Unos horas más tarde, el horario escolar por fin termina y me encuentro con Teo saliendo.
—Teo, tenemos que llevarte al hospital —Me percato de su enorme cojera por culpa de la caída de ayer—. Ese tobillo tiene muy mala pinta y tú cabeza...
—Que no tengo las grapas, solo sangre —Me repite por milésima vez.
—Bueno, pero iremos al médico.
—Está bien, pero no podré ir andando hasta allí. ¿Qué hacemos?
Nos quedamos pensando unos largos segundos en silencio.
—Podemos avisar a Adri —Sugiero.
—Está trabajando —Me recuerda.
—Mierda, es cierto —Maldigo.
—Mira, digámosle a Hit que nos lleve —Señala a lo lejos al recién nombrado como si acabara de salvarnos la vida.
—¿Estarás de coña, no? No pienso subir al coche de ese —Niego rotundamente cruzando los brazos.
—Venga Nai, es por una buena causa —Me súplica juntando sus manos y poniendo cara de pena.
—Me debes una cabronazo.
Y tras darle una colleja y hacerle escapar una leve risa, nos acercamos a Hit intentando pasar desapercibido.
Él se nos queda mirando con el ceño fruncido al vernos parados frente a él.
—¿Qué queréis? —Inicia por nosotros.
—Tienes que llevarnos al hospital —Se lanza Teo sin rodeos algo nervioso.
—¿Yo? —Se burla con una falsa risa—. Id vosotros caminando.
—Venga Hit, no te lo pediríamos si no fuera importante —Replico.
—Naia pidiendo un favor —Me mira sorprendido sin dejar su burla de lado haciéndome apretar los puños—. Realmente me sorprendes, pero, ¿por qué debería hacerlo? Si desde entonces no has hecho más que ser la misma chica que en aquel instituto de Madrid.
Eso de verdad me hace enfadar. Odio que me recuerde lo mucho que me parezco a la chica de aquel entonces, esa chica que me prometí a mí misma enterrar y no lo cumplí.
—Eso no tiene nada que ver ahora, han pasado dos años, superalo. —Me excuso intentando que mi voz suene lo más firme posible, sin gran éxito—. Además, las personas cambian.
—¿Ah sí? —Se lleva una mano a la barbilla fingiendo pensar, haciéndome rabiar más aún —. Eso pensaba yo de tí hasta que te vi exactamente igual y me pregunté. ¿Qué había hecho mal para que nada dentro de tí hubiera cambiado? Y...
—¿Pero tú le has visto el pie? —Le interrumpo en un casi grito ahogado cambiando de tema bruscamente.
Él cambia su mirada al pie de mi hermano y no se porqué se sorprende más, si por el pie o por mi grito desesperado.
Nos quedamos unos largos segundos esperando una respuesta por su parte que no obtenemos hasta que mi paciencia se acaba.
—Vámonos Teo —Le agarro la mano tirando de él no sin poner una cara de asco y cansancio—. Este tío no va a ayudarnos y no quiero seguir escuchándole decir gilipolleces que a nadie le interesan.
Mi hermano se gira para seguirme, pero una voz nos hace frenar inesperadamente.
—Subid al coche anda —Lo veo rodar los ojos cuando me doy la vuelta nuevamente.
Nos subimos en el coche tras chocar nuestros puños sin que nos vea para celebrar nuestra pequeña victoria.
El camino hasta el hospital es incómodo. Noto miradas de Hit desde el retrovisor que me ponen de los nervios.
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𝐇𝐈𝐓 - 𝘼𝙝𝙤𝙧𝙖 𝙨𝙤𝙣 10
Teen FictionNaia Romero. Una chavala más pequeña que el resto del grupo, pero con una dura vida por detrás que en realidad pocos conocen. Hit se meterá en su vida sin su consentimiento y le ayudará a ser feliz. A creer en la vida. 1#hit