Primer Amor

Traces of Distrust

Rose se tumbó en la cama, agotada tras el día intenso. No podía evitar pensar en lo que Evans le había contado, y el nudo en su estómago no desaparecía. Decidió intentar contactar a sus amigas para buscar algo de consuelo, pero la situación se volvió frustrante rápidamente.

Llamó a Lily, Alexa y Mitchell, pero nadie respondía. Finalmente, Michelle contestó, pero su voz sonaba rara, y había un ruido de fondo, como si estuviera tratando de silenciar un tumulto. La conversación se cortó rápidamente y Michelle le dijo que estaba ocupada antes de colgar. Algo en el interior de Rose se apachurró y unas lágrimas empezaron a formarse, pero se las limpió rápidamente, convencida de que estaba siendo exagerada.

Sin embargo, antes de dormir, Lily finalmente le regresó la llamada. Parecía preocupada y le dijo que había visto las llamadas perdidas de Rose y que todas estaban un poco inquietas.

—Lo siento por no contestar antes. Esta mañana, planeamos una reunión de los Smoothies en la quinta de una tía de Michelle, pero yo dije que no podía ir por una cena familiar. Supongo que no viste el grupo de WhatsApp que usamos para organizarlo —explicó Lily—. No sé por qué no estás en ese grupo, pero pensé que sería bueno aclarar las cosas.

Rose se quedó en silencio por un momento, asimilando la información. Recordó que en una ocasión anterior, Alexa, la administradora de los grupos de WhatsApp, había creado un nuevo grupo sin ella, lo que había generado una gran discusión. Aunque Rose intentó no darle demasiada importancia, no pudo evitar sentir un pinchazo de tristeza.

—No sabía nada de la reunión —dijo finalmente—. Supongo que me excluyeron de nuevo sin decírmelo.

Lily suspiró al otro lado de la línea.

—Lo siento, Rose. No era mi intención que te sintieras así. Si quieres, podemos hablar más sobre esto en persona mañana. ¿Te parece bien?

Rose asintió, aunque Lily no podía verla.

—Sí, eso estaría bien. Gracias por llamarme —dijo con voz cansada.

—De nada. Cuídate —respondió Lily antes de colgar.

Rose apagó su teléfono y se tumbó en la cama, sintiendo una mezcla de alivio y desilusión. Sabía que había un problema de comunicación con sus amigas, pero el día había sido tan agitado que le resultaba difícil procesar todo. Mientras el sueño empezaba a vencerla, se preguntó qué otros secretos podrían estar escondidos detrás de las apariencias de sus amistades y cómo podría aclarar todo eso sin perder lo que más valoraba en su vida.

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Era un nuevo día en la preparatoria, y aunque intenté empezar con una mentalidad positiva, la inquietud seguía latente en mi mente. Con la esperanza de despejar mis pensamientos, me dirigí a clase con la sensación de que, al menos por hoy, tenía que encontrar un poco de normalidad en mi rutina.

Al llegar al colegio, me di cuenta de que no veía a ninguna de mis amigas cerca de mi casillero. A diferencia de lo esperado, me encontré con Evans, que parecía esperarme con una mirada de culpa. Su expresión era seria cuando me preguntó cómo estaba y me dijo:

—Deberías tener cuidado con en quién confías y a quién consideras amiga. Por lo que vi, no lleva nada bueno. La gente es traicionera. Yo confío en mi intuición y sé con quién hablar y con quién no. Soy de muy pocos amigos por eso, porque cuando menos lo esperas, te pueden apuñalar por la espalda.

Sus palabras golpearon como un balde de agua fría. Mis ojos se nublaron y sentí cómo mi mundo se desmoronaba en segundos. Las lágrimas comenzaron a escaparse sin que pudiera detenerlas. Retrocedí unos pasos, tratando de procesar lo que acababa de escuchar, y sin decir una palabra más, me giré y comencé a caminar rápidamente hacia la siguiente clase. Evans me seguía, pisándome los talones, su rostro reflejando una profunda preocupación.