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Loliery.

Mala suerte es un termino, y yo soy su significado. Hoy jueves se suponía que debía de regresar a la empresa del señor Arodmy sin embargo mi idiotez y mi facilidad para distraerme hicieron que al bajarme del auto se me doblará el tacón y me caí tirando mi café encima.

—¿Se encuentra usted bien?—pregunto un joven.

"Si ese ya parece ser más una momia viviente"

—Si señor, no se preocupe— respondí.

—Preciosura, hace unos días te dije que dejáramos las formalidades—sonríe.

—¿Nos conocemos?—pregunte confundida.

—Si, pero no tengo problema en presentarme nuevamente, Alaska Mijar, es un gusto verte nuevamente Loliery.

"Solo tengo treinta años preciosura, no me digas señor que me haces sentir muy ofendido".

—Oh, hola—respondí.

—¿Me recuerdas?—pregunto.

—Si, señor.

—Preciosura, quedamos en que nada de señor.

—No quedamos en nada señor, gracias por su ayuda pero debo irme—solté un tanto incómoda.

"Para tener la edad del señor Darotski, se ve demasiado mayor".

Subí nuevamente al auto pues  estar cerca de ese hombre me producía inseguridad, mucha incomodidad.

Decidí pasar por una tienda de ropa, ni loca me presentare llena de café a la empresa, todo parecía estar bien hasta que se llegó el momento de pagar y no traía efectivo y mucho menos la tarjeta.

—Le juro que traía dinero—dije por milésima vez.

—Lo siento señorita, pero las prendas ya estan facturadas y necesito que me las pagué — repitió la cajera.

—Hagamos algo, le dejaré las prendas aquí mientras regreso a mi casa a traer el dinero—sugiero—¿le parece bien?.

—Lo lamento señorita, pero si acepto eso me estoy arriesgando a que usted no regrese y yo tenga que pagar estas prendas.

Tome mi celular y observe la hora 12:45. El señor Darotski me va a matar.

"Impuntualidad y desobediencia"

—¿Qué se supone que haré?—pregunté.

—Buscaré al gerente para ver si él le puede ayudar en algo— sugirió la chica.

....

Al cabo de una hora se llegó al acuerdo de que tenía que firmar un pagaré y darle mi número de celular, mi dirección actual y hasta el nombre de mis padres, y todo eso para darme la oportunidad de ir a recoger el dinero y pagarles.

1:30p.m, dos cuadras antes de llegar a mi casa divise un alboroto, y pues a decir verdad, me encanta y vivo por el chisme, al diablo ir a darle explicaciones al señor Darotski, el chisme va primero.

Me bajé del auto para ver que era lo que estaba ocasionando tremendo revuelo.

—¿Quien será su familia?—pregunto una señora.

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