Epílogo.

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1 año más tarde.

-Hades...-me dice Poseidón. –Vete ya, sabes que Zeus está buscando una solución...

-No me importa, él puede buscar su solución, yo buscaré la mía.

-¿Acaso ella no te hizo prometer que ibas a estar bien? –miro la brecha por la que Cronos había sido encerrado, aún estaba ahí, la figura de Daria había quedado ahí plasmada, sabía que estaba viva y que debía hallar una forma de traerla, eso lo haría a cualquier costo.

-Estoy bien.

-Sí, lo noto. –niego. - ¿Nada, hermanito?

-No. –dice Zeus. –Hefesto desapareció también.

-¿Rhea? –dice Poseidón, pero no me importaba lo que dijeran, quería que Daria estuviese a mi lado, eso era todo en lo que podía pensar.

-Menthe quiere hablar contigo. –dice Zeus. –Hades...-lo miro.

-¿Qué?

-Menthe quiere hablar contigo, ha estado tratando de comunicarse contigo, así que ve a dormir o a descansar o tener sexo, no lo sé...

-No tendré sexo. –va a hablar y lo interrumpo. –Volveré más tarde.

-¿Quieres que te encierre allá abajo? –lo miro. –Sabes que sería capaz.

-¿Qué quieres?

-Que cumplas la promesa de Daria. –dice Poseidón.

-No puedo...

-Hazlo o te haré cumplirla a la fuerza. –dice Zeus.

-Bien, estaré solucionando los problemas abajo. –desaparezco y aparezco en el Inframundo. Menthe me mira y sonríe ampliamente.

-¡Hadesito! –me abraza.

-Sí, ahora no...

-Sí, lo sé, estamos muy ocupados, sobre todo porque decidí colocar a Medusa en los Campos Elíseos y...

-¿Qué? –ella asiente. - ¿Por qué hiciste eso?

-Porque no me hacían caso, solo me toman por juego y estoy cansada, además de que Medusa se ofreció, está triste.

-Sí, lo sé. –me siento.

-Ahora...-ella se sienta a un lado mío. –Quería preguntarte si podríamos...

-No puedes subir, menos ahora...

-Vamos, Hadesito, quiero conocer el mundo y...

-No, Menthe.

-Eres cruel. –dice con la voz entrecortada.

-Lo siento. –deja escapar un sollozo. –Solo...-la abrazo. –No puedo ahora...

-¿Entonces puedo vivir contigo?

-Sí. –ella me mira. –Cuando se arregle prometo llevarte. –sonríe y le limpio las lágrimas.

-Eres el mejor.

-Sí, lo sé. –su sonrisa se amplia. Quería a Daria aquí, sentía que no podía, pero no sabía si se podría.

Dioses Griegos. La llave de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora