10- Ir a King's Landing

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10- Ir a King's Landing:

“Ha llegado la hora de cumplir mi promesa, debo viajar para proteger al rey... ¡no debí prometer nada!”.

La noticia se extendió como fuego en un bosque, el rey Aegon, conocido por su carácter hosco y su falta de comunicación, saltó desde su balcón quedando en un estado crítico. Es solo un rumor, algunos afirman que murió en el acto y otros que aún agoniza, tiene los días contados.

Rumores y más rumores.

Ella sabe la verdad, el joven se rompió varios huesos pero aún estaba consciente y bajo la protección de su maestre de confianza quien desplegó todas sus fuerzas para mantener al rey aislado de cualquier peligro.

Nunca había recibido cartas de otra persona que no fueran las oraciones cortas del joven donde expresa poco y nada, ahora recibió una de un tal “maestre Kendric Lannister”.

“El rey solicita su presencia y la de su flota en King's Landing con suma urgencia”, supo que esta petición no fue avalada por Alyn Velaryon pues el hombre hizo una señal de desagrado cuando Jasn'ham tuvo que avisar de su partida. Aún así, Alyn Velaryon no la detuvo, no puede hacerlo si el mismísimo rey lo ordena, solo puede bajar la cabeza.

Jasn'ham emprendió un viaje largo hacia King's Landing, no comprende bien la razón de su solicitud, ¿desea que ella esté presente? Se preparó para luchar, afiló bien su espada todos los días esperando con ansias llegar a King's Landing donde tuvo mil escenarios en su cabeza: “Ciudad tomada por usurpadores”, “rebeldes”, “el castillo bajo el mando de enemigos ocultos”.

El enojo de los marineros también era palpable, todos tenían sed de venganza sumando una necesidad por probar su valía ante el rey.












Maestre Kendric Lannister:

Los días fueron un martirio para el anciano, cerró por completo el castillo usando la fuerza, hace mucho que no se veía totalmente rodeado.

Y no podía culpar a Unwin Peake pues este había regresado a picaestrella por el cumpleaños de su amada hija, por primera vez en su vida no tuvo ideas.

El joven se retorció en la cama, tenía sudor por toda su frente y solo se quejaba por el intenso dolor.

—¿Mi esposa viene en camino? —preguntó con los dientes apretados, su pecho sube y baja con violencia demostrando su fiera voluntad para no caer inconsciente.

Kendric Lannister admiró la gran fuerza del rey Aegon, con más de una docena de huesos rotos aún así se negó a recibir brebajes que lo adormezcan y calmen su ardor interno.

En su perfil pudo apreciar la sombra de un difunto príncipe canalla, nunca se pareció a su padre pero ahora puede verlo con ligereza.

El rey había caído hace unos días por el balcón de su habitación, él dice no recordar quién estaba detrás suyo en aquel momento pues su vista se confundió: «droga y asesinato», dedujo el anciano.

El joven parecía sufrir espasmos y no deseaba que nadie lo tocase: “¡Todos son traidores!”, gritó con sus ojos cegados, con cada movimiento solo se lastimó más.

Algo confundido por la fiebre solo pudo pedir una y otra vez al único viejo maestre que le tenía alguna consideración: “Llama a mi esposa a la capital, la quiero aquí... Ella dijo que podía llamarla si me veía rodeado, llegará antes que Cregan Stark”.

El maestre no entendía bien lo que pretendía el rey, pero viendo el panorama oscuro solo pudo enviar la carta pidiendo a la almirante Lohar arribar a King's Landing.

Sabe que el rey estuvo enviando cartas a la joven mujer, ¿acaso estos dos habían entrado en confianza sin que él se de cuenta? Si es así es mucho mejor para el maestre Lannister pues estará dichoso de ver a su joven rey al lado de otro ser humano por más que esta sea una mujer de dudosa moral, se comportó realmente obediente realizando todas y cada una de las misiones que le encomienda su rey y esposo.

—Su esposa llegará en un par de días, mi rey —respondió posando un paño mojado en su frente para alejar al fiebre, el joven ya había sufrido una convulsión leve pero podía suceder de nuevo, fue una caída demasiado alta de la cual pocos salían vivos.

Recordó a la reina Jaehaera y tuvo un mal presentimiento, también un gran enfado en su interior, ¿pretendían hacerle lo mismo al joven Aegon? Y él como su protector no pudo impedirlo.

Luego de dejar descansar al joven salió de la habitación la cual está bien custodiada, en el pasillo halló al Ser Jonas quien pertenece a la guardia real, interrogó al maestre el por qué su rey está siendo custodiado por hombres Lannister y no por la guardia.

El maestre invitó a Ser Jonas a caminar por el pasillo, ambos llegaron hasta el filo del jardín y el maestre le confesó: “La ciudad será tomada dentro de poco y nosotros abriremos las puertas”.

El rostro de Ser Jonas fue de horror puro, quiso saber qué ocurría con su majestad pero el maestre le instruyó: “Es necesario preparar todo para la llegada de los marineros”.

Considerando lo que hicieron en alba estarán ansiosos por sangre si recorren un viaje tan largo.
Desea con todas sus fuerzas que él joven rey sobreviva hasta eso pues entonces será todo un gran desperdicio y todos serán ejecutados, incluyendolo.

Una idea se le cruzó por la cabeza y se dirigió hasta donde un pequeño hombre arrastraba sus sacos por el piso.

—¿Tan rápido te vas? —preguntó con los brazos cruzados.

El hombre pequeño vestido con ropas coloridas soltó sus sacos y abrió sus manos mostrando que no robó nada, al maestre nunca le cayó bien o confió en esta «pequeña alimaña mentirosa».

—Solo saco mi ropa para lavarla, maestre Kendric —Quiso salir de la situación con su sonrisa aparentemente sincera.

—Muy bien, lavaba otro día, hoy tengo una misión para esas piernas cortas y escurridizas.

Si es lo suficientemente rápido para huir cuando el barco se hunde entonces lo es para correr a Aguasdulces y buscar al señor supremo del tridente.



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Aegon medio muerto: ¡Mi esposa! ¡Llamen a mi esposa! ¡O a champiñón de ultima para que haga chistes en mi velorio!

Jasn'ham: ¡No tengo idea qué pasa pero quiero pelear! ¡Quiero sangre!

Jasn'ham: ¡No tengo idea qué pasa pero quiero pelear! ¡Quiero sangre!

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Almirante Lohar (Aegon III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora