𝙻𝚘𝚜 𝚃𝚛𝚎𝚜 𝙳𝚎𝚜𝚎𝚘𝚜 |𝘚𝘢𝘴𝘶𝘬𝘦 𝘜𝘤𝘩𝘪𝘩𝘢|

𝙴𝚙í𝚕𝚘𝚐𝚘

Las luces se apagaron en la gran habitación, mostrando como un pequeño ecenario adornado con pequeñas luces resplandecía. Algunas personas iban y venían con prisa, pero sin duda, su atención iba hacía la nueva atracción que portaba la taberna.

Los gritos de personas mayores al beber y exigir la nueva distracción entre el escenario era irritante. Incluso para la persona menos esperaba dentro del bar

Sasuke mantenía su rostro oculto entre su capa, estando sentado no tan lejos del escenario, pero tampoco tan cerca como para ser visto por los demás.

En su mesa habían varias personas, entre ellas un par de hombres adultos ya entumecidos ante las sustancias del alcohol. Sin embargo, al ver su copa, podía decir que estaba totalmente intacta.

No bebía. De hecho, nunca lo había hecho.

No se consideraba alguien que se despechara a través del alcohol, pero el hecho de estar en una tabernas a altas horas de la noche le decía todo lo contrario

O al menos en una parte.

Su misión era sencilla. Debía encontrar a un líder de mercancía ilegal dentro de esa taberna, pues por estos rumbos merodeaban varios compradores dispuestos a comprar cualquier cosa con tan solo poder gastar su dinero

Es por eso que debía infiltrarse y robar información para dársela a Kakashi y dejar todo a manos de él. El robo de información era importante para los de Konoha, así podrían investigar más sobre ese sujeto y atraparlo al momento en el que su destino sea directo a la aldea.

Un estallido lo alertó, poniéndose a la defensiva en cuanto se dio cuenta del alboroto que tenían dos tipos
al derrunbar un par de cervezas contra el suelo.

Su atención se posó en el afectado, notando como su rostro indignado era acompañado por las ligeras gotas de licor que caían por su rostro. Por otro lado, el agresor lo sujetaba de la camiseta con enfado, estampando contra el suelo otra botella de licor cerca de él

O al menos las que estaban en las otras mesas

—¡Eres un desgraciado! ¡¿No sabes hacer nada bien, idiota?!.–Gritaba con enfado el agresor, alzando al pobre mesero entre sus brazos.—¡Te pedí cinco botellas de licor hace menos de media hora y no me han traído nada!

Justo cuando estuvo a punto de interrumpir una posible pelea, una voz dulce se acercó.

—Su orden vendrá pronto, solo le pido que espere un momento hasta nuevo aviso.–Calmada ante la situación, Koemi sonrió de medio lado antes de separar a los dos hombres con cautela.—Le pido mil disculpas por este alboroto y prometemos que no volverá a suceder.

—¡Más les vale!.–Grito el hombre solo para acercarse a su asiento con enfado.—¡No quiero volver a ver tu jodida cara, idiota!

—Si gusta puedo atenderlo..

Su propuesta había salido con facilidad, esperando alguna rabieta o gritos por parte del hombre. Sin embargo, la miro hostil sin apartar su vista de su atuendo y de su..

Su traje había sido cambiado por uno laboral, específicamente de una camarera bien portada en una taberna a alta horas de la noche.

Ropa un poco reveladora era lo que llevaba puesto, mostrando ligeramente sus piernas entre unas mallas y dejar sus hombros descubiertos hacía el escote entre sus pechos. No le gustaba para nada, pero tendría cumplir con su misión y no perjudicar el retraso que había pasado al interrumpir aquella posible pelea

Pero no lo pudo evitar. Ver cómo uno de sus "compañeros" era golpeado por un idiota sin modales, era realmente molesto.

Y más molesto era saber que ese mismo hombre no le había quitado la mirada de encima en cuanto tomó el puesto de "camarera"