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Capítulo 28. ¿Cuál es mi verdad?

Nota de la autora: Hermana, ¡ponte los audífonos y escucha mi disco de piano de Jujutsu Kaisen mientras lees! No te arrepentirás. Puedes encontrarla en diferentes plataformas a través de este link:https://links.altafonte.com/jujutsukaisen

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10 de septiembre

Jane's POV

Suguru se levantó a las 5am, como de costumbre, escuché sus pasos acercarse hacia mi cuarto. Me hice la dormida, no tenía cara para mirarlo. Se quedó un momento en la puerta y después se acercó a acariciarme la cabeza.

—Te amo —Me susurró tan suavemente que solo mi consciencia pudo escucharlo. Me besó en la frente y se fue a la cocina.

Esa puñalada de realidad me atravesó el estómago que ya estaba bastante lastimado por la experiencia de toda la noche. No supe cómo aguanté las ganas de llorar para que Suguru no se diera cuenta de que estaba despierta.

Nanami llegaría por mí a las 7am. Más me valía estar lista, de ninguna manera iba a pasar el día con Suguru en el departamento, necesitaba salir de ahí. A los 15 minutos, me levanté con las nulas fuerzas que tenía y cometí el grave error de salir a la estancia.

El rostro de Suguru se transformó por la preocupación, seguramente me veía completamente demacrada, a pesar de que no había llorado, la oscuridad me había comido la mente sin piedad. Llegó a mí en dos pasos y pudo haberme preguntado si estaba bien, pero él me conocía probablemente mejor que nadie.

Me tocó la frente para checar mi temperatura, me tomó el pulso, miró mis pupilas...

—Suguru, estoy bien —Dije fríamente.

—¿Tuviste pesadillas? — me preguntó, serio como una lápida. Qué buena idea, él mismo me dió la mentira que estaba buscando.

—Sí, pero no es nada. También estoy cansada por el viaje, anoche casi no pude dormir — respondí.

Su rostro se llenó de culpa de inmediato, no era mi plan hacerlo sentir culpable, debí pensar mejor en mi mentira. De inmediato me abrazó y me acarició el cabello.

—Lo siento tanto, debí controlarme, no era mi intención quitarte tu descanso —Su abrazo me dolía, era como si mi corazón fuera tan débil que pudiera reventarme adentro del pecho. Me aparté de él.

—Estoy bien, en serio —dije.

—Oye, lamento muchísimo no haberme dado cuenta de que tenías pesadillas, hoy mismo estaré recuperado, ¿de acuerdo? —me decía mientras acariciaba mi cintura.

A los dos segundos, pude ver como se le deformó la cara de la sorpresa, estaba mirando a la altura de mis hombros.

—¿Qué pasa? —Busqué aquello que lo había sorprendido tanto, no lograba descubrir que era.

—Jane, ¿de dónde sacaste esa camiseta? — preguntó con los ojos completamente abiertos.

—amm, la tengo desde la última vez que dormiste en mi habitación, la guardé conmigo —¡mierda!, debí quitarme la camiseta antes de salir.

—¿En serio? ¿Conservas una camiseta mía? —me preguntó incrédulo.

—Sí. ¿Te molesta? —

—No, no, para nada, todas mis camisetas son tuyas, puedes tomarlas cuando quieras. —me dijo antes de darme un beso en la frente. —Ve a prepararte, Nanami no debe tardar en llegar—