-Daria...-dice Zeus. –Vuelve...-su voz era de súplica.
-No. –digo fríamente.
-Sé que cometí un error...
-Vas a tener un hijo...
-Hera la asesinó. –lo miro sin decir nada. - ¿Eso querías oír?
-No. –va a hablar y lo interrumpo. –Solo porque Hera la haya asesinado no significa que no haya pasado.
-Lo sé, lo sé, maldita sea ¡sé esa mierda! Pero vuelve. –su voz sale entrecortada. –Por favor, si quieres me arrodillo o...
-Perderías tú tiempo. –una lágrima desciende por su mejilla. –Olvidé todos los malditos prejuicios hacia ti, de verdad pensé que tú esta vez serías diferente, pero ya veo que no.
-Daria...
-No, no soy Hera que puedes engañar y que ella aún sigue ahí, eres un idiota al no ver que te ama de verdad, ella sufre por ti, por tus estupideces...
-Te amo es a ti.
-Y yo amo a Hades.
-Es mi hermano y sé que si te quedas con él morirás.
-Sí, es tú hermano y a él también le duele que seas un idiota.
-Ven, no me hagas cometer una idiotez.
-Ya la hiciste. –se va a acercar y retrocedo. –Aléjate de mí. –me mira tristemente y todo el lugar se envuelve de un blanco cegador. Me cubro los ojos.
Abro los ojos y Hades está observando algo entre sus manos.
-Volvió a aparecer ¿cierto? -dice.
-Sí ¿cómo sabes? –me recuesto para mirarlo y él me mira.
-Solo lo sé, es un séptimo sentido, además es mi hermano.
-Te preocupa. –suspira. –Lo quieres. –no dice nada y coloco mi mentón en su pecho. –Es lindo. –me mira.
-No lo creo. –dice suspirando y sonrío.
-Yo creo que sí, puedes decirle idiota, pueden pelear e incluso casi asesinarse, pero...
-¿Has hablado con tú amiga? –me mira.
-¿Keila? –asiente. –No ¿por qué?
-Creo que está embarazada.
-¿Qué? –lo miro sin poder creérselo. –Si querías cambiar de tema drásticamente, lo lograste. –sonríe de lado. - ¿Quién te dijo? ¿Hermes?
-Lo vi.
-¿Cómo...? ¿Cómo que lo viste? No entiendo.
-¿Recuerdas cuando dije que podía ver algunas cosas? –asiento. –Bueno, la vi.
-Eso significa que... ¿podría morir?
-No. –dice riendo. –Eso significa que mi madre estará en todos lados.
-¿Tú madre? –asiente. –Entonces...-me besa.
-Te tengo un regalo. –asiente sonriendo.
-¿Me asustarás de nuevo?-No. –dice riendo. –Idiota...-me besa.
-Te amo. –me río. –Bien...-alza su mano y me cruzo de brazos. –Es magia. –junta sus manos y al abrirlas hay un teléfono.
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Dioses Griegos. La llave de Pandora
FantasíaMi nombre es Daria Mitchell, soy escritora de columnas en el periódico Times York, es aburrido, pero me gusta o eso creo, al menos me da lo suficiente para que mi madre esté feliz, quería algo diferente, pero ella sufre de crisis nerviosa, no podía...