12. Antes que ver el sol

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VERANO, HACE 10 AÑOS

Martin y Juanjo estaban en casa del mayor cocinando, más bien Juanjo cocinaba y Martin miraba, tratando de seguir las indicaciones de Juanjo sin mucho éxito. Estaba nervioso, hoy iban a conocer por primera vez a los amigos del otro.

Martin adoraba a sus amigas Chiara y Ruslana, que este año aprovechando que eran más mayores habían quedado en volver al pueblo una semana antes para las fiestas, habían frito a Martin a mensajes sobre conocer al tan famoso Juanjo y eso hacía que su versión más egoísta saliera a la luz. Presentarles a Juanjo daba pie a que dejara de ser algo suyo, ahora le conocerían, opinarían y se harían su propia imagen de él. Ellas también tendrían anécdotas junto a Juanjo y lo que en su momento fue su secreto más preciado, ahora lo compartiría con sus amigas.

—¿Crees que les caeré bien? —preguntó Juanjo intranquilo metiendo los macarrones a gratinar en el horno—. Les gustan los macarrones ¿no? Lo he hecho pensando que le gustan a todo el mundo.

A Martin le hizo gracia su preocupación, no podía dudar de si les iba a caer bien para después automáticamente pensar en que disfrutaran la comida que les había preparado, se debería haber podido responder a él mismo. No tenía dudas de que les iba a caer bien, Juanjo era tan abierto, tan sociable, siempre con una historia nueva que contar. Se encontraba allí donde iba porque había nacido con la facilidad de relacionarse con las personas, no tenía vergüenza y a los minutos de empezar una conversación con él ya sentías que le conocías de toda la vida. Era imposible que a alguien le cayera mal Juanjo.

—Seguro que sí y les van a encantar los macarrones ¿te ayudo con algo más?

—No hace falta, no quiero quemarle la cocina a mi madre  —bromeó. Martin no contestó, le sacó la lengua como un niño pequeño en señal de protesta.

Cuando Martin le había dicho que sus amigas vendrían, Juanjo tuvo la idea de invitar a los suyos también, fruto del miedo a no encajar o a sentirse incómodo en un círculo que no era el suyo. Eran las amigas de toda la vida de Martin, no quería sentir que sobraba si se dejaban llevar por sus dinámicas de grupo, lo cual sería entendible. El miedo a quedarse solo hizo que Alex y Denna fueran a llegar esa tarde.

—¿Les caeré yo bien a los tuyos?

—Sí, porque si no les echo de mi casa.

Con las fiestas no solo llegaban sus amigos sino también los últimos días de verano. Este año había sido distinto, todos lo eran, cada verano era único por un motivo diferente. Este había sido el verano que habían empezado a tener conversaciones más profundas, probablemente porque con 14 y 15 años habían empezado a madurar un poco y a dejar a su yo más niño detrás. Habían vuelto a ir a mirar las estrellas sin encontrar nada y Juanjo había perdido la cuenta de las veces que Martin había tirado piedras a su ventana, ya lo hacía incluso por rutina, no hacía falta que fuera de noche, si pasaba por enfrente de la casa le tiraba una piedra solo para saludarle. Volvieron a tener escapadas nocturnas, les encantaba la adrenalina de hacer algo que sabían que estaba mal juntos, a Juanjo casi le da un ataque al corazón el día que 10 minutos después de volver Nieves entró en su habitación porque había escuchado ruidos, tuvo que fingir que era él moviéndose porque se encontraba mal y estuvo dos días obligado por su madre a no salir de la cama hasta recuperarse. Martin hizo de enfermero de esa falsa enfermedad, burlándose de él en cada ocasión que podía y llevando una tablet vieja de su padre para que pudieran ver películas juntos.

El fin del verano acechaba, pero lo sentían lejano porque la llegada de sus amigos daba una extraña sensación de continuidad, no podía estar cerca el fin si seguían teniendo planes. Todavía eran pequeños para salir de fiesta, pero al ser en el pueblo, sus padres les habían permitido que durante la semana se quedaran en los discomóviles hasta las dos, a Martin no le importaba en exceso y Juanjo realmente solo quería algo de lo que presumir con su clase, que parecía que crecía a una velocidad mayor a la suya. No les envidiaba cuando hablaban de sus veranos en los sitios de moda donde coincidían todos con todos, estaba seguro de que en ningún lado estaría mejor que allí con Martin, pero eso ellos parecían no entenderlo cuando se lo explicaba.

14 Veranos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora