T2 1|ʜᴇ ᴠᴜᴇʟᴛᴏ

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Hit tenía razón, el camino para ser feliz era largo, que lo conseguiría y lo conseguí. Pero ahora, toda esa gente que complementa mi felicidad, está a kilómetros y kilómetros de mi nuevo hogar este año. El pueblo de mi infancia. Como ya todos sabemos, la infancia es una etapa bonita de la vida, pero en mi caso no puedo decir lo mismo. Llevo todo el camino pensando y pensando en cómo será volver a ver, a recordar, a vivir en ese lugar. Una extraña sensación me invade, pero los miedos son para superarlos, no tengo a que temer, no? Eso espero. A demás, mi abuela me necesita cómo nunca antes. Ella me cuidó a mí y ahora me toca cuidarla a ella.

No quería irme, a pesar de que mi grupo de amigos siguió su vida y cumplieron la mayoría de edad, inesperadamente nunca nos separamos. Supongo que lo que tenemos es especial, esa etapa que nos unió no la vive cualquiera, todos nos hemos superado a nosotros mismo, pero juntos. Aunque algunos nos veíamos más que otros, siempre estábamos los unos para los otros. Nunca nos separamos. ¿Pero ahora? Ahora me acabo de marchar, me acabo de alejar de los que me ayudaron a ser feliz, de los que me han visto crecer y cuando me veían más alta me decían "la pequeña Naia sigue creciendo, ya mismo nos pillará" y seguido se echaban unas risas, de los que me han visto llorar, gritar, sonreír, en todas la facetas que yo misma he visto, los que me conocieron como nadie se había atrevido a hacerlo. Sólo espero que sigan ahí y sentirlos cerca aunque no lo estén.

Pero ahí no acaba. ¿Sabéis? Hit me enseñó más de lo que pensaba,más de lo que nunca hubiera imaginado. ¿Cómo una simple persona puede cambiar tanta la vida de otra? ¿Cómo puede cambiar tanto la perspectiva de las cosas? No lo entiendo, posiblemente nunca lo entenderé.

No sé en qué momento comencé a hacer amigos de mi clase y de mi entorno, mi vida empezó a darte un golpe de sorpresas que nunca hubiera imaginado, ni mi yo de siete años, ni de diez, y muchos menos la de antes y después de conocer a Hit. Nico y yo empezamos a salir, empecé a sentir cosas que nunca antes había sentido, es verdad que fue difícil, pero aprendí a vivir con tantas emociones. Fue todo muy bonito y no me arrepiento de nada, aprendí a querer y eso me enorgulleció.

Pero ahora tengo que empezar de cero en un lugar donde tenía el cien y no precisamente en sentido positivo.

Voy de copiloto con mi tía conduciendo mientras escuchamos esa canción que siempre ponía Marga cuando boxeabamos juntas, sonrisas y lágrimas, yo sigo el ritmo con un leve movimiento en mi pie derecho. Miro por la ventana cómo nos acercamos y nos adentramos al pueblo, noto como se me remueve el estómago y los nervios se apoderan de mí. No es un pueblo cualquiera, aquí todos conocen a todos, son una especie de familia. Aquí solo viven los que nacen, es un entorno muy pequeño en el que cada uno tiene a los suyos. Pero lo cierto es que yo ahora no tengo a nadie. Sólo miles de recuerdos que hace años me propuse borrar de mi vida, cosa que ahora vuelve a aparecer. No me puedo creer que haya vuelto.

Entonces, el coche frena. Hemos llegado a la casa en la que nos quedaremos el próximo año, la casa de mi abuela. Al bajarme del coche y pararme frente a la puerta con las maletas, el estómago me da un giro repentino y los nervios se apoderan de mí.

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—¿Preparada? —Mi tía me pregunta haciéndome volver a la realidad.

Asiento, aunque no sé si estoy segura de eso.

Mi tía toca la puerta y a los largos segundos la abre él. Nuestra miradas conectan algo nerviosas hasta que decide reaccionar.

—Te echaba de menos enana —Logra decir, pero yo no reacciono—. Ven y abraza a tu hermano mayor, anda.

Adri abre sus brazos y me avalancho sobre él.

El momento se me hace tan extraño. Llevaba tengo tiempo esperando este momento que ahora que ha llegado ni si quiera se lo que siento. Pero supongo que es normal, llevaba sin ver a mi hermano desde que tenía siete años y ahora lo tengo frente a mí, en la casa mi abuela. Flipo.

—Pasa, que tenemos mucho de lo que hablar —Me dice al separarnos.

Entro a la casa entrecortada. Es raro que después de tanto tiempo entre para ver a mi abuela así. Mi hermano me agarra de la mano indicando seguridad y yo la aprieto con fuerza.

Entramos al salón y ahí está ella mirando x la ventana, siento que el corazón se me va a salir por el estómago. Mi tía de acerca a ella y la saluda cuidadosamente, ella sorprendentemente le sonríe al verla después de tanto. Entonces me mira y se me para el cuerpo entero.

—Yaya, ¿te acuerdas de Naia? Mi hermana —Le pregunta mi hermano y tras unos segundos que parecen eternos, asiente.—. Ella es.

Suspiro soltando todo la tensión que contenía a dentro de mí, el miedo de que no se acordara de mí, era en lo que más pensaba en los últimos días. Se me escapa una sonrisa en lo que ella se levanta para abrazarme con cuidado y yo le correspondo sintiendo Paz junto a ella.

El día fue bastante tranquilo, mi hermano se molestó en ayudarme a desmontar la maleta y poco más, no quiero salir a ver el pueblo, todavía no. Y mi hermano todavía no ha hablado del pasado, no ha preguntado nada, hasta ahora.

—¿Y qué tal todo este tiempo? —Empieza a conversar con nerviosismo en su voz.

—Si te contara... una locura. Ni te lo imaginas —Suelto una risa igual de nerviosa—. ¿Y que ha sido de tí?

Entonces no sé en qué momento acabamos los dos tumbamos en mi cama hablando y contando cada detalle de nuestras vidas hasta quedarnos dormidos, claramente con una gran sonrisa.

Le conté todo, le conté que con siete años acabe viviendo en casa de la tía y que eso parecía una pesadilla. Le conté lo que sufrí en el colegio y mi llegada al instituto. Le conté lo que fue mi manera de vivir. Claramente, todo lo que vivimos con Hit. Y todo lo que cambio mi vida después de eso hasta llegar al día de hoy.

Y él a mí me lo contó todo, me contó que él nunca salió del pueblo, que se tuvo que acostumbrar a vivir el solo con los abuelos. A los años, el abuelo falleció y lo paso bastante mal. Se echó un grupo de amigos y poco a poco fue feliz por su propia cuenta. Se metió en la universidad, pero no le fue muy bien y ahora con todo esto del Alzheimer de la abuela está en el pueblo trabajando.

Nos queda mucho camino para volver a ser los de antes, pero lo conseguiremos.

18/11/23

𝐇𝐈𝐓 - 𝘼𝙝𝙤𝙧𝙖 𝙨𝙤𝙣 10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora