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Capítulo 32. Oscuridad

Nota de la autora: Hermana, ¡ponte los audífonos y escucha mi disco de piano de Shingeki no Kyojin mientras lees! No te arrepentirás. Puedes encontrarla en diferentes plataformas a través de este link:https://links.altafonte.com/jujutsukaisen

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30 de septiembre

Jane's POV

—¿¡Satoru qué haces!? —El peso de su cuerpo sentado sobre mí me despertó y me llevó a la sorpresa en segundos al ver todos los instrumentos que traía consigo.

—Lo siento cariño, voy a tener que ponerme creativo con mis métodos para cuidarte, entre más difícil te pongas, se volverán peores, te lo aseguro —esa sonrisa intolerante asomaba por sus labios y en ese momento decidí cooperar. No quería de ninguna manera enterarme de lo que era capaz de hacer. Cada una de sus rodillas estaba recargada a un costado de mis piernas, por encima de las cobijas.

Un plato de sopa miso, una jarra de agua, un embudo y una sonda, eran los instrumentos que Satoru había elegido para hacerme comer.

—Dime imbécil ¿qué pensabas hacer cuando la sonda se tapara con los trozos de tofu?

—aaahhhh... ¿Me pareció ver una licuadora por ahí? —dijo, señalando la cocina.

—Muévete. No puedo levantarme si te tengo encima. —dije, tratando de empujarlo para que se quitara.

—Quítame —respondió, sonriendo con la mirada retadora de un hermano mayor que no se iba a mover ni aunque cayera un meteorito.

—¡Satoru! Hablo en serio, si no te quitas no puedo comer acostada.

—¿No puedes comer acostada? ¡Eso es patético! Después nos encargaremos de tus habilidades, ahora, volviendo a lo de hablar en serio, te dije "quítame" y eso es exactamente lo que estoy esperando que hagas Jane.

Intenté empujarlo, sin éxito. Tenía las piernas completamente atrapadas con su peso. La confusión llegó a mi corazón. ¿Satoru estaba bromeando? Si todo era un juego y una broma, entonces ¿por qué no podía quitarlo de encima solo empujándolo?

—¡Satoru!

—Vamos ¿qué esperas? ¡Quítame de encima Jane!

Fuí aumentando mis fuerzas hasta que, según mi criterio, había utilizado toda la fuerza que tenía para empujarlo. No lo conseguí.

No podía creer que había perdido mi fuerza en tan solo tres días.

Ahora Satoru se veía realmente molesto, sentado sobre mí con los brazos cruzados, mirándome por encima de sus gafas.

—Ok, lo entiendo. Lo entiendo ¿de acuerdo? Voy a comer, voy a levantarme. Ya fue suficiente —dije intentando acomodarme para hacerlo moverse.

—Escúchame con atención cariño —dijo, bajando su voz hasta las profundidades del inframundo —te voy a dejar en paz con el tema de tus cuidados hasta que ya no pueda hacer esto, mientras sigas siendo tan débil y patética, voy a cuidarte como si fueras una maldita bebé que no puede hacer nada por sí misma. ¿Quieres tu dignidad de regreso? Tendrás que recuperarla.

Dicho esto, Satoru se quitó de encima y se llevó todo al comedor.

Salí de mi cama después de haber estado hundida casi 24 horas. La luz del sol hizo estragos hasta adentro de mi cerebro, obligándome a tapar mis ojos de inmediato con mis palmas.