The Weight of Feelings and the Noise of Rumors

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El sol brillaba en un cielo despejado mientras Rose se dirigía a la biblioteca, donde había planeado encontrarse con Takashi. El ruido de la preparatoria había sido reemplazado por un murmullo constante de rumores y comentarios sobre la escena que había tenido lugar la semana pasada. Rose había decidido que era hora de enfrentar a Takashi y aclarar la situación entre ellos.

Al llegar a la biblioteca, encontró a Takashi sentado en una esquina tranquila, nervioso y con el rostro enrojecido. Rose se acercó y, tomando aire, comenzó:

— Takashi, necesito hablar contigo sobre lo que pasó. — Su voz temblaba ligeramente, pero se mantenía firme.

Takashi levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los de Rose. Parecía angustiado, pero también resoluto. Con un suspiro profundo, comenzó a hablar:

— Rose, sé que lo que pasó fue inesperado. No quería hacerte sentir incómoda. — Se detuvo por un momento, buscando las palabras correctas. — La verdad es que... sí, tengo sentimientos románticos por ti. No sabía cómo decírtelo, y lo que hice fue un error.

Rose sintió una oleada de confusión y emoción. La revelación de Takashi era algo que había temido pero al mismo tiempo deseado comprender. Antes de que pudiera responder, Takashi, incapaz de contenerse, se inclinó y trató de besarla. Rose, alarmada y asustada por el repentino movimiento, se alejó rápidamente, su rostro pálido y sus ojos abiertos en sorpresa.

— Takashi, ¡no! — Exclamó, dando un paso atrás, su voz temblando de angustia. — ¡No debiste hacer eso!

Takashi, con el rostro lleno de arrepentimiento, rápidamente se apartó y levantó las manos en señal de disculpa. Su rostro estaba cubierto de vergüenza.

— Lo siento, Rose. No debí haberlo hecho. — Su voz estaba llena de arrepentimiento. — Por favor, olvida lo que pasó. Seguiré siendo tu mejor amigo, y no dejaré que esto cambie nuestra relación.

Con una inclinación y una profunda vergüenza, Takashi recogió sus cosas y salió de la biblioteca sin mirar atrás. El peso de la situación y la intensidad de las emociones lo llevaron a una retirada apresurada.

Rose, conmocionada por el impacto del momento, no pudo evitar que las lágrimas comenzaran a rodar por sus mejillas. Su cuerpo temblaba mientras intentaba controlar su llanto. Estaba abrumada por la mezcla de confusión, tristeza y la sensación de haber fallado a ambos chicos.

De repente, Evans apareció en la puerta de la biblioteca, observando la escena. Su rostro se oscureció de celos y enojo al ver el beso fallido y la disculpa de Takashi. Se acercó rápidamente a Rose, que estaba sola y llorando en el rincón de la biblioteca.

Sin decir una palabra, Evans se arrodilló junto a ella y la abrazó con ternura. Su presencia era reconfortante y silenciosa, proporcionando un apoyo que Rose necesitaba desesperadamente en ese momento. Aunque no había palabras, el abrazo y el gesto de consuelo de Evans eran más que suficientes para que Rose sintiera un poco de alivio.

Mientras Evans la sostenía, Rose permitió que su llanto fluyera libremente, sintiendo la calidez del apoyo silencioso de Evans. La angustia y el dolor que había estado acumulando finalmente encontraron una salida, y aunque la situación seguía siendo complicada, al menos en ese momento, no estaba sola.

Finalmente, Evans se apartó ligeramente para mirarla a los ojos, pero mantuvo su abrazo. Su mirada estaba llena de comprensión y apoyo, sin necesidad de palabras. Rose, aunque todavía afectada, se sintió un poco más tranquila sabiendo que, en medio de todo el caos, había alguien que se preocupaba por ella.

El bullicio en la preparatoria nunca cesaba, pero el incidente en la biblioteca se había convertido en el tema principal de conversación. Los rumores volaban rápido entre los estudiantes, y pronto, Rose se encontró en el centro de una tormenta de chismes maliciosos. Los comentarios sobre ella jugando con los sentimientos de Takashi y Evans empezaron a circular, creando un ambiente cada vez más hostil.

Charlotte y Rebecca, siempre listas para alimentar el drama, tomaron la delantera. Un grupo de chicas que las seguía comenzó a acosar a Rose sin piedad. Las burlas y comentarios crueles se hicieron cada vez más frecuentes, y Rose se sintió atrapada en un mar de desprecio.

— Mira, Rose, ya sabemos que no puedes mantener a los chicos interesados en ti, pero ¿por qué hacerlos sufrir? — dijo Charlotte, su sonrisa cargada de sarcasmo, mientras Rebecca reía malévolamente a su lado.

Las palabras de las chicas golpearon a Rose como una ráfaga fría. Tratando de mantenerse firme, sintió que la presión de los rumores y la crueldad de las burlas la abrumaban. Pero, mientras estaba en medio de la tormenta, Evans apareció, su rostro reflejando una mezcla de enojo y protección.

Sin titubear, Evans se acercó a Charlotte y Rebecca, enfrentándolas con firmeza.

— Dejen en paz a Rose. No tienen derecho a hacerla sentir mal. ¿Acaso no tienen nada mejor que hacer que molestar a alguien que ya está pasando por un momento difícil? — Su voz era un torrente de determinación y defensa.

Charlotte, tomada por sorpresa y ofendida por la intervención, se giró hacia él con una actitud desafiante.

— ¿Y qué te hace pensar que tienes derecho a defenderla? — preguntó con desdén. — ¿Qué rayos le ves a Rose que no veas en mí? ¿Crees que ella es mejor que yo?

Evans la miró con incredulidad. Su sorpresa se mezcló con una firme resolución.

— No se trata de comparaciones, Charlotte. Rose es una persona maravillosa, con un corazón genuino. No te veo a ti de la misma manera. — Su voz era firme y clara. — Y, francamente, tu actitud hacia ella y en general como persona me parecen bastante desagradables.

Las palabras de Evans sorprendieron a Charlotte, y su orgullo la hizo fruncir el ceño. Herida por el rechazo, lanzó un último comentario mordaz mientras se alejaba con Rebecca.

— Quédate con ella entonces. No necesitas a alguien como yo. — Dijo Charlotte, con una sonrisa amarga en los labios.

Evans volvió su atención a Rose, que estaba parada al lado de él, con la tristeza reflejada en su rostro. Sin perder tiempo, tomó su mano con una expresión de apoyo y la condujo a un rincón tranquilo del jardín de la escuela. En la sombra de un árbol, finalmente se enfrentaron a sus sentimientos.

— Rose, he estado pensando mucho en lo que pasó. — Evans comenzó, su voz cargada de seriedad. — No quiero que esto quede sin decir. Estoy enamorado de ti. Quiero que sepas que mis sentimientos son sinceros.

El corazón de Rose se aceleró. La confesión de Evans era algo que había esperado, pero no estaba preparada para enfrentar. Con una tristeza que marcaba cada palabra, respondió:

— Evans, no estoy lista para una relación ahora mismo. No me siento merecedora de ti, y creo que no te conozco lo suficiente. Necesito tiempo para entender mis propios sentimientos.

Evans asintió lentamente, su rostro reflejando tristeza y comprensión. Aceptó la decisión de Rose con una mezcla de dolor y aceptación.

— Lo entiendo, Rose. Respeto tus sentimientos. Solo quería que supieras lo que siento por ti. — Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas. — Espero que, cuando estés lista, podamos hablar sobre esto nuevamente.

Rose lo miró con tristeza mientras él se alejaba, dejando la sensación de pérdida en el aire. Se quedó sola en el jardín, enfrentando el peso de los rumores y sus emociones confusas. A pesar de todo, sabía que debía seguir adelante, enfrentando sus desafíos con la fortaleza que había demostrado en los momentos más difíciles.

El jardín se convirtió en su refugio, un lugar para procesar y encontrar un poco de paz en medio de la tormenta que estaba viviendo. La presión de los rumores y el dolor de los sentimientos no desaparecieron, pero al menos, en ese rincón, Rose podía encontrar un momento de calma para reflexionar sobre lo que vendría.

Primer AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora