Rage

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Capítulo 15

~Bájale el volumen a tus inseguridades.
Eres la mujer que
Muchos quisieran tener. ~

Dejo salir el humo de mi boca, rodeando mi visión con la estela blanca, me recargo en el tronco a mi costado observando ¿Qué? A mi mujer por supuesto

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Dejo salir el humo de mi boca, rodeando mi visión con la estela blanca, me recargo en el tronco a mi costado observando ¿Qué? A mi mujer por supuesto.

¿Cómo es posible que sea tan hermosa? No tiene sentido lo perfecta que es, incluso con los defectos, que a ella le encanta señalar cuando se observa en el espejo cada mañana, es un poco frustrante no poder entrar y decirle que cierre la maldita boca, que es un maldito ser celestial, subo el volumen de los auriculares para escuchar con mayor claridad, doy otra calada al cigarrillo, pongo los ojos en blanco cuando su molesta voz vuelve a escucharse.

Entiendo que no es lo que deseabas—Joder, mis oídos sangran cada que este imbécil habla, pero tengo genuino interés en saber que tiene por decirle, después de todo, está tratando de casarse con mi ángel, cosa que no sucederá, pero eso él no lo sabe y me hace más divertido el juego de conquistarla.

Ella pasa hacia atrás de su oreja un mechón de oro, antes de morder su labio inferior, acciones que repite en secuencia cuando está nerviosa, ¿Podemos tomarnos un momento para apreciar lo hermosa que se ve? Una diminuta falda rosa a cuadros que hace mi imaginación vuele a escenarios nada inocentes, esas medias blancas que terminan en un delicado tocado de encaje justo en sus muslos, mostrando una pequeña fracción de su piel lechosa, me hace agua la boca, una camisa de vestir blanca de manga larga cubre sus brazos, y el chaleco tejido se ajusta a su menuda figura dándole ese maldito toque intelectual y elegante, su rostro enmarcado por unos mechones libres que caen de su media coleta adornada con un gran moño blanco, joder, solo con verla mi polla está ansiosa, no puedo mentir, he estado llenando mi mente de todas las malditas imágenes lascivas de Astrid desde que la conocí, es imposible no hacerlo, imposible no desearla.

No lo tomes a mal—Su hermosa voz me hace estremecer, me encanta como rechaza al bastardo con clase, porque mi chica es una mujer de modales—Solo no quiero casarme, no ahora y posiblemente no en un futuro—No con el nena, porque tu serás mi maldita esposa.

Mantengo el cigarrillo entre mis labios, dejando el humo viajar con libertad en el viento, estoy bien solo observando, normalmente, no tenía pensado interrumpir esta conversación, hasta que el puto de Bermont toma sus manos entre las de él y la acerca jodidamente demasiado, noto el cuerpo de Astrid tensarse, ¿Es muy difícil entender que no le gusta el jodido contacto físico?, tiro el cigarrillo al suelo y camino con cautela acercándome por detrás de él, por suerte ella es muy bajita así que no me vera llegar, desenfundo mi navaja mariposa, con ágiles movimientos, a la vez que guardo los auriculares, ya no los necesito.

—Solo dame una oportunidad Astrid yo podría—Se interrumpe cuando el frio filo de la navaja toca su cuello.

— ¿Tu podrías? No me dejes con la duda y termina de hablar—Sonrió cuando siento como se estremece, mantengo el filo en su garganta cuando lo rodeo, con mi mano libre tomo una de sus muñecas y aprieto con fuerza, él se queja pero libera las manos de Astrid, la cual da un paso hacia atrás—Preferiría que no tocaras lo que me pertenece, me sería una jodida molestia tener que cortar tus manos Caelan, algo me dice que tu maldita sangre apesta—Retiro la navaja sin embargo hago un pequeño corte, un delicado hilo de sangre corre por su asquerosa piel, es entonces cuando veo sobre mi hombro a mi ángel, la cual me mira con el ceño fruncido y una furia cargando esos hermosos ojos ambarinos.

BEAUTIFUL MISTAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora