9- Complacido

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9- Complacido.

“Es un joven extraño que dice cosas extrañas”.

Por primera vez recibió una carta por parte del rey con más de una línea escrita, se impresionó al desdoblar el papel hallando todo un párrafo.

“Tendré en cuanta sus palabras, estoy muy complacido con su actitud hacia nuestra alianza y también deseo poder concretar nuestro encuentro dentro de poco”, la nota corta como siempre y carente de cualquier sentimento se volvió unas líneas alargadas y elegantes, todo muy cuidadoso, se preguntó si el rey lo escribe a propia mano o usa algún erudito para ello.

Vio el borde del papel y por primera vez firmó: “Su señor y Esposo ante los dioses, Aegon Targaryen”.

Pensó en una respuesta digna a tales palabras, ¿también espera su encuentro? Es pura formalidad pues sabe bien que no encontraran nunca, la guerra con las hermanas se extendió meses en los que presumió su título de esposa legal para cometer fechorías.

Hubo rumores, claro que los hubo, algunos lo consideran solo una estrategia sucia por parte de la almirante para hacer y deshacer a su antojo. Realmente tiene mucho que agradecer al rey de Westeros.

Luego le responderá, ahora mismo tiene un asunto en sus manos, uno que es aterrador.

Frente suyo el mar actuó con calma, los meses transcurrían y la menor aún no había caído, recobró una fuerza impresionante al mando ahora del hijo mayor del antiguo gobernador al cual Jasn'ham le había cortado la cabeza.

Se comentó por los mares que este jovencito de apenas diecisiete años dio un terrible juramento de venganza contra la almirante Jasn'ham Lohar, desde entonces las cosas se pusieron difíciles para ella.

Alyn Velaryon le prometió dos barcos más y cincuenta hombres expertos navegantes, pero de pronto el Lord se alejó dejando a Jasn'ham extrañamente sola.

—¡Hermana! —Escuchó el chillón grito de Shara y giró para verla correr a sus brazos.

La niña recobró su luz olvidando sus días bajo el cuidado de Cellya Lohar, algún día le pasará factura por todos estás faltas.

¿Casar a una niña de apenas cinco años con un hombre de casi treinta? Le dio asco.

Pidiendo a uno de sus comandantes, un hombre de apellido Mares, un bastardo de la casa Velaryon, pudo traer a una persona hasta la península que terminó usando de base aunque casi nadie lo sepa.

—Está en la taberna de la ciudad —le informó Corloy Mares, siempre supo que él oro mueve el mundo pero con su dote en la casa Kalil realmente ha podido obtener favores.

Con la pequeña Shara de la mano bajaron de su barco y se dirigieron a la cuidad siempre escoltada por los guardias aunque no vistan de manera extravagante.

En las calles se la vio con curiosidad y algo de miedo, ese barco siempre termina llegando al puerto de la península luego de sus batallas, los ciudadanos no saben qué batalla pero no quieren ser metidos en tal situación, rezan por el día en que se vayan y no regresen.

Entró a la taberna y todo quedaron callado, Jasn'ham tomó una copa y dijo: “¡Todo va por mi cuenta, que siga la música!”, y continuó el bullicio con la música, llevó a Shara hasta una mesa donde una mujer con el rostro tapado las esperó.

«Es bueno ver a una madre reencontrarse con su hija», pensó feliz mientras bebía toda la copa de un trago.

—¡Mis niñas! —exclamó la mujer con el rostro cubierto, Shara reconoció la voz de su madre y se lanzó a sus brazos.

En el bar se sentó al lado de Shara y Bara, la mujer ya tenía un rostro envejecido luego de tanta angustia.

—Estaré eternamente agradecida contigo —le dijo Bara con sus ojos cristalinos —. Leysa me envió cartas, desea regresar y pide que la perdones, es que su hija... Una de ellas contrajo una enfermedad y murió, temió perder a la otra y huyó.

Jasn'ham no culpó en ningún a Leysa, de por sí ya había entregado a sus hijas para respaldar a una joven que no tenía madera de matriarca.

—Puede volver, es más, ambas regresaran a la casa Lohar y no a la residencia secundaria sino a la principal —aseguró Jasn'ham, los ojos de Bara se aguaron.

—Madre, ¿iremos de nuevo a casa? —Quiso saber la niña —. No quiero volver, la señora cellya es malvada.

Bara tomó a Shara entre sus brazos consolandola, con su voz suave y firme le dijo: “Los días de Cellya Lohar han terminado, ahora es tu hermana quien tiene total control. No te preocupes, yo también daría mi vida por ti”.

Entonces supo que era hora de dejarlas ir, con su nuevo empleo bajo las órdenes de Alyn Velaryon y el mismísimo rey de Westeros tiene una buena posición, aunque nadie sepa de su boda secreta, está segura que estos dos usarán esa carta para su conveniencia en cualquier momento, solo debe hacer algo: ¡Actuar! ¡Fingir!

Por lo bajo y sin que Shara lo vea le entregó a Bara dos objetos: Una llave y un frasco.

La llave de un cofre el cual está en la casa en bravos, la casa Kalil, y un frasco con veneno, que le dé una muerte rápida a Cellya Lohar... O lenta, como quiera, no le negará la satisfacción de la venganza a una madre.

Corloy Mares se asegurará se obtener un buen pago resguardando el camino de ambas, lo toma como “un trabajo extra”, le dijeron que debía servir a la aliada del Lord, es esto servir de alguna manera y de paso recolectar una buena paga.

«Sin asuntos pendientes», se dijo admirando como ambas figuras alejarse, extrañó entonces a su madre, solo puede imaginar su expresión al ver como se confabula con los hijos de Corlys Velaryon y se casó con hijo del príncipe Daemon Targaryen, aunque cree que esto último la haría dar una carcajada.

Regresar a su barco, «el barco de mi marido», se sintió triste sin Shara. Apenas arribó pudo apreciar el rostro contorcusionado de Gehild Tully, este le informó: “El rey Aegon saltó desde su balcón”.





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Aquí empieza el drama.

Almirante Lohar (Aegon III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora