos en mi habitación, supongo que mamá ya habrá llegado así que toma un baño o lo que sea e iremos a desayunar.

Heeseung se puso de pie como si nada de la situación fuese extraña y tomó las mantas del suelo para ponerlas en la cama, mientras que Jake lo miraba expectante desde el suelo.

-¿Tu... habitación?- susurró, sintiendo un escalofrío de sólo pensar en que había dormido, nuevamente, en un mismo cuarto con Heeseung. -¿Por qué estoy aquí?

Lee le extendió la mano y Shim la tomó para ponerse de pie, después soltandolo cuando sentía había sido demasiado tiempo sujetándola. Se abrazó a si mismo al sentir una extraña sensación en el pecho.

-Bebiste demasiado anoche, y te traje aquí porque no podía llevarte a casa en la motocicleta, y estaba cerca.- cortó con sencillez, colocándose sus zapatos y listo para salir de la habitación. -Hay ropa en el armario,- dijo señalando una puerta blanca. -Toma un baño y baja, o mamá pensará cosas raras.

Jake le dio un golpe por lo último, siendo la risa de Heeseung lo último que escuchó antes de que este saliera del cuarto. Soltó un suspiro mientras veía el lugar, tratando de recordar que había sucedido exactamente la noche anterior, pero su cabeza dolió así que se resigno y entró al baño, suponiendo que era la puerta a un lado del armario, para así despertarse por completo.

No tardo más de diez minutos en ducharse; se había puesto la misma ropa interior, porque por más que Heeseung fuese una especie de amigo ahora, le sería incómodo tomar sus prendas de esa manera, además de vergonzoso. Abrió el armario y busco algo ligero, tampoco quería hurgar demasiado siendo que no era ropa suya, así que tomó la primera camisa lisa que encontró y unos pantalones cortos, esperando no le quedarán demasiado grandes.

La puerta de abrió justo cuando terminó de vestirse. Se giró con sorpresa y vio a Heeseung mirándole en silencio, lo cual provocó que se sintiera pequeño.

-¡Deja de verme así!- se quejó. -¿Esta muy grande?- cuestiono dando una pequeña vuelta, no realmente sabiendo por qué había preguntado aquello.

-Puedes usar tus pantalones al irte, los meteré a lavar.- Heeseung tomó la ropa que había dejado en el baño y se la llevó, no diciendo demasiado antes de salir nuevamente.

Jake creyó que el tatuado se burlaría al verlo usando su ropa, pero éste parecía evitar verlo demasiado después de que él habló, incluso podía sentir que el más alto soltaba tan rápido las palabras que había sido un milagro que le hubiese entendido.

Se encogió de hombros, no dándole demasiada importancia y salió de la habitación, dándose cuenta después que la madre del pelinegro no se encontraba en casa, pero que Heeseung había preparado algo para comer.

Vaya... No es tan inútil como pensé.

𝙎𝙏𝙊𝙋 ʰᵉᵉʲᵃᵏᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora