Espero les guste y comenten si les esta gustando, lxs estaré leyendo 💜
***********************************
Ha pasado una semana desde que vi al hombre misterioso en la fiesta y ese sueño se repite una y otra y otra vez, cada vez es más recurrente, no le he dicho a nadie, quizás me esté volviendo loca, la verdad no lo sé, tengo miedo. Si le llego a contar a Keila seguro pensará que enloquecí o algo así, he tratado de olvidar ese asunto con trabajo, pero no puedo, cada vez que cierro los ojos el sueño está ahí, también he sentido que alguien me observa y eso de verdad me aterra, no he salido de mi casa, pero las veces que he salido pude sentir como alguien me observaba, quizás enloquecí y todo sea un producto de mi imaginación, eso espero la verdad.-Daria…-me dice Keila sacándome de mis pensamientos, la miro.
-¿Qué?
-Te estoy hablando. –dice frustrada. –No me estás oyendo.
-Lo siento, estaba pensando en unas cosas.
-¿Cómo en ir al centro comercial y comprar cosas?
-Solo si tú pagas. –ella saca una tarjeta negra. - ¿De dónde sacaste eso? –ella sonríe.
-¿Quién crees tú que me la dio?
-Que perra. –digo riendo. - ¿Cuándo viste a tú suggar daddy?
-Ayer, no te lo dije porque era una sorpresa.
-¿Tuvieron…?
-No, me pidió que volviera con él, me hice la difícil y me dijo que si volvía con él me regalaría una tarjeta negra y bueno, ya sabes mi respuesta. –nos reímos. –Así que yo invito.
-Bien, está decidido. –sonríe ampliamente.
Esta vez salimos más temprano del trabajo, Tim está en la capital con los jefes de más arriba en una reunión, la encargada es Clara así que salimos temprano, a parte porque no ha habido mucho que escribir.
Nos dirigimos al centro comercial y Keila enciende la radio, la música de Miley Cyrus comienza a sonar.
-¿Te puedo decir algo?
-Claro, lo que quieras. –dice sonriendo con la vista fija en la carretera. Suspiro.
-Siento que estoy enloqueciendo.
-¿A qué te refieres?
-No lo sé, solo… es extraño, he estado teniendo unos…-respiro hondo. –Unos sueños extraños.
-¿Sueños húmedos?
-No, ojalá y fuesen esos.
-¿Entonces?
-Es…-se estaciona en el estacionamiento del centro comercial y me mira. –Olvídalo, quizás sea solo estrés.
-No, dime, me preocupas porque desde la fiesta actúas extraño.
-Siento que alguien me observa.
-¿Qué?
-Sí, no sé porque, pero no me siento segura…
-¿Un acosador? ¿Llamaste a la policía?
-Mamá se moriría si lo hago.
-¿Qué te parece si me quedo en tú casa esta noche?
-Estaría bien. –ella sonríe.
-Bien, veremos quién es tú acosador.
-Sí…quizás solo sea un producto de mi imaginación.
-Espero que sí, pero no te preocupes por eso ahora. –asiento. –Vamos a comprar. –nos reímos.
Entramos al centro comercial y entramos a varias tiendas a comprar ropa y zapatos, al comprar todo lo que necesitábamos nos vamos a una hamburguesería, me siento y Keila va a comprarlas. Hay varias personas sentadas comiendo y charlando.
ESTÁS LEYENDO
Dioses Griegos. La llave de Pandora
FantasyMi nombre es Daria Mitchell, soy escritora de columnas en el periódico Times York, es aburrido, pero me gusta o eso creo, al menos me da lo suficiente para que mi madre esté feliz, quería algo diferente, pero ella sufre de crisis nerviosa, no podía...