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Capítulo 9. Medicina

Nota de la autora: Hermana, ¡ponte los audífonos y escucha mi disco de piano de Jujutsu Kaisen mientras lees! No te arrepentirás. Puedes encontrarla en diferentes plataformas a través de este link:https://links.altafonte.com/jujutsukaisen

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26 de mayo

Suguru's POV

A la mañana siguiente, despertamos en casa de Shoko. Las dos ya estaban despiertas preparando el desayuno. Eran las 7 a.m y sentía que mi cabeza iba a estallar.

—Suguru, estás despierto —La sonrisa de Jane iluminó la habitación —Ven a la mesa, necesitas comer algo.

Ambos nos sentamos en la mesa mientras Shoko preparaba unos documentos. Comencé a remover la comida que Jane había puesto frente a mí.

—Hoy vas a mudarte a mi departamento —me di cuenta de que mis habilidades sociales seguían dormidas cuando ambas detuvieron en seco sus actividades.

—¿Qué? ¿Solo así? no puedes llevártela a tu departamento y ya —reclamó Shoko a un nivel de voz no apto para mi dolor de cabeza.

—No es opcional —Miré a Jane por primera vez desde anoche, extrañaba esos ojos que siempre me daban calor.

—Suguru, ¿De qué hablas? —Jane extendió la mano para tocar mi brazo y bajó la voz. Seguramente se dió cuenta de mi jaqueca.

—Instrucciones de Nanami —al momento, me arrepentí de haber respondido tan cortante cuando ella no estaba siendo otra cosa que amable y considerada conmigo. De cierta forma, seguía encabronado por haber visto la escena de anoche y me frustraba sobremanera que ni siquiera podía entender por qué. Jane se quedó callada ante mi respuesta.

Horas después, Jane se instalaba en la segunda habitación de mi departamento. Me sentía mucho más tranquilo de tenerla a la vista.

—Jane. Tenemos que hablar.

Aparté la mirada de inmediato cuando salió de su habitación, por respeto a su privacidad, aunque, el hecho de haber salido incluía todos los espacios del departamento como parte de su lugar seguro, ahora el que salía sobrando era yo. Jane tenía puestos unos shorts cortos de seda y una camiseta blanca, iba descalza y la cortina dorada de su cabello caía sobre su espalda y hombros.

Puse una taza de té frente a ella. Nos sentamos en la alfombra junto a la ventana. Afuera llovía y la sala estaba en penumbra, pero la luz de la noche era suficiente para hablar de esto.

—Jane, vienen por ti. Mientras yo esté aquí no lo lograrán a menos que sea sobre mi cadáver, pero si eso llega a pasar, deberás estar lista para pelear.

—Estoy lista —sus ojos parecían hambrientos y justo eso era lo que me preocupaba. El hambre de venganza es lo que más puede nublar el juicio en una pelea.

—Tendrás que dejar el supresor de dolor para comenzar a dominar tu técnica ritual. ¿Cuándo quieres que sea el último día?

Sabía de su adicción a esa medicina, sin embargo no había hecho nada al respecto porque sabía que era necesaria hasta ese momento.

—Ahora —su mirada cambió por completo a esos ojos de ciervo que me harían darle el mundo si me lo pidieran —quiero tomarla ahora. Aquí. Contigo. Suguru ¿podrías estar conmigo mientras lo hago?