Primer Amor

Between Goodbyes and Encounters: A New Chapter

—Takeshi —llamé a mi mejor amigo cuando estaba a unos metros de él. Sus amigos se dispersaron al ver la interacción, dejándonos solos.

—¡¿Dónde demonios estabas ayer?! —mi tono combinaba reclamo y enojo.

—Ah, hola, Rose, yo también te quiero —saludó de manera sarcástica, con una mueca.

—Perdón —sonreí apenada—. Pero, en serio, ¿dónde estabas ayer? No te vi en todo el día.

—Ayer no vine porque mi mamá que estaba de vista en el verano, ya sabe, me obligó a acompañarla a hacer unas compras, que requería antes de regresar a japón con papá, antes de llevarme a la prepa. Pero al venir para acá, nos chocaron...

—¡¿Qué?! ¿Y estás bien? ¿No te pasó nada? —empecé a mirarlo de arriba abajo, buscando algún signo de heridas.

—Tranquila, no me pasó nada, y tampoco a mi madre —respondió con una sonrisa de alivio—. Solo fue daño en el auto. Ya sabes cómo es el seguro, y mi madre no quería quedarse sola. Así que, prácticamente, es mi primer día del semestre.

—Entonces, Sakura-rose, ¿qué me cuentas de tus vacaciones? —rodeó su brazo sobre mis hombros.

—Primero, te dije que no me llames así —le lancé una mirada fulminante—. Segundo, es hora de que me vaya a clases. Tercero, te he dicho que no me gusta que me abraces —hice un movimiento para zafar su brazo de mis hombros.

—Bueno, Rosie, vamos a clases —dijo, intentando quitarme la mochila, pero alguien más la tomó antes. Me sonrojé al recordar que Evans estaba allí.

—Oh, perdón, Evans. Takeshi, te presento a Evans, es un amigo que conocí ayer. Y Evans, él es Takeshi, mi mejor amigo —ambos se miraron seriamente antes de darse un apretón de manos.

—Bien, Rosie, vamos a clases —dijo Evans con una sonrisa, ignorando a Takeshi.

—Claro —le respondí con una pequeña sonrisa.

—Bien, vamos todos a Artes, ya que es una de las materias en las que nos matriculamos juntos, Ro —dijo Takeshi, rodeando de nuevo su brazo sobre mis hombros, y yo, con una mueca, volví a zafar su brazo.

Llegar al aula de Artes fue un alivio. El camino había sido demasiado silencioso, y el ambiente estaba cargado. Alexa, una de mis amigas, estaba en la clase, así que no tendría que sentarme con ninguno de ellos. Takeshi y Evans tuvieron que compartir banca porque llegamos justo antes de que sonara la campana.

—Takeshi, como ya saben, es mi mejor amigo. También es parte del grupo que mencioné, los "Smoothies". Es un chico de intercambio de Japón. Tiene la piel clara, ojos pequeños, y es un poco más alto que yo. Es delgado, pero no débil, ya que puede cargarme. Es simpático, te hace reír, pero a veces miente para llamar la atención. Siempre quiere tener la razón, lo cual puede ser frustrante. A pesar de ser un idiota, lo quiero. Aunque yo no soy muy demostrativa, siempre lo ha sido —le expliqué a Alexa.

La profesora de Artes llegó y comenzó a presentarse. Era un poco excéntrica, haciendo muecas graciosas mientras hablaba, pero luego se volvía seria cuando hablaba de respeto en el aula.

—¡NADA DE BULLYING, OK? —exclamó con seriedad, mientras algunos estudiantes intercambiaban miradas burlonas.

Sabía que esta profesora no sería del todo amigable. Después de compartir algunos susurros con Alexa, la campana sonó y ambas recogimos nuestras cosas. Cuando estaba a punto de salir, la profesora me detuvo.

—Disculpa, señorita, ¿le importaría ayudarme con unas cosas? —me pidió con una sonrisa.

—Claro, maestra —sonreí de manera incómoda y miré a mis amigos que se encogieron de hombros y salieron con miradas de "te vemos luego".

—Gracias, eres muy amable. Bien, lo que quiero es que me ayudes. Solo toma estos portafolios y llévalos a dirección con el mensaje: "Los envía la Miss Amber Patterson para terminar su traslado a esta institución" —me dio una pila de documentos.

—Excelente, bien... —estaba girándome cuando ella exclamó—. ¡Ah, sí, casi lo olvido! Aquí tienes una nota para el profesor de tu próxima clase —escribió rápidamente en una hoja de justificantes y me la entregó—. Muchas gracias... señorita...

—Rose, profesora, para servirle.

—Oh, bien, gracias, señorita Rose. Puedes retirarte para que no pierdas más tiempo de tu próxima clase —dijo, y salí del aula rápidamente hacia dirección.

Después de entregar los documentos, sentí un presentimiento de que no sería el último favor que me pediría. Al llegar a mi aula de Historia, abrí la puerta con un ligero golpe.

—¿Sí? —el profesor me miró con desdén.

—¿Puedo pasar? —mi voz sonó asustada, y mis mejillas ardieron de vergüenza.

—¿Por qué debería dejarla? —preguntó, mientras algunos compañeros se reían.

—Porque quiero aprender —dije, intentando mantener la calma—. Y... ¿por qué tengo un justificante de mi llegada tarde de 18 minutos?

El profesor extendió la mano para recibir el justificante, lo leyó brevemente y se colocó los lentes que tenía colgados en el cuello.

—Bien, ya veo... muy servicial, señorita. Bueno, pase a tomar asiento —me indicó.

Caminé rápidamente hacia el lugar que Evans había reservado para mí. El profesor comenzó a hablar sobre la importancia de terminar el semestre correctamente para entrar a la universidad, y mencionó el baile de graduación.

Las palabras "baile + graduación" no me agradaban. Aunque me divierte la idea de las fiestas, los bailes de graduación siempre me han puesto nerviosa. Batallo para encontrar un vestido y una pareja de baile, y la idea de ir con amigos no es una opción aquí. Además, Harper no vendrá, Michelle vendrá con Connor, Lily siempre tiene pretendientes, y Alexa también. Josh, mi amigo, invitará a alguien que le gusta, y el carita de Smoothie no me interesa. Takeshi invitará a varios enamoramientos, y Evans, aunque es nuevo, dudo que busque a alguien más. En fin, no tengo una fila de chicos esperando invitarme, y me siento incómoda con la idea de no tener pareja.

La campana sonó, sacándome de mis pensamientos.

Mientras trataba de concentrarme en la clase, mi teléfono vibró con un mensaje. Lo saqué discretamente y leí: "He oído rumores sobre el baile. Hay algo que deberías saber antes de que sea demasiado tarde. Hablémoslo."

Miré alrededor, y Evans, que estaba a mi lado, notó mi inquietud. ¿Qué podía estar pasando? ¿Qué secretos estaban ocultos detrás de la fiesta que parecía tan trivial?

La intriga creció en mí mientras intentaba concentrarme en la lección, sabiendo que las respuestas estaban a la vuelta de la esquina.