Entro a casa y me encuentro con ella vacía, una sorpresa por mi parte. Así que me siento sola a comer mientras miro mi plato pensando en Hit, en mi clase, en mi nueva vida, no se, en todo.
Y en eso se resume mi vida. Recuerdos que revolotean por mi mente, cuando pasaba los días sola en Madrid. Encerrada en mi habitación. La única diferencia es que antes estaba viva pero no lo sentía, en cambio, ahora lo siento, lo vivo.
Me acuesto temprano y sorprendentemente me duermo al instante hasta despertarme al día siguiente.
Subo al autobús detrás de Karmen y me siento por el final, donde pillo.
En el instituto, Hugo nos para a todos por el pasillo.
—Oye, envié al laboratorio una muestra de la meada de mi coche. Quién haya sido debe ponerse en contacto con ellos urgentemente, parece ser una infección o algo grave.
—¿Como que grave? —A Teo se le nota nervioso, vaya manera de delatarse.
—¿Pero tú eres gilipollas? Te está vacilando —Me río de él en su cara.
Teo me pega un pequeño empujón en el hombro que solo me hace reír más al ver su vergüenza.
—Anda, ya te vale, ¿no? —Hit se cruza de brazos hacia el chico—. Bueno, y tú, no hace falta que disimules, que sois como Zipi y Zape.
—No se de qué me hablas —Chelo se da la vuelta y se marcha de la escena hacia el barracón.
Vamos detrás, dejando a Hit ahí.
Cuando llegamos resulta estar cerrado. Me siento en la escalera con el móvil mientras que los demás hablan entre sí.
—Naia, al móvil —Me regaña el profesor al llegar con un casco de constructor.
Lo guardo en el bolsillo de mi chaqueta y le seguimos hasta el roñoso parque que tenemos justo al lado. Se sienta en una mesa de picnic e imito el gesto antes de quedarme sin espacio.
—Vamos a reventar esto. Una vez una chica me dijo que «Para sacar el dolor hay que usar la ira y la rabia, es ley de vida». —Hugo me mira con una media sonrisa.
Imito el gesto al hacerme recordar aquella clase del pasado. Esa misma frase que yo dije ese día.
—Yo le pregunté, ¿cómo? ¿Y sabéis que me respondió?
—Destrozando lo insignificante —Respondo al recordarlo ganándome la mirada de mis compañeros.
—Exacto —Me mira y va a la conclusión— ¿Quién quiere empezar? —Nadie responde.
Entonces Hugo le lanza un casco a Román y otro a mí. Nos levantamos con ganas, cogemos unos martillos y empezamos a golpear juntos el tobogán mientras que nuestros compañeros nos invitan a gritos.
Unos salen, otros entran. Todos golpeamos y soltamos la ira que guardamos en nuestro interior sin pensar en nada más.
•Π•
Salimos de clase y nos dijimos a la salida para volver a casa.
—¡Naia! —Me giro al escuchar a Hit.
—¿Qué? —Pregunto seca y malhumorada.
—Has dado buenos martillazos eh... —Intenta cortar la tensión.
—No te andes con rodeos. ¿Qué es lo que quieres? —Me cruzó de brazos haciendo notar mis pocas ganas de estar ahí.
—Que te esfuerces en mis clases, aún que sea un poco más.
—¿Para qué? Si no sirven para nada —Me burlo—. Cala a quien quieras, pero a mí ya no Hit —Sueno amenazante
—Tan ruda como siempre. Pensé que habías cambiado
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𝐇𝐈𝐓 - 𝘼𝙝𝙤𝙧𝙖 𝙨𝙤𝙣 10
Novela JuvenilNaia Romero. Una chavala más pequeña que el resto del grupo, pero con una dura vida por detrás que en realidad pocos conocen. Hit se meterá en su vida sin su consentimiento y le ayudará a ser feliz. A creer en la vida. 1#hit