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Capítulo 30. ¿A quién habré matado?

Nota de la autora: Hermana, ¡ponte los audífonos y escucha mi disco de piano de Jujutsu Kaisen mientras lees! No te arrepentirás. Puedes encontrarla en diferentes plataformas a través de este link:https://links.altafonte.com/jujutsukaisen

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27 de septiembre

Suguru's POV

—Sé que tienes planes que debes cumplir pero, yo sería el hombre más afortunado del mundo si me permites acompañarte a cumplirlos. Esto que quiero darte, es para pedirte que me dejes amarte completamente. Sin miedo, sin barreras. —Me senté frente a Jane, con la caja entre las manos, la abrí y la puse frente a ella —Jane, mi amor, ¿Me permitirías amarte con todas mis fuerzas?

Jane's POV

No podía respirar. El nudo que se me había hecho en la garganta me estaba estrangulando. Me dolía profundamente como si me hubieran golpeado el cuello a puño cerrado.

Tenía frente a mí dos caminos.

Entregarme a la vida con Suguru aceptando que la masacre de todo mi clan quedaría en el viento y declarándome cobarde e incapaz de hacer justicia a mi propia sangre ó podía destruir a mi enemigo y dejarle en claro que no podía meterse ni con mi clan ni conmigo pero, esta última opción tenía una gran limitante. Suguru jamás lo permitiría.

Si dejaba que Suguru peleara por mí, mandaría un mensaje al mundo: El clan Blair es completamente inutil, pueden venir por mí cuando quieran.

Si yo no peleaba, además de mostrarme inútil y cobarde, pondría a Suguru en la mira de mis enemigos como el hombre al que deben eliminar para acceder a mí. No tenía opción. ¡No tenía opción! No tenía derecho a una vida.

¿Qué maldito crimen cometí en mi vida pasada como para no merecer a Suguru?

Me temblaban los labios por contener el llanto con todas mis fuerzas.

El hombre más dulce que había conocido, me miraba con incertidumbre.

Tomó mi mano y me puso el anillo. Un líquido caliente se derramó dentro de mi pecho, llegando hasta mi estómago. El maldito espíritu que me estrangulaba, cerró aún más su agarre alrededor de mi cuello.

Jamás había pensado en compartir mi vida con alguien, creí que era algo que no necesitaba, hasta que me enamoré de él y me dí cuenta de que Suguru era a quien más necesitaba en este mundo.

—Jane, mi amor. ¿Me permitirías amarte con todas mis fuerzas? —Suguru me miró con el rostro suave.

—El amor es la maldición más retorcida de todas —respondí, clavando esa navaja en el corazón de los dos. Suguru cerró los ojos y agachó el rostro muy lentamente, como si hubiera sido derrotado. Puso sus dos manos en mis muslos para sostenerse.

—Entonces... maldiceme Jane — respondió, con la voz cortada por el nudo de su garganta.

Lo había lastimado profundamente con ese rechazo. No merezco ni siquiera que me mire, no merezco que me ame, no lo merezco. Quería morirme.

—Por favor maldiceme —Suguru me tomó por las mejillas y me habló rozando sus labios con los míos. Tomé sus muñecas con mis manos —¿Dime qué tengo que hacer para que me dejes amarte? ¿a quién quieres que mate? ¡pídeme lo que quieras! —Suguru había perdido los estribos. Estaba hundido en las horribles emociones que nos estaban consumiendo a los dos.