Abre las alas y me doy cuenta que estamos en el Tártaro, Hermes me suelta y me alejo de él.
-Daria, ahórrame el trabajo de asesinar a tú amiga para obligarte. –lo miro estupefacta.
-Ella está...
-Embarazada, lo sé y no me importa, ahora, abre el cofre. –lo señala a un lado mío.
-N-No...-se acerca tranquilamente a mí.
-Daria, corazón...-dice suspirando. –No todos los días mi hermano está muriendo, así que...
-¿Tú hermano?
-Zeus, ahora...
-¿Está muriendo? ¿Cómo?
-No lo sabías. –niega y suspira. –Verás, cuando las personas comienzan a odiar a un Dios que es vida, ese Dios comienza a morir, en este momento hay personas que lo odian, sus estatuas están en el suelo...
-Él no puede morir, tú no...
-Eso no importa ahora, de seguro habrá un estúpido milagro o como lo quieras llamar, por eso estoy aprovechando la oportunidad. –me voltea hacia el cofre. –Ábrelo. –niego. - ¿Por qué me pones las cosas difíciles? -suspira con frustración.
-Porque si lo abro, Cronos destruirá todo...
-Prometo que no le hará nada a tú novio, si eso es lo que te preocupa.
-No...
-¿Recuerdas que tú decisión recae sobre dos vidas? – aprieto mis manos fuertemente por la rabia. ¿Por qué tenía que ser yo? ¿Qué pasa si se equivocaba?
-Yo no puedo abrirla...-murmura.
-Sabías como abrir el Tártaro y las puertas de los titanes, así que ábrelo. –señala el cofre.
-¿Qué pasa si no puedo?
-Si podrás.
-¿Pero qué pasa si no? –lo miro. - ¿Asesinarás a Keila?
-No soy tan cruel como Hades, corazón. –se acerca sentándose en una piedra. –Si existe una posibilidad de que no puedas simplemente te llevo con Hades y acepto mi castigo.
-¿Lo prometes? –me mira. - ¿Prometes que no lo lastimará?
-Lo prometo, incluso lo defenderé de papá. –me giro y miro el cofre. Sabía abrirlo, algo me lo decía y algo me hacía querer abrirlo, pero me sentía insegura. Tomo el candado e introduzco mi dedo, suena un leve click y giro levemente, tenía el candado en la mano, Hermes se acerca y abre el cofre, el suelo comienza a temblar fuertemente haciéndome caer. –Sí que será divertido. -dice con una sonrisa extraña en sus labios.
Una neblina espesa comienza a salir del cofre junto a una risa burlona. Retrocedo chocando con la piedra donde Hermes estaba sentado.
No solo tenía miedo sino que sentía como algo drenaba mi energía, me sentía cansada, pero no tanto como para desmayarme, tenía una extraña sensación en mi estómago y algunas veces, todo giraba.
-¿Qué hice? –digo viendo cómo se comienza a formar un cuerpo entre la neblina. Mi mano baja a mi estómago, sentía miedo, quería vomitar y retroceder el tiempo.
-No temas, es tú suegro. –me dice Hermes riendo.
-Así que...-dice Cronos con una voz rasposa, aun no lo podía distinguir por la neblina. –Fuiste tú.
-¿Qué puedo decir? –dice Hermes tranquilamente y Cronos se ríe.
-¿Cómo conseguiste la llave?
-Esta chica es la llave. -trago grueso.
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Dioses Griegos. La llave de Pandora
FantasyMi nombre es Daria Mitchell, soy escritora de columnas en el periódico Times York, es aburrido, pero me gusta o eso creo, al menos me da lo suficiente para que mi madre esté feliz, quería algo diferente, pero ella sufre de crisis nerviosa, no podía...