El extraño.

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Zeus entra frustrado y me levanto rápidamente.

-¿Qué sucede? -digo viéndolo.

-El imbécil de Poseidón dejará que el kraken nade libre por el mar.

-Esa cosa podría asesinar a muchas personas.

-Ya lo ha hecho. –se sienta en la cama y pasa sus manos por su cabello.

-¿Por qué no hablas con él?

-No me oirá.

-¿Y si voy yo? –me mira. –Quizás...

-No. -dice seriamente.

-¿Entonces dejamos que esa cosa siga asesinando a más personas? –se levanta.

-¿Y quieres que me quede de brazos cruzados mientras él te asesina o algo peor?

-Puedo arreglar lo que hice.

-Tú no lo hiciste.

-Lo hice enojar, solo...

-No. –se sienta. La puerta se abre y entra Apolo.

-No puedo tocarlo, no si Poseidón está protegiéndolo.

-Lleva a Atenea.

-Está con Hera, están hablando.

-Llévala. –Apolo sale sin decir nada.

-Podemos...

-No. –dice interrumpiéndome y respiro hondo. >>Este hombre es frustrante<< pienso.

-Iré por mí misma cuenta. –voy a salir y la puerta se cierra, lo miro para encararlo y está frente a mí.

Se veía imponente, pero no permitiría que me hiciera sentir o ver inferior.

-No irás. –dice fríamente.

-¿Según quién? ¿Tú?

-Sí.

-¿Acaso te crees mi dueño? –no dice nada. –Porque si es así...

-¿Quieres que te diga por qué?

-Estaría muy agradecida. –suspira pesadamente.

-Bien. –se aclara la garganta. –Comencemos con que tendrías que ir al Inframundo, a donde esas criaturas te están esperando, si logras pasarlas te verás con Cerbero que despellejaría en un abrir y cerrar de ojos...

-Entonces acompáñame.

-No puedo entrar.

-Bien, entonces quedémonos de brazos cruzados viendo como todos mueren.

-Atenea y Apolo están allá.

-Me alegra que estén allá. –me siento al otro lado de la cama mirando hacia la pared.

Estaba enojada, sentía que no hacía nada y era así, solo estábamos en su habitación haciendo nada.

-¿Por qué eres así? –dice acostándose en la cama.

-¿Cómo? –lo miro.

-Tan desquiciante y deseable al mismo tiempo. –dice mirando al techo.

-Pues...

-Hago todo lo que puedo ¿sabías? –me mira. –Podré ser el Dios más poderoso de todos, pero aún siguen siendo mis hermanos, también son poderosos.

-Lo sé. –se sienta. –Solo que aunque disfrute ver como alguien que cometió un crimen atroz muere, no significa que disfrute ver que alguien inocente muera. –él suspira.

Dioses Griegos. La llave de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora