Una dama, una Lady, siempre debe dar una buena imagen.
Una Lady no muestra sus emociones en público.
No.
Nosotras somos la imagen de la serenidad.
Por eso antes de tomar el título nos dan "libertad" durante nuestros años universitarios.
Libertad no...
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Llego al teatro con una sensación desagradable, se lo que me espera, y sé que podría haber fingido estar enferma y pasar el resto del día con Rage y con sus seguramente exagerados cuidados, sin embargo, sé que eso no me podría haber salvado, el habría aparecido y no lo quiero cerca de Rage, no lo quiero cerca de nadie que signifique algo para mí.
Atravieso las grandes puertas, esperando encontrarme directamente con mi pesadilla, pero al contrario me encuentro con los hombres de mi vida, al menos con dos de ellos, Kian vestido como siempre para impresionar, con pantalones de vestir y camisa negra, y des con sus pantalones de chándal y una sudadera gris, la sonrisa en mi cara en genuina al verlos aquí, al menos no estaré sola.
—Kian, Des—Los llamo acercándome a ellos, envolviendo mis brazos alrededor de la cintura de Des, el recarga su brazo sobre mis hombros abrazándome de esa forma.
—Escuche que Hadeon vendría—Dice Kian sentándose en una de las sillas de audiencia del teatro, saca un cigarro colocándoselo en la boca y encendiéndolo, le diría que aquí no puede hacer eso, pero establecer reglas sobre Kian es como querer enfriar el sol—Así que hemos venido a darle la bienvenida—La sonrisa que se pinta en su rostro me dice que tiene pensado hacer más que eso.
— ¿Papá te lo pidió? —Pregunto, dejando libre a des y cruzándome de brazos, expulsa el humo del cigarro dejando caer su cabeza en el respaldo del asiento, y suelta una risa baja.
—Por dios princesa, me subestimas—Se acomoda en su lugar, recargando los codos en sus rodillas mirándome con atención reposa su barbilla en sus manos, lo miro con el ceño fruncido—No te pienso dejar sola con el—Dice simplemente, haciendo que mi cuerpo se tense.
— ¿De, de...que hablas? —Tropiezo al hablar—Es mi instructor desde que tengo dos años—Sonrió aunque estoy segura estoy haciendo un pésimo trabajo ocultando mi nerviosismo—No es nuevo para mí estar trabajando a solas con el—Chasquea la lengua.
—Joder, ¿Cuánto tiempo vas a ocultarlo? —Creo me quedo sin respirar, escucho los latidos de mi corazón en mis oídios y comienzo a sudar, abro la boca para preguntar de que habla pero continua hablando—Mira princesa, seré suave esta vez contigo, pero algo ocultas, mierda te conozco desde que estabas en el vientre de nuestra madre, te preparabas para una gran carrera como bailarina desde los dos años, ¿Cómo es que a los doce años sufres una lesión? Una que te imposibilita ejercer para lo que te preparaste tanto, ¿Y estabas sola con él? ¿Por qué te llevo a otro hospital y no al de nuestra familia? —Se levanta y camina hacia mí— ¿Crees que no sé qué tus sonrisas son falsas? —Muerdo mi labio inferior con fuerza, hasta que siento el sabor cobrizo llenar mis papilas gustativas, no sé qué decir, cualquier cosa que diga ahora podría darle a Kian una pista y no puedo permitirlo, sería perjudicial para él, para ellos, no puedo hacerlo, no puedo hablar, jure no hacerlo.