32

634 69 3
                                    

Darien.

Tras salir de la oficina de su padre, unos duendes le espersbsm para escoltarlo a su habitación, de seguro no le quitarían el ojo en toda su estancia así que debía cuidarse de ellos.

—  Príncipe Darien, lo escoltaremos a sus aposentos.

— esta bien.

Darien dio una última mirada a las puertas de la oficina de su padre antes de seguro a los guardias hasta su vieja habitación.

Realmente tenía muchos recuerdos del castillo, la mayoría no tan buenos y tal vez es por eos que no sentía la "familiaridad" o la "nostalgia" de cuando vuelves a tu casa, honestamente más sentado ese cálido sentimiento cuando pensaba en su departamento con Damon y Amber o cuando recordaba el cuartos e Damon en la casa de sus suegros, incluso aún mas cuando recordaba la casa de su tío Lucas.

Pero el castillo se sentía como algo agridulce, la belleza del lugar era magnífico pero la crueldad que escondían esos muros mágicos...no, simplemente no podía evitar sentir furia.

Su lobo debió saberlo, debio explorar sus recuerdos porque lo sentía con las intensas ganas de salir y protegerlo. Eso lo hizo feliz, al menos esta vez no estaría solo, ni su duende ni él, tenían a un lobo dispuesto a sacra las garras y los dientes por el y también, tenía dos compañeros afuera esperandolo.

Mierda... Nunca estuvo tanto tiempo separado de ellos desde que se encontraron. Jamás se separó tanto de Damon desde que se hicieron compañeros y menso de Amber desde que se volvieron amigos. Ya estaba sintiendo la amargura invadirlos. Pero tenía que hacer esto, por ellos y por su futuro.

Se preguntaba si estarían extrañandolo, al menos era feliz de saber que no estarían solo y se tenían el uno al otro, incluso si Darien moría... Ellos se tenían el uno al otro.

No podía evitar sentir a veces que era un mal tercio, no era un secreto para él que ambos lobos siempre estuvieron muy enamorados del otro. Tal vez él era el daño colateral, tal vez siempre debieron ser Amber y Damon, una dupla, una pareja y no un trio....tal vez él era... Un intruso pero entonces ¿Quién sería su pareja ideal?

"Damon y Amber , Amber y Damon. No emoeices con tus estupideces porque tomo el control y nos volvemos."

Ah su lobo era el freno que necesitaba para sus pensamientos intrusivos, realmente necesitaba a su lobo más de lo que necesitaba admitirlo. Mientras que su duende le daba habilidades, actitud y atrevimiento, su lobo el andaba coraje y valentía, lo ponía con los pies en la  tierra y evitaba que se fuera  por las ramas.

A menudo se preguntaba ¿Cómo hubiera sido su vida si hubiera crecido con su lobo? Seguramente no habría sido tan dura o al menos hubiera sido mucho más valiente para enfrentarse a sus agresores... Incluso, su madre tal vez... Lo hubiera amado de verdad.

"Darien...."

El gruñido de advertencia le hizo sonreír.

— llegamos, señor.— Dijo el guardia abriendo la puerta de la habitación que da a los aposentos de Darien.— pero señor...

— ¡Darien!— dijo una voz femenina.

Y al mirar al interior de la salita privada de Darien, se encontró con una hermosa mujer de cabello blancos y ojos violetas suaves. Era tan hermosa que era difícil de describir, todo ella expulsaba sensualidad y elegancia, sus como una belleza superior a cualquier mujer que fuera catalogada como modelo.

Era una de las mujeres más deseadas y cortejadas en la Corte de los Duendes porque todo en ella inspiraba a la majestuosidad, incluso su tono de voz era suave pero firme, como una brisa fría en un día caluroso.

en las garras de la tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora