Me despierto a media noche y veo a alguien en la puerta
—¡Por tu culpa ya no estoy Naia! —Me grita mi madre acercándose a mí.
- ¿Qué dices? ¡Eso no es verdad! - Retrocedo desde mi cama aterrorizada.
—¿Por qué no me salvaste Naia? —Me sigue gritando a centímetros.
—¡Lo intenté! ¡Te lo juro! —Lloro sin control.
—¿Por qué no? —Sigue gritando, pero le corto la frase.
—¡Callate! —Grito y me despierto.
Estoy sudada y con la respiración agitada, mi corazón late mas rápido que nunca y empiezo a llorar sin parar en cuanto reacciono.
Me miro en el espejo del baño con los ojos rojos, pero paso de largo y me meto en la ducha.
Una vez más calmada, cojo mi objeto para la clase que Hugo nos ha pedido "algo personal que nos vincule a nuestra familia" . Esto no pinta bien, o por lo menos para mi caso.
Voy a clase desganada y sola pensando en la pesadilla. Me siento en una silla formando uno de esos casi círculos completos que tanto les gusta a Hugo. Todo está en silencio ya que él escribe en la pizarra. Dice una palabra larga y rara con un pronunciación también rara y nos reímos.
—Traducido sería algo como hacer las paces con el pasado para poder seguir adelante —Nos explica—. O por lo menos llegar a algún acuerdo con él.
A mí se me pone la piel de gallina.
—Por eso os pedí que trajerais un objeto relacionado a algún pasaje doloroso con vuestra familia —Nos sigue explicando mientras veo mucho su mirada en mí.
Se acerca a su mochila y saca algo de un sobre.
—Yo he traído esto —Nos lo enseña—. Está es la última foto que me hice con mi madre. La he traído porque sigo sin saber que pregunta se hace el niño de la foto. ¿Que habéis traído vosotros? —Nadie responde—. Bueno, pues empezaremos de izquierda a derecha.
—Son los guantes de sparring de mi hermano —Marga los huele—. Los he traído porque todavía huelen a él.
—La ecografía de mi futuro hermano —Jaco enseña el papel desganado—. ¿Alguien busca piso para compartir a final de curso? —Pregunta sarcástico.
—Pizza Lena. Es una pizza de verduras y miel —Cuenta la misma tocando la caja con los dedos—. Mi padre se la inventó cuando nací.
—¿Y por qué la has traído? —Le pregunta Hugo.
—Porque representa como me siento a la perfección. Una pizza de mierda.
—Un balón firmado por todos los jugadores del Barça —Gus empieza a nombrar a los jugadores—. Mi padre me lo regaló. Pero hace poco me enteré de que todas las firmas son falsas —Su expresión cambia a una desagradable.
—Yo no he traído nada —Niego en cuento Hugo me mira.
—Venga Naia, saca lo que tengas Me —Insiste él.
—Que no he traído nada joder. No tengo nada de mi pasado —Empiezo a estresarme.
—Todos hemos sacado algo, incluso yo. Saca lo que tengas, no tengas miedo —Me sigue insistiendo.
Me lo pienso y lo saco, pero no solo eso, sino que también me la pongo.
—Es la camiseta de fútbol de mi hermano Teo —Aprieto mis puños—. Siempre que se la ponía la arrastraba por el suelo porque él era de mi edad —Sonrio levemente al recordarle y Hugo también me sonríe por haber sido capaz.
—El vestido de mi primera comunión —Dice Silvia con le vestido en la mesa de la silla—. Lo he traído porque fue el peor día de mi vida.
—La colonia de mi padre —La saca Nourdin de la mochila—. La he traído porque se hecha litros y cuando vuelve del vertedero huele fatal. Pero bueno, no quiero hablar más, venga tu —Evita el turno de palabra.
—Un libro —Darío lee el título—. Me lo dió mi profe de inglés que me daba clases particulares. Bueno, tiene algunas páginas arrancadas.
—¿Las arrancaste tú? _Le pregunta Marga.
—Sí. Porque les pillé en la cama. —Darío mira al suelo y yo me impacto.
—¿A él y a tu madre? —Le vuelve a preguntar Marga.
&A él y a mi padre —Niega él.
Yo me impacto más todavía y por las miradas de los demás, no soy la única.
—La urna con las cenizas de mi madre —Sigue Erika cortando el mal momento.
Escupo el agua que estaba bebiendo.
—¿Qué has traído qué? —Pregunto alucinada—. Perdón por el agua.
La cara de Hugo es un cuadro.
—A ver, dijo algo importante en mi relación familiar —Se excusa ella.
—Ya, pero tampoco hacía falta traer al familiar en persona —Hugo suelta una risa nerviosa.
—¿Algún problema? —Erika se empieza a fastidiar.
—No, no, solo me ha sorprendido.
—Pues lo de Andrés si que te va a sorprender —De excusa ella.
Andrés saca su objeto con una sonrisa. Una pistola.
—¿Qué haces con eso? ¿De donde la has sacado? —Hugo se asusta.
—Es de mi padre. Se la estoy cuidando hasta que salga de la cárcel —Le explica Andrés.
—No me lo creo —A Hugo se le nota el nerviosismo a kilómetros.
—Que sí. Que matabamos conejos con esto.
—Dámela por favor —Estira el brazo para cogerla—. No puedes traer un arma al instituto.
—¡Tampoco se puede traer una madre muerta y ella lo ha hecho! —Andrés se refiere a Erika.
—¡Andrés que me la des!
Él se sigue negando y cuando va a guardarla Hugo se la quita de las manos y la guarda en su mochila.
—Dámela —Hugo no hace nada—. ¡Que me la des! —Le sigue insistiendo.
—Cuando sea el momento ya hablaré yo con tu padre —Es la única respuesta.
—No. Tú con mi padre no tienes nada que hablar. Él sabe lo que hace —Andrés le empieza a hablar con odio en la mirada.
—Te recuerdo que está en la cárcel. —Hugo usa palabras que llegan al corazón—. Perdón —Le dice al reaccionar sobre su comentario.
—Vete a la mierda. No le llegas ni a la suela del zapato gilipollas —Le escupe enfadado y se va a los vestuarios.
Nosotros escuchamos golpes y más golpes desde el gimnasio.
—Tú mal rollo con las pistolas no te da derecho a meterte con él —Le defiende Marga—. Lo ha traído con toda la ilusión. Es solo un chaval.
—Quien mató a toda esa gente también era un chaval —Se excusa Hugo.
—Que tú tengas ese trauma no quiere decir que vuelva a pasar. Porque no va a pasar —Le explico, pero él se calla.
El gimnasio de queda en silencio por unos largos minutos hasta que seguimos con la clase, pero sin Andrés. Mi cuerpo me pide a gritos ir a por él, pero no lo hago.
—A ver, durante noventa segundos vamos a dar vueltas en círculo diciendo la primera palabra que se nos venga a la cabeza, pero vinculada a nuestro objeto. Sin pensarlo mucho —Nos explica Hugo.
"Desapego" Dice él y comienza a dar la vuelta. "Sangre" Marga le sigue. "Mierda" Jaco va detrás. "Chivato" dice Lena y Hugo le mira extrañado. "Mentira" Ahora Gus. "Alcohólico" Digo yo y Hugo me mira ahora a mí. "Gorda" Silvia me sigue. "Peste" Va Nourdin. "Maricón" Darío deja el libro con brusquedad. "Muerte" Silvia termina y el bucle sigue con distintas palabras durante noventa segundos.
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𝐇𝐈𝐓 - 𝘼𝙝𝙤𝙧𝙖 𝙨𝙤𝙣 10
Novela JuvenilNaia Romero. Una chavala más pequeña que el resto del grupo, pero con una dura vida por detrás que en realidad pocos conocen. Hit se meterá en su vida sin su consentimiento y le ayudará a ser feliz. A creer en la vida. 1#hit