15: +turbar al rey

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15: Masturbar al rey:

“A todos los hombres les agrada este trato”.

La noche que Jasn'ham dio rienda suelta a su vicio alcohólico solo puede lamentar su increíble estupidez.

Se dio una cena en el castillo, discreta para no alterar las aguas, con Lord Tully, Alyn Velaryon y el rey quien ahora podía pararse con relativa normalidad. Es solo una formalidad para darle la bienvenida a los señores que llegaron apurados luego que el fuego haya cesado, un tal Lord Unwin Peake se presentó como “lord mano del rey”.

Jasn'ham lo recuerda bien pues cuando se le informó que la reina estaba sentada en la mesa y era la joven lysena con el cuello quemado casi escupe su vino.

La mirada asesina del Lord mano no la intimidó, más bien se preguntaba dónde se había metido este cuando su rey casi es asesinado.

—Mi hija cayó gravemente enferma”, se escudo detrás de la supuesta enfermedad de su única hija.

Jasn'ham bebió y comió con gusto, sin pena alguna por los ojos sorprendidos y algo disgustados del refinado Lord Tully, aún así el Lord no habló explicándole a “la reina”, como insiste en llamarla, a usar el cuchillo y tenedor.

Jasn'ham se controló un poco pues quien se sentó a su lado fue el joven rey, aunque él se dedicó a jugar con su copa trazando círculos en el borde, nadie lo perturbó.

«No usa joyas» pensó al notar solo un medallón en su cuello con la forma de un dragón de tres cabezas, y en su cabeza una banda dorada sin otro adorno, «el rey humilde» lo llamó en su interior, mirándolo así parece lejano al mundo, como una criatura elevada al cielo.

Lord mano hablaba pero el rey solo asentía sin darle la menor importancia, Jasn'ham entendió que estos dos no tenían una buena relación y puso a Lord Unwin en su lista mental: “sospechoso”.

No supo cuando el Rey se escabulló lejos: “el rey odia las multitudes”, se oyó. ¿Esto es así? La mente de Jasn'ham estaba un poco perdida y se levantó con prisa.

—¡Mi reina! —Quiso saludar Lord Tully pero Jasn'ham solo movió la mano despidiendose en un gesto para nada refinado.

Tenía unas copas de más, aunque ella siempre tiene unas copas de más, y ahora solo quería saber dónde estaba su rey. Tenía una gran necesidad por verlo, quería solo verificar que se hallé a salvo pues el castillo abrió sus puertas de nuevo y cualquiera podrá aprovechar la oportunidad para intentar matar al rey.

Vio la entrada con los guardias quienes solo ignoraron a la joven, ¿quiénes son ellos para detener a la reina si visita a su rey durante la noche?

Ingresar a la habitación privada de un monarca es un delito, no duda que la colgaría por ello pero nadie intentó detener sus pasos. Ingresó a la habitación espaciosa, en su mayoría la oscuridad se ciñó sobre el lugar.

Caminó hasta la puerta que daba al balcón y lo vio de espaldas parado imperturbable, notó a sus pies un taburete en el que se subió al raz del balcón.

—Mi rey —llamó y él volteó, su rostro siempre indiferente ahora parecía intrigado, «con que puedes sentir como humano», estos meses creció mucho aunque siguiera demacrado, pálido, etéreo.

—Hum —soltó sin bajarse del taburete —. No estoy intentando saltar —aseguró.

«Eso no es lo que parece», con sus manos un poco frías por el viento lo ayudó a bajar y le dio sus muletas para que lo acompañe de nuevo a adentro, sin embargo él no quiso entrar sino quedarse admirando las estrellas.

Almirante Lohar (Aegon III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora