Capítulo 6

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En una habitación en la Fortaleza Roja, iluminada tenuemente por las llamas danzantes de un brasero de bronce, Otto Hightower y Borros Baratheon se encontraban sentados frente a frente.
La estancia, decorada con tapices elegantes, era un espacio que se prestaba tanto para la diplomacia como para las conspiraciones. La pesada mesa de roble que los separaba estaba cubierta con mapas, documentos y un par de copas de vino, casi olvidadas en medio de la conversación.
Otto, con su habitual expresión calculadora, mantenía su postura erguida, sus manos entrelazadas sobre la mesa. Sus ojos claros, agudos y penetrantes, estudiaban cada gesto de Borros, un hombre robusto, de hombros anchos y barba espesa, cuyo semblante transmitía la fuerza característica de su casa.
—Así que Gwayne y Floris.—murmuró Borros.—admito que es una oferta tentadora.
—Así es—respondió Otto, inclinándose un poco hacia adelante, su tono mostrando una seriedad que no dejaba lugar a dudas.—Tu hija Floris es conocida por su belleza y su carácter fuerte, cualidades que serían un complemento ideal para Gwayne, quien, como bien sabes, es un hombre de gran integridad y valor.
Borros asintió lentamente, sin apartar la mirada de Otto. Aunque respetaba a la Mano del Rey, sabía que cada palabra del hombre era medida y calculada para obtener algún beneficio. Aun así, Borros era un hombre pragmático, y entendía la importancia de lo que Otto sugería.
—No dudo de las virtudes de tu hijo, Otto. Gwayne es, sin duda, un buen partido. Pero sabes tan bien como yo que estas alianzas no se tratan solo de virtud o carácter. Se trata de poder, influencia… y beneficio mutuo.
Otto asintió, reconociendo la verdad en las palabras de Borros.
—Una unión entre Gwayne y Floris fortalecería ambas casas, especialmente en estos tiempos inciertos...
Borros acarició su barba, reflexionando. Luego habló de forma pausada.
—Si Gwayne y Floris se casan, ¿qué garantías puedo esperar de ti, Otto?
La Mano del Rey sonrió ligeramente, un gesto que mostraba la confianza de un hombre que ya había anticipado esa pregunta.
—Gwayne es el hermano de la Reina, y una unión con Floris la situaría en una posición de poder en la corte—replicó Otto con firmeza —Además, podríamos discutir un puesto en el consejo para ti, cuando Aegon sea Rey...
Borros lo miró y alzó una ceja.
—¿Y si no es así?—preguntó con cautela—habré entregado a mi hija al hijo de un traidor.
El semblante de Otto se oscureció ligeramente y su voz se volvió más grave, pero segura.
—Mi nieto ascenderá al Trono. Eso nos conviene a todos. ¿Crees que Rhaenyra ofrecerá a sus hijos para casarse con alguna de tus hijas? No obtendrás una oferta tan generosa de ella.
Borros inclinó la cabeza, aún con un poco de dudas. Sabía que la Mano del Rey no haría promesas vacías, y la oferta que estaba sobre la mesa era difícil de rechazar.
—Es una oferta que sin duda consideraré con cuidado, Otto— dijo Borros finalmente, su tono más amistoso pero aún cauteloso—Pero debes saber que mi hija tiene su propio carácter y voluntad. Gwayne deberá demostrar ser un hombre digno de ella, no solo por su linaje, sino también por su carácter.
Otto sonrió, confiado en que su hijo estaría a la altura.
—No espero menos, Lord Baratheon. De hecho, confío en que Gwayne y Floris formarán una pareja que fortalecerá a ambas casas más allá de lo que podamos imaginar ahora.
Los dos hombres se miraron, cada uno midiendo al otro, pero con una comprensión mutua de que estaban forjando un acuerdo que podría cambiar el equilibrio de poder en la corte. Mientras el fuego crepitaba en la chimenea, sellaron el inicio de una posible alianza que uniría a la Casa Hightower y la Casa Baratheon, cada uno con la esperanza de que esta decisión sería tan beneficiosa como ambos esperaban.
La conversación continuó, cada palabra cuidadosamente seleccionada, mientras fuera, en el Gran Salón, el banquete seguía su curso, ajeno a las decisiones que se estaban tomando en esa habitación privada, decisiones que podrían cambiar el destino de todos.

La conversación continuó, cada palabra cuidadosamente seleccionada, mientras fuera, en el Gran Salón, el banquete seguía su curso, ajeno a las decisiones que se estaban tomando en esa habitación privada, decisiones que podrían cambiar el destino d...

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La luz de la mañana se filtraba a través de las pesadas cortinas de las habitaciones de Lord Gerald Tyrell en la Fortaleza Roja, iluminando las paredes adornadas con estandartes de la Casa Tyrell. En el centro de la habitación, Gerald se paseaba de un lado a otro, su expresión sombría y su ceño fruncido, mientras Tyland Lannister, Mina, y Anne estaban sentados alrededor de una mesa, observando en silencio su evidente frustración.
—¿Cómo es posible que Otto haya hecho estos planes sin que nos diéramos cuenta?—Gerald exclamó finalmente, deteniéndose para mirar a Tyland, quien permanecía calmado, aunque sus ojos reflejaban la seriedad de la situación.—Se supone que Gwayne debería fijarse en Anne, no en esa muchacha Baratheon—¿Estás seguro de lo oíste?—preguntó Gerald.
—Muy seguro, mi señor—su voz no dejaba lugar a la duda. Tyland se había enterado de los planes de la Mano del Rey y no dudó en decírselo a Gerald—Otto es astuto, eso ya lo sabíamos. Pero aún no hay nada decidido. Su plan es solo una propuesta, no un compromiso firmado. Si jugamos bien nuestras cartas, aún podemos revertir la situación.
Anne, sentada en el borde de su silla, se sentía pequeña bajo la mirada implacable de su padre. Intentó mantener la compostura, pero el peso de las expectativas era abrumador.
—Padre, lo intenté… pero no sé cómo hacerlo—admitió, su voz apenas audible.—No sé cómo captar su interés más allá de lo que ya hice.
Mina, que había estado observando en silencio, intervino con un tono frío pero cargado de intención.
—Anne, si quieres ser la esposa de un hombre como Gwayne Hightower, no puedes darte el lujo de no saber. La corte es un juego de manipulación y encanto, y debes aprender a jugarlo.
Anne bajó la mirada, sus manos estaban temblorosas sobre su regazo. ¿Su esposa? Gwayne era un hombre atractivo y amable, de eso no había duda, pero Anne se estremeció ligeramente al oír que hablaban de matrimonio. Apenas lo conocía después de todo.
—Yo no sé si quiero ser su esposa...—murmuró.
Gerald se detuvo y la miró, sus ojos oscuros la evaluaron en silencio.
—Asegúrate de quererlo.—dijo con aspereza.
Anne sintió las lágrimas arder detrás de sus ojos, pero las contuvo. No quería parecer débil, no frente a su padre y su hermana, que siempre habían demostrado una fuerza que ella no sabía si poseía.
—¿Y cómo se supone que haga eso?—preguntó, su voz quebrándose ligeramente.—No soy como Mina. No sé cómo...
—¿Coquetear? Ya nos dimos cuenta.—interrumpió Gerald—No te pido lo imposible, hija. Solo que uses lo que tienes a tu favor. Gwayne te prestó atención anoche, eso es un buen comienzo. Ahora debes convertir esa atención en interés, y ese interés en algo más.
—Lo intentaré— su voz más firme de lo que se sentía—Haré lo que pueda.
Gerald asintió, satisfecho por el momento.
—Eso es lo que quiero oír. No podemos permitirnos perder esta oportunidad, Anne. Gwayne Hightower debe ser tuyo, por el bien de nuestra casa.—Gerald observó el extremo de la mesa donde Tyland y Mina flanqueaban a Anne como si fueran dos carceleros.—Ayúdenla. Lo que necesite para atraer a Gwayne, que lo tenga. Cuento con ustedes para que la pongan en su camino. Habrá grandes recompensas para todos si tienen éxito, pero si fallamos, no habrá nada para nadie.
Mina y Tyland intercambiaron una mirada, conscientes de que lo que pedían de Anne no era sencillo. Sin embargo, ambos sabían que en la corte de King's Landing, las dudas y la timidez podían ser fatales para los planes de cualquier familia noble.
La reunión concluyó poco después, con cada uno de ellos inmerso en sus propios pensamientos sobre lo que vendría a continuación. Mientras Anne se retiraba, sentía el peso de la expectativa en cada paso, consciente de que su familia dependía de su éxito, aunque para ella, las cosas estaban mas inciertas que nunca.

La Conspiración de las Rosas [Gwayne Hightower X OC] [House Of The Dragon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora