Capítulo 11. Para limpiar la conciencia

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Nota de la autora: Hermana, ¡ponte los audífonos y escucha mi disco de piano de Shingeki no Kyojin mientras lees! No te arrepentirás. Puedes encontrarla en diferentes plataformas a través de este link:https://links.altafonte.com/jujutsukaisen

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22 de junio

Jane's POV

Suguru siempre se levantaba mucho más temprano que yo, por eso nunca había visto su rutina. Anoche no pude dormir, así que desperté antes y me lo topé justo cuando salió de la ducha, a pesar de que ahora estaba viviendo con él, nunca lo había visto con el torso desnudo. El departamento estaba en completo silencio, yo lo miraba desde la puerta de mi habitación.

Suguru tenía la creencia de que el té en ayunas ayudaba a sanar la conciencia, así que todas las mañanas, ponía una taza de té en mi mesita de noche.

Un calor intenso recorrió mi cuerpo al verlo de pie en la cocina.

—¿Vas a decir "buenos días" o vas a quedarte mirando? —¡mierda! todo este tiempo supo que lo miraba, no pude contener el impulso de ir hacia él.

—¿Vas a decir "buenos días" o vas a quedarte mirando? —¡mierda! todo este tiempo supo que lo miraba, no pude contener el impulso de ir hacia él

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Me quedé de pie, mirando su espalda, recorriendo cada músculo con mis ojos, su respiración se hizo más profunda y sonora. Dejó de hacer el té para recargar ambas manos en la barra de la cocina con la cabeza agachada, sin voltear a verme. Podía ver su tórax hincharse con cada respiración.

La presencia de Suguru era una sensación tan familiar que me sentía cómoda con cualquier cosa que estuviéramos haciendo, pero este momento me estaba estrangulando el estómago. Levanté la mano para intentar acariciar su cintura con mis dedos, pero una mano me tomó la muñeca tan repentinamente que me provocó un sobresalto.

Sus reflejos eran increíbles, él no podía verme, ¿cómo pudo saberlo? Se giró hacia mí, nuestros rostros quedaron a pocos centímetros, sus ojos se posaron en mis labios.

Sus reflejos eran increíbles, él no podía verme, ¿cómo pudo saberlo? Se giró hacia mí, nuestros rostros quedaron a pocos centímetros, sus ojos se posaron en mis labios

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—¿Qué estás haciendo, Jane? —solo pude responder tragando saliva y su mano apretó mi muñeca para atraerme hacia él. Mis pezones se endurecieron al sentir la fricción de la suave seda de mi blusa contra su torso desnudo. Comencé a temblar.

No era frío, era todo lo que había negado sobre nosotros, emanando con toda su fuerza. Rodeó mi cintura lentamente con el antebrazo. Nuestros labios casi se tocaban.

—¿Qué. Estás. Haciendo? —su tono de voz era ahora más elevado y estricto, mis labios buscaron su beso pero él giró su rostro y regresó amenazante, colocando sus labios en mi oído. Respiraba por la nariz, tan duramente que mi entrepierna lo resintió.

—Si te metes conmigo no hay vuelta atrás, Jane —su voz acarició mi cuello con tanta fuerza que no pude evitar la reacción de mis dedos y arañé su piel desnuda, él soltó mi muñeca para tomarme de la nuca y me besó por primera vez, con sus labios suaves y protectores.

Suguru's POV

Sus labios. Podía construir un templo solo para adorar esos labios. Me sentía loco, perdido y ella era el único lugar donde podía encontrarme a mí mismo. Quería recorrer cada centímetro de ella con mis manos para cubrirla y protegerla del exterior. Quería devorarla, consumirla toda y perderme en esa adicción. Tomé sus mejillas con mis manos y acaricié su cabello mientras la besaba. Nuestros cuerpos comenzaban a frotarse y esa era la sensación más peligrosa que había experimentado jamás. Mi entrepierna presionaba contra la de ella y ambos comenzamos a jadear, Jane había metido su mano bajo mi camiseta y acariciaba mi abdomen pero su mano comenzó a bajar hasta alcanzar el durísimo bulto de mi pantalón. Me retiré al instante.

—¡Joder, Jane! ¿Qué estamos haciendo? ¡joder! —me sentía casi mareado por haber cortado de tajo esa explosión de emociones.

—Suguru, ambos lo deseamos —Jane estaba tan sorprendida y alterada como yo y aun así, su voz era tan suave como su piel —solo tenemos que poner algunas reglas.

—¿Reglas? —la miré, no iba a rebajar todo lo que sentía por ella a un burdo acuerdo —Mierda Jane —me pasé la mano por la cara —prepárate para el entrenamiento —Me dí la vuelta y me fuí a mi habitación.

Jane's POV

—Si estás lista, vámonos. —Suguru estaba furioso, pero esta vez estaba furioso conmigo, ni siquiera cuando me vio besando a Satoru se había puesto así. No tenía idea de cómo recuperarlo.

El entrenamiento había durado casi 4 horas, ambos estábamos exhaustos pero seguramente preferíamos estar ahí que tener que hablar de lo que había pasado en la mañana.

Suguru lanzó un ataque muy fuerte pero, en lugar de evadirlo, decidí recibirlo completamente, casi pude sentir cómo se deshacía cada hueso de mi cuerpo, en ese momento activé mi técnica ritual para regresarlo, hasta que me dí cuenta de lo que había hecho

—No... No, no ¡NOO! ¡SUGURU! —corrí hasta él, no sabía qué hacer, Suguru estaba inconsciente en el suelo, cubierto de sangre y golpes. Por suerte, la doctora Shoko que nos había acompañado a los últimos entrenamientos, estaba ahí y pudo atenderlo de inmediato. Lo llevamos a casa para estabilizarlo, estaba fuera de peligro.

A pesar de que el daño fue muy fuerte, Suguru despertó a las pocas horas.

—mmhh, ¿Jane? —buscó mi mano y abrió los ojos.

—¡Suguru! ¡Lo siento tanto! Te juro que no quería que esto pasara, yo... —me interrumpió.

—Jane... —me acerqué para escucharlo mejor, hablaba con dificultad.

—Baja la voz, una gallina hace menos escándalo —mi rostro se iluminó, no podía creer que estuviera bromeando después de todo lo que había pasado, me lancé hacia él para abrazarlo. Minutos después me separó de sus brazos y me miró sonriendo.

—Jane, me ganaste en el entrenamiento —su sonrisa era tan cálida que tuve que tomar aire.

—Pero, seguro fue por nuestra pelea de esta mañana, estabas enojado y eso pudo ser una distracción.

—Jane, mírame —levantó mi mentón con sus dedos —jamás minimices tus logros diciendo que ganaste porque el otro estaba distraído. Tu seguridad es lo más importante para mí, yo jamás estoy distraído cuando entrenamos juntos, me ganaste porque ya comienzas a dominar tu técnica, me ganaste porque —se detuvo de repente, miró mis labios y se acercó para susurrar —me ganaste por que eres magnífica —me besó.

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