ACTUALIDAD
Juanjo no pensó volver nunca al pueblo, no pensó ver a Martin nunca más y por tanto no pensó tener que darle explicaciones nunca. Estas suposiciones se habían ido derrumbando una a una y ahora lo tenía claro. Había vuelto al pueblo, había visto a Martin y le debía las respuestas que buscaba. Por eso se lo propuso, iba a trabajar consigo mismo, iba a reunir la fuerza y la valentía parar contárselo y asumir las consecuencias. Egoístamente, no quería tener que hacer frente a la reacción de Martin cuando lo hiciera, pero no se merecía que no se lo contara cuando había quedado tan claro que quería saberlo.
No lo haría ahora, pero al final del verano, antes de irse, se lo contaría. Le daría las respuestas y desparecería para siempre otra vez de la vida de Martin. Esta vez no sería sin avisar, esta vez ambos lo sabrían. Ya lo sabían. Los padres de Juanjo iban a vender la casa y él volvería a su piso del tamaño de una caja de zapatos en Madrid. Ya no habría nada que le atara al pueblo.
Los días después de su conversación con Martin en su habitación intentó con todas sus fuerzas no encontrárselo, no porque no quisiera verle, sino porque quería respetarle. Sabía que no podrían tener completa confianza hasta que toda la información estuviera sobre la mesa, no podía seguir haciendo sufrir así a Martin. No podía ser tan egocéntrico de solo pensar en lo bien que se sentía estar con él y no pensar en cómo eso podía afectarle a él a la larga. Se lo contaría, pero hasta ese momento no era justo hacer como si nada, no si Martin no decía expresamente que así lo quería.
Esta vez intentó marcar distancias de verdad, ni siquiera Nieves pudo convencerle de invitarle a comer para devolverle el favor por la barbacoa del otro día ni de llevarle más bollos. Escuchar la voz de Nieves entrando en la posada con brownies hizo a Martin comprender lo que Juanjo estaba haciendo. Se recordó no decepcionarse por qué no hubiera sido él quien los llevaba y mantuvo una corta conversación con la mujer.
—Es una receta nueva, ya me dirás qué te parecen, si te gustan te haré más, ya sabes que me encanta, por cierto ¿cómo va el restaurante? Cenamos muy bien la primera noche, debería volver solo con mi marido un día, Juanjo puede quedarse solo que es mayor —había dicho.
A Martin siempre le hacía gracia hablar con ella, tenía la cabeza tan llena de ideas que era divertido jugar a adivinar por dónde iba a salir.
—Como sigas trayéndome comida la operación bikini no habrá servido de nada —bromeó en respuesta—. Juan José y tú sois bienvenidos cuando queráis, avisadme cuando vengáis y así puedo invitaros a un vino.
—No digas chorradas, estás estupendo, esta juventud tan obsesionada con la imagen, hay que ver. Y de eso nada, nos pagamos nuestro vino, que tienes que hacer negocio.
Fue un par de días más tarde cuando Juanjo coincidió con Violeta. Estaban los dos en la cola de la carnicería del supermercado, Juanjo esperando su turno con el número 23 y Violeta justo con el anterior. La chica enseguida le dedicó una enorme sonrisa como saludo.
—Juanjo, hace días que no te veo, desde la barbacoa, que por cierto perdón por el papelón, ya hablé seriamente con Chiara.
Juanjo le quitó importancia. Agradecía que Violeta hubiera puesto de su parte para defenderle, aunque no sabía si se lo merecía del todo. La chica era muy simpática, súper abierta y le gustaba saber que con ella había podido empezar de cero y que no le juzgaba.
—No te preocupes, da igual, la verdad es que no he salido mucho estos días —contestó—, pero necesitaba carne picada, longanizas y pechugas. No podía retrasarlo más.
—Bueno, pues me alegro de verte, podríamos quedar algún día o algo, tomarnos una cerveza. Las Ruski ya se han ido.
A Juanjo le encantaría tener un poco más de entretenimiento allí, pero no le parecía bien robarle una amiga a Martin o ponerle a ella en medio de lo que fuera que tuvieran. Violeta era siempre tan buena que no sabía si estaba al tanto de las novedades o todavía no.
ESTÁS LEYENDO
14 Veranos
RomanceJuanjo ha pasado todos los veranos de su vida en el mismo sitio, un pueblo pequeño, sin nada que hacer y lleno de gente mayor. Sería fácil quejarse del aburrimiento o de la falta de gente de su edad, podría decir que preferiría quedarse con sus amig...