RED LOVE

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DESCONOCIDOS.

—Señor.

Observo a uno de mis hombre quien entra con una expresión de miedo y nerviosismo.

—¿Qué puede ser tan importante como para que interrumpas mi reunión?— digo entre dientes.

—No ha ido a la universidad desde hace una semana— informa, no hace falta que diga de que habla pues ya lo sé.

Me levanto de mi asiento dejando a mis socios expectantes en su lugar.

—¿Cómo dices?— saco mi arma de mi pantalón y lo apunto directo en su entrecejo.

Veo como mi hombre traga, su labio inferior empieza a temblar.

—Ta ta también —empieza a tartamudear— su casa esta vacía, estan todas sus pertenencias pero parece que ella tampoco a llegado a dormir, los hombres a cargo de vigilar su casa dicen a ver visto un par de hombres que no son de nuestro equipo— hace saber.

Siento mi mano temblar y la cabeza me empieza a doler de una manera que puedo terminar matando a cada uno de los que se encuentran en este lugar, por lo que decido poner fin a la reunión y hacer que todos se larguen para poder saber que es lo que está pasando.

—Una cosa te diré, me averiguas donde demonios esta y con quien esta, creo que ya es momento a que mi cachorra regrese a casa,  la quiero sin un puto rasguño— ordeno a mi hombre quien no se mueve y parece que quier decir algo más— hay algo más, ¿verdad?— preguntó.

—Arodmy Darotski señor— dicho esto le disparó.

Arodmy Darotski no te alcanzara la vida para pagarme todo lo que hiciste, te llevaste la vida de mi hijo entre las patas ahora quiera quitarme a mi cachorra.

No sé cómo carajos sabe de ella si se supone que estaba bien protegida, la mande lejos para evitar su muerte pero parece que la muerte está obsesionada con mi familia.

Observo a la única mujer quien no se movió de su lugar, ella estaba expectante, escuchado lo que no debía pero de igual forma la bruja es de mucha ayuda y no la puedo matar.

—Te ayudaré para que la cabeza de ese bastardo termine en tus manos— dice sonriendo.

Maldita loca.

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LOLIERY.

Un mes pasó desde la pequeña confesión de Arodmy, estuve en su habitación por dos semanas, dos semanas en las cuales solo eramos beso y beso, sin embargo no íbamos más allá, Arodmy de cierta forma tenía miedo de mandarme otra vez al hospital y aunque intente convencerlo para jugar al "mamá y al papá" se negó.

—Señorita, olvidé comentarle sobre la cena con el señor Sander a la por obvias razones no asistió, el señor Sander y su hijo han estado insistiendo en que quieren que la cena sea esta misma noche— informa.

—¿Por qué tanta urgencia?— preguntó irritada.

Y es que si, últimamente tenía un humor del asco durante las semanas que estuve en casa de Arodmy no tome mi medicación lo que provocó que las alusiones se volvieran constantes y cada vez más tétricas.