Primer Amor

Shadows of Doubt

Al día siguiente, Rose se despertó con la mente aún dando vueltas en torno a lo sucedido en la cafetería. Evans, con su cabello pelirrojo y sus ojos plateados, se había convertido en un pensamiento constante. Recordaba cada detalle de la tarde anterior, desde la manera en que le sonrió hasta cómo la había mirado fijamente, como si estuviera tratando de leer su alma. Esa mirada la desarmaba, la hacía sentir vulnerable, y más ahora, después de haber compartido un momento tan cercano y personal con él. La idea de verlo en clase la ponía nerviosa; se sentía incapaz de sostener su mirada.

Mientras se preparaba para la escuela, Rose repasaba en su cabeza la conversación de anoche en el grupo de WhatsApp. Todas sus amigas habían estallado de emoción y le habían dado consejos sobre qué hacer. Harper sugería que tal vez Evans estaba interesado en ella, mientras que Yazmin le decía que disfrutara el momento y dejara de preocuparse. Sin embargo, Rose no había confesado un detalle crucial: el mensaje de WhatsApp que Evans le había enviado e inquieto la  invitación a la cafetería. Esa parte la había omitido por alguna extraña razon. Rose no estaba segura de lo que era, y pero no quizo indagar más, tal vez realmente no era tan importante y Evans bromeaba.

Al llegar a la escuela, sus amigas la rodearon, todas hablando al mismo tiempo, haciendo preguntas y lanzando teorías. Lily, con su característico entusiasmo, le agarró el brazo y preguntó:
"¡¿Y cómo te fue?! ¿Qué te dijo? ¿Te dijo algo especial?"

Rose sonrió tímidamente, intentando calmar los nervios que le revoloteaban en el estómago. "Fue agradable, solo hablamos... de cosas. Nada especial, en serio," respondió, con la esperanza de desviar la atención.

"Vamos, Rosie," insistió Harper, "cuentas eso y parece una cita de K-Drama, ¡queremos detalles!"

Lo juro, no fue una cita," aseguró Rose, negando con la cabeza. Pero en su mente, la duda seguía latente. ¿Y si lo era? ¿Y si Evans realmente quería algo más que amistad? Esa idea la llenaba de pánico. No porque no quisiera, sino porque no sabía cómo manejarlo. La idea de enamorarse la asustaba. Aún podía sentir en su piel el escalofrío de la cercanía de Evans la tarde anterior. La incomodidad de saber que alguien podría verla de esa manera, más allá de la amiga simpática que compartía historias divertidas en Instagram, la abrumaba.

En clase, Rose decidió sentarse en la esquina más lejana del aula, esperando evitar a Evans. Sin embargo, no pudo evitar verlo entrar, con su figura alta y esa caminata segura. Se dirigió directamente a su asiento, pero no antes de mirarla y esbozar una sonrisa. Rose sintió su rostro enrojecer y rápidamente bajó la vista hacia sus apuntes. Su corazón latía con fuerza, y por un momento se preguntó si Evans también podía oírlo.

Durante el resto de la clase, Rose intentó concentrarse en la lección, pero su mente vagaba hacia Evans y la cafetería. La manera en que la había hecho sentir especial, como si el mundo se redujera a los dos, la hacía temblar. ¿Qué significaba todo eso? ¿Y cómo iba a enfrentar esos nuevos sentimientos? Lo último que quería era enamorarse, porque enamorarse significaba abrirse, ser vulnerable, y, sobre todo, significaba la posibilidad de salir herida.

Cuando la campana sonó, Rose recogió rápidamente sus cosas, con la intención de salir del aula antes de que Evans tuviera la oportunidad de hablar con ella.

Así estuvo varias clases evitandolo, algunas clases fingía preguntar a los maestros algo de la lección y salía con ellos, era inevitable ya fingir que no lo hacía.

Finalmente en la última clase mientras se dirigía a la puerta rapidamente, sintió una mano suave pero firme en su brazo.

"Rose," la voz de Evans era suave y su tono lleno de algo que no pudo identificar. "¿Podemos hablar? Realmente se que a lo mejor estés nerviosa pero estoy seguro que necesito decirte lo que te mandé ayer por mensaje.