11- ¡Hemos venido a morir por el rey!

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11- ¡Hemos venido a morir por el rey!

“Jamás creí decir una frase tan honorable y lo peor es que es verdad... ¡carajo, en serio vine a morir por el rey!”.

El día que llegó a King's Landing no pudo bajar de su barco en horas, tenía toda una tropa amenazando desde el muelle. Innumerables flechas apuntaron en su dirección, solo ella se acercó tanto al muelle pues las nueve naves, más las tres que Alyn Velaryon cedió, se quedaron alejadas.

Los triplican en número, aún así Jasn'ham se mantuvo impacible y subió a su taburete para llamar la atención de sus hombres.

Tuvo una idea sujetando un papel, lo garabateo y levantó la mano para que todos le presten especial atención.

—¡Escuchen! —exclamó —. ¡Esta es una carta del rey dirigida a su esposa, a mí!

Algunos marineros la miraron extrañados, ¿de verdad es la esposa del rey? La mayoría creyó que solo era un rumor y son en realidad solo buenos socios.

“Han intentado acabar con mi vida, esposa mía. Oh, luz de mi vida”, en ese momento el aprendiz de maestre le lanzó una mirada para que adorne tanto las palabras ficticias del rey.

“Me han dejado en cama pero no lograron terminar su cometido, aún estoy vivo pero rodeado por asesinos quienes no desisten en sus múltiples intentos por matarme.

Te pido como tu esposo y te exijo como tú rey: Toma a ciudad con tus honorables marineros y ponla de nuevo a mi merced. Corta la cabeza de los confabuladores quienes atentado contra su rey”.

Hubo un silencio, varios se miraron entre sí sin creer en las palabras del todo.

—Ahora les hablaré yo —continuó —. Su rey fue empujado por un balcón su propio castillo, ¿qué harán ustedes? Los culpables están a la vista, ¡vamos a decapitarlos!

—¡Por el rey Aegon! —gritó Gehild avanzando con su espada en lo alto, jasn'ham agradeció su apoyo.

“¡Por el rey!”, se oyó en conjunto, si las tropas no ceden entonces bajará y también las enfrentará pues tiene que llegar a ese maldito castillo.

«¡Lo haremos! ¡Carajo lo haremos!», comenzó a exaltarse ansiosa, sintió como si se hubiera fumado una de esas hierbas raras de Myr que vuelven locas a las personas.

Iba a dar la orden para descender cuando se escucharon las campanas de la ciudad, las puertas se abrieron dando la bienvenida a los invasores y un grupo de guardia rindieron sus espadas, un puñado de hombres no sabía lo que ocurría y comenzaron a enfrentarse con los guardias llamándolos “traidores”.

Jasn'ham vio la oportunidad y levantó la mano para bajar la tabla, pero una caravana extraña  se hizo ver a lo lejos: «Yo conozco a ese monje», y ahora carga una gigantesca estrella.

Con un sequito de septos, monjes y oradores el hombre con la estrella se abrió pasó hacia el barco enemigo. Puestos cual barrera negaron el paso al grupo de la guardia quienes no estaban de acuerdo con rendir la ciudad y llamaron al maestre Lannister “una víbora”.

—¡¿Qué creen que hacen?! —exclamó furioso el líder de la guardia real —. ¡Fuera! ¡Haremos nuestro trabajo!

—Hemos venido a dar la bendición a la unión por ceremonia representativa de la almirante Jasn'ham Lohar y el rey Aegon —Fue el septo supremo quien habló, sus palabras valen su peso en oro.

Las palabras del septo supremo quedaron grabados en el aire y se extendió hasta llegar a todos los saldados, uno tras otro comenzaron a retroceder con confusión más que con entendimiento.

La mujer quien era la almirante de la flota dio una mirada hacia afuera curiosa, «supremo», ¡la casó el representante supremo de la fe y no lo sabía! Que curiosa es la vida, ella ni siquiera cree en los siete dioses.



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Saben que no me gusta darles un rostro fijo a mis protagonistas pero esta morra me encanta:


Solo que Jasn'ham tiene quemaduras en el cuello que extienden a sus mejillas.

Almirante Lohar (Aegon III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora