Capítulo 16: "Me pongo encima unos millones de kilos de más."

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Lo más horrible era que yo les encontraba un aire de familia. Atlas tenía la misma expresión regia de Zoë; la misma mirada fría y orgullosa que brillaba en los ojos de la cazadora cuando se enfurece. Aunque, en su caso, con un tono mil veces más malvado. Él encarnaba todas las cosas que me habían disgustado de Zoë al principio y, en cambio, no poseía ninguna de las cualidades que había llegado a apreciar en ella.

¿Era eso una parte de todo esa travesía? Yo ya sabía que los árboles genealógicos griegos eran un dolor de cabeza, pero todo eso ya era ridículo. Después de todo lo dicho y hecho, no podía creer que alguien como Zoë pudiera provenir de alguien como Atlas, el titán más obsesionado con Cronos y su causa.

--- Suelta a Artemisa. --- exigió Zoë. Y Atlas se acercó a la diosa encadenada.

--- ¿Acaso te gustaría tomar el peso del cielo de sus hombros...? Adelante.

Zoë abrió la boca para decir algo, pero Artemisa gritó: --- ¡No! ¡No se te ocurra ofrecerte, Zoë! ¡Te lo prohíbo!.

Atlas sonrió con sorna. Se arrodilló junto a Artemisa y trató de tocarle la cara, pero ella le lanzó un mordisco y estuvo a punto de arrancarle los dedos. Me encantó ese detalle. Esa chica era única de una forma mucho más encantadora de la que lo era Apolo, pero una parte de mí deseó tener a los otros dioses allí en ese momento, para poder rescatarla.

--- Ajá --- rió Atlas --- . ¿Lo ves, hija? A la señora Artemisa le gusta su nuevo trabajo. Creo que cuando Cronos vuelva a gobernar pondré a todos los olímpicos a sostener por turnos mi carga. Aquí, en el centro de nuestro palacio. Así aprenderán un poco de humildad esa pandilla de enclenques.

Miré a Will y a Magnus. Will intentaba decirme algo, desesperado. Me señalaba a Luke con la cabeza, pero yo no podía hacer otra cosa que mirarlo fijamente. No me di cuenta hasta ese momento, pero algo había cambiado en ellos dos: sus cabelleras rubias estaban veteadas de gris. Me gustaba verlos con mechones plateados, — no me importaba lo que dijeran los demás al respecto — ; pero el cambio también me preocupaba, porque me recordaban a Luke.

--- Es por sostener el cielo --- murmuró Leo, como si me hubiese leído el pensamiento --- . El peso debería haberlos matado.

--- No lo entiendo --- dije --- . ¿Por qué Artemisa no puede soltarlo, sencillamente?.

Atlas se echó a reír y dijo: --- ¡Qué poco entiendes, jovenzuela! Este es el punto donde el cielo y la tierra se encontraron por vez primera, donde Urano y Gaya dieron a luz a sus poderosos hijos, los titanes. El cielo aún anhela abrazar la tierra. Alguien ha de mantenerlo a raya; de no ser así, se desmoronaría y aplastaría en el acto la montaña y todo lo que hay en cien leguas a la redonda. Una vez que has tomado sobre ti esa carga, ya no hay escapatoria --- Atlas sonrió --- . A menos que alguien la tome de tus hombros y ocupe tu lugar --- se acercó y nos examinó a Jason y a mí --- . O sea que éstos son los mejores héroes de esta Era... No parece que representen un gran desafío.

--- Combate con nosotros --- lo retó Jason --- y lo veremos.

--- ¿No te han enseñado nada los dioses? Un inmortal no lucha con un simple mortal. Quedaría por debajo de nuestra dignidad. Dejaré que sea Luke quien te aplaste.

--- O sea, que tú también eres un cobarde. --- le dije.

Sus ojos relucieron de odio: --- Parece que Luke se equivocó contigo, hija de Poseidón, y despertó el apetito de alguien más. --- miró a Nico de forma burlona.

--- No me equivoqué --- acertó a decir Luke. Se lo veía terriblemente débil y pronunciaba cada palabra con dificultad, como si le resultara doloroso. Me inspiró compasión, lo último que yo necesitaba en ese momento --- . Andy, aún estás a tiempo de unirte a nosotros. Llama al taurofidio. Él acudirá a ti. ¡Mira!.

Andy Jackson y La Maldición del TitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora