Of Potterheads and Scientists

213 10 45
                                    

Harper y Michelle me arrastraron hacia el aula en cuanto vieron que Evans desapareció por el pasillo. En el camino, recogieron mis útiles que habían caído al suelo y los colocaron en el escritorio al lado del mío. Me senté en mi lugar y esperé a que movieran el suyo en mi dirección.

—¡Habla ahora mismo, Rose Jean Anderson Collins! —exclamó Michelle con una sonrisa traviesa, la misma que siempre tiene cuando hay un chico guapo cerca. Harper sonreía, ansiosa.

Miré a mis amigas, todavía algo aturdida por lo que acababa de ocurrir. —Se llama Evans —dije con una sonrisa tímida, tratando de ocultar el rubor que empezaba a extenderse por mis mejillas—. Acabo de conocerlo.

Harper me miró con una ceja levantada, y Michelle soltó un silbido juguetón. —¿Y ya te está dando detalles de su vida? —bromeó Michelle con picardía—. Vaya, Rosie, te estás moviendo rápido.

Negué con la cabeza, riendo ante su exageración. —¡No es nada de eso! —protesté, sintiéndome un poco avergonzada pero también feliz de que alguien como Evans hubiera mostrado interés en mí—. Solo fue un gesto amigable.

—¿Amigable, eh? —repitió Harper, cruzando los brazos con una sonrisa astuta—. Pues que todos tus nuevos amigos sean así de amigables.

Suspiré, pero no pude evitar una sonrisa enorme. Harper y Michelle se miraron con complicidad y luego me dirigieron una mirada expectante.

—Evans Thompson... —dije, sin poder sacar su rostro de mi mente.

—¿Y cómo lo conociste? —preguntó Harper, ansiosa.

—Sí, ¡cuéntanos! No seas perra y deja de mirar al techo, que se te cae la baba —bromeó Michelle, burlona. Yo solo asentí con una sonrisa.

—Bueno, lo que pasó fue que al finalizar la clase de Escritura Creativa, mi mochila se rompió. Como pueden ver, llevo todos los libros en la mano. Me tocaba matemáticas en el tercer edificio, segundo piso. Alexa, ya saben cómo es, no me quiso ayudar con esto —dije, señalando los cuadernos—, así que me fui sola...

—Eso no importa, ¡llega al punto! —me interrumpió Michelle con impaciencia.

—Sí, pero es necesario que les diga...

—¡Ya sigue! —exigieron al unísono Michelle y Harper.

—Bueno, el punto es que cuando llegué al segundo piso, me resbalé, aunque no me caí. Los libros sí lo hicieron. Cuando creí haber recogido todo, olvidé uno. Ya saben que su querida amiga Rosie es un poco distraída... —Harper y Michelle me miraban con los ojos bien abiertos, sonrisas enormes de curiosidad.

—¡Buenos días, alumnos! —escuchamos la voz del profesor.

—¡Ahhh! —se quejaron ambas.

—Les cuento a todas en el receso, así no tengo que repetirlo.

—¡No, termina! —exigió Michelle.

—Michelle, nos lo puede contar en el receso —regañó Harper.

—Es que ya quiero saber... Bueno, pero nos cuentas —dijo Michelle, mirándome con advertencia. Yo solo asentí con una sonrisa.

—Mi nombre es Frederick Harrison, y seré su maestro de Ciencias Naturales... —comenzó el profesor, pero yo dejé de prestar atención. Me dediqué a pensar en el chico pelirrojo. Sé que suena tonto, pero ¡no lo es! Es el chico de mis sueños. ¡Hello! Recuerden de quién soy fan. Din, din, ¡Harry Potter! Y sé que tiene el cabello negro, ojos verdes y usa gafas, pero amo la saga, no solo a "el niño que vivió". Mis personajes favoritos son los gemelos Weasley y Draco Malfoy. Así que, ¿lo entienden? ¡Evans es la combinación perfecta! Alto y pelirrojo como Fred y George, pero con piel pálida y ojos plateados como mi bebé Draco. ¡Conclusión: perfecto!

Primer AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora