Una dama, una Lady, siempre debe dar una buena imagen.
Una Lady no muestra sus emociones en público.
No.
Nosotras somos la imagen de la serenidad.
Por eso antes de tomar el título nos dan "libertad" durante nuestros años universitarios.
Libertad no...
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Han pasado seis días desde la iniciación de la EU, seis días desde el momento en el que estuve en manos de un psicópata, siendo usada únicamente para provocar a mi hermano, después de que intercambiaran algunos comentarios, fríos y antipáticos, el imbécil se aburrió de toda la situación y me lanzo, literalmente me lanzo, a los brazos de Kian.
Desde que salimos de su territorio me he sentido observada, todo el tiempo, estoy comenzando a creer que mi paranoia usual está empeorando, espero no sea el caso, he soñado con manos frías acariciando mi piel hirviendo, una brisa fría recorriendo mi cuerpo, y el contrastante calor de una mirada ártica, pesadillas, son malditas pesadillas.
Las conversaciones de los chicos están como ruido blanco de fondo, mi atención está puesta en mi plato de comida que tengo en mi regazo, remuevo el interior repetidas veces, paseando los tomates de ensalada de un lado a otro, cuando mi visión es asaltada por esos puntos negros que ensombrecen todo, otra vez no.
No
No otra vez
Cálmate
Control control....
—Astrid—Escucho mi nombre en la lejanía, ahogado por el zumbido incesante que asalta mi audición—Astrid— Me sacuden con suavidad por los hombros, me remuevo inmediatamente alejándome del contacto, no me toquen, no me toquen— ¿Está todo bien nena? —Los ojos preocupados de Mek se posan sobre mí, carajo, observo a los demás los cuales me observan de igual manera, Kian entrecierra los ojos analizándome.
—Perdón—Digo por lo bajo, y en calma— ¿Qué pasa?—Pregunto con una sonrisa.
—Te he llamado por varios minutos, ¿En que estabas pensando? —Acaricia mi brazo por sobre el suéter, causando que es escozor me haga estremecer, aunque lo controlo.
— ¿En verdad? Lo lamento—Hago una mueca— Estaba pensando algunas cosas sobre la carrera, nada importante, ¿Qué decían?
—La princesita ya es una adulta responsable, y pensar que fue hace apenas unos años en donde te salvábamos de los matones del instituto—Alborota mi cabello, y yo rio, porque esta debe ser nuestra naturalidad, y yo no debo empañarla.
— ¿En verdad es eso?—Interroga Kian, en tono frio.
— ¿Qué otra cosa seria? En verdad, solo son cosas de la carrera, nos informaron que tendremos un nuevo profesor en vestuario, al parecer el señor Morsen fue transferido a otra institución—Agrego esa información, para darme más credibilidad con Kian, es algo que puede consultar y sé que lo hará.
—Interesante, tengo los ojos sobre ti princesita, no lo olvides—Amenaza yéndose, no sin antes arrebatar el cigarrillo de la boca de Mek y llevárselo con él.
—No le tomes importancia princesa, está siendo pesado solamente—Dice Des a modo de despedida.
Mi respiración se vuelve errática, el oxígeno no logra llenar mis pulmones, las manos, mierda las manos, me tocan, se extienden, están en mi cuello, en mis brazos en mis piernas, joder, no, no.
Me levanto de golpe, guardando con manos temblorosas el recipiente sin comer de vuelta en mi bolso, les doy una sonrisa que espero sea creíble.
—Debo irme, recordé que nos han pedido un ensayo sobre alguna obra antigua de nuestra preferencia—Me despido con la mano y camino con rapidez a donde sea, solo lejos, donde pueda estar sola, donde nadie me vea, donde no tenga que aparentar, donde no tenga que aguantar.
Llego a la gran entrada de la biblioteca, las grandes puertas con intrincados diseños dorados me abruman, se ensombrecen con los puntos que asaltan mi visión, doy un asentimiento de cabeza a la bibliotecaria y camino lo más rápido que puedo a la última sección, en dónde el olor a libros antiguos y humedad, asalta mi carente flujo de aire, apoyo mi espalda en uno de los pilares, deslizándome hasta llegar al suelo, abrazo mis piernas, tratando de nivelar mi respiración tratando de estar en control.
"Inhala, exhala. Ahora repítelo, lo estás haciendo bien princesa, lo estás haciendo muy bien"
La voz y las palabras de mamá, en ese horrible día se repiten a forma de mantra. Levanto mi suéter de punto azul cielo y ahí está mi lazo que me coloque hoy modo de pulsera, y el ardor que se siente debajo cuando lo froto, me hace volver a la realidad.
Todo está bien.
Estoy bien.
No estoy ahí, estoy aquí, en la IRA, con mis hermanos merodeando, mis primos igual, vivo con Mek en un hermoso departamento, estoy bien.
Estoy en control.
—Sabes, para ser una niña valiente y sin miedo, te vez muy aterrada ahora mismo— Re acomodo mi manga y levanto la mirada de inmediato, esa voz grave y varonil y fría como el hielo solo la he escuchado una vez hace días pero estoy segura jamás podré olvidarla.
Está aquí, recargado sobre el pilar frente a mí, con los brazos cruzados llenos de tatuajes que no puedo definir, sus botas tácticas casi tocando mis zapatillas, sus músculos se tensan debajo de su ajustada playera negra, veo la funda de un arma en su cinturón, sigo con mi descarado recorrido hasta llegar a su rostro, igual que la última vez que lo tuve cerca, utiliza su máscara, llego a dar con esa mirada glaciar, sus ojos son tan fríos que podrían congelar el maldito Sahara, su cabello cae sobre su frente, desordenado pero no luce mal, nada en el luce mal, simplemente luce, peligroso, mortal.
— ¿Doy una vuelta para que tengas una vista completa?—Comenta con sarcasmo seco—Se vuelve incomodo cuando eres el único siendo observado, ¿Te parece si te levantas y me dejas hacer lo mismo?
—No te sientas tan afortunado—Me siento orgullosa nuevamente de la firmeza de mi voz—No eres tan interesante como lo crees, ahora vete de aquí antes de que te reporte por entrar en propiedad privada, no tienes derecho a estar aquí—Me levanto y sacudo el polvo de mis pantalones acampanados.
Pone los ojos en blanco y suelta un resoplido, de fastidio, tiene la maldita astucia de lucir fastidiado.
—El modo perra no va contigo, tienes cara de ángel, compórtate como tal—Mis cejas se alzan hasta casi dar con mi cabello ¿Me está dando órdenes? ¿A mí?
— ¿Y tú eres? Disculpa pero hasta ahora no se quién carajo seas, podrías ser cualquiera y no me interesas, al parecer tienes algún complejo con tu cara porque todo el tiempo usas mascara, eres un cobarde que se esconde detrás de una máscara y la reputación de un chico malo, no eres más que eso—Da un paso adelante, aprisionándome contra el pilar y su maldito enorme cuerpo, su aroma me asalta y me desestabiliza, entonces su gran mano tatuada, desnuda, no hay guantes esta vez de por medio, está en mi cuello, pegando mi cabeza al pilar, su tacto es brusco, áspero sin cuidado y electrizante, se pone a mi nivel haciéndome verlo directamente a los ojos, a esos malditos ojos fríos, hipnóticos, abro los ojos en sorpresa cuando su mano libre toma el borde de su máscara y tira hacia abajo, revelando lo que escondía.
—Eso se puede arreglar—Su aliento rosa mis labios haciéndome estremecer y estoy segura que estoy temblando, estoy segura que he perdido el control de lo que tanto guardo bajo llave, mi miedo, pero eso solo empeora con sus siguientes palabras—Un gusto ángel, soy Rage Sokolov, y ahora no hay como escapes de mí.