2| ʟᴀ ᴄᴏɴꜱᴜʟᴛᴀ

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Al llegar al instituto veo a unos niños de primero repartiendo unos papeles de Hit con una frase absurda, al cogerlo lo tiro al suelo y sigo mi camino.

De camino a mi clase veo al mismo corriendo detrás de cuatro niños de los que estaban ayer en el gimnasio y me para por el pasillo.

—¿Tú no tienes clase o qué? —Me para con la respiración agitada.

—¿Y tu no tienes a otro al que tocarle las narices? Mi tía no ha firmado nada —Le enfrento.

Se queda quieto donde mismo estaba y mira al frente como si estuviera loco o algo por el estilo. Paso de largo y me voy a mi clase al ver a Ester acercarse.

Al llegar a mi casa voy a mí cuarto como siempre, pero mientras dejo el skate en la entrada mi tía habla. Esta semana llevamos más charlas de lo normal, no se cómo tomármelo.

—He firmado —Se sienta en el sofá a ver la tele pasota.

—¿Perdona? —Me planto frente a ella sin creer lo que he escuchado.

—No quiero tener al señor ese detrás mía molestándome, así que he firmado y punto. Ahora dejame ver la tele —Enciende la tele y pasa de mi.

—Es verdad, la señorita piensa siempre en si misma. A ver si algún día piensas también en los demás —Me voy a mi habitación agitada e indignada—. ¡Egocéntrica! —Grito antes de cerrar la puerta y sumergirme en alguna de mis canciones.

La mañana siguiente voy a clase abrumada y llegando un poco tarde así que prefiero saltarme clases y me voy a los baños a fumarme un cigarro aunque mi edad me lo impida. Después de eso, pasada la primera hora me empieza a dar ansiedad así que me tomo una de mis pastillas y empiezo a rascar otra vez mi brazo izquierdo llena de heridas y arañazos por rascar contra el dolor y la angustia. Es mi manera de desahogarme.

Más tarde en el cambio de clase Irma me encuentra en el baño e intuye que estoy saltándome clases, así que me lleva con la directora.

—¿Otra vez estás aquí? —Me pregunta agotada Ester al verme de nuevo en su despacho.

—No se cansan de traerme por aquí —Me siento en la silla desparramada dejando la mochila a un lado.

—¿Que ha hecho esta vez? —Pregunta mirando a Irma.

—Saltarse clases en el baño —Dice ella y se va.

Suspiro sin ganas y Ester me pone mala cara.

—Voy a llamar a tu tía, ya es la tercera vez este mes y lo llevamos apenas empezado —Dice mientras marca.

—Suerte, no te lo va a coger —Planto otra de mis sonrisas de superioridad en mi cara.

—Nada —Deja el teléfono pasados unos largos segundos al ver que no contesta.

—Te lo dije.

En ese momento entra Hit por la puerta y se sorprende al verme sentada.

—¿Tú que haces aquí? —Me pregunta con cara de interés.

—Nada, de charla con la directora ¿Quieres un café? —Seguido de eso le pongo mala cara y él me sonríe con sarcasmo.

—Anda, yo me la llevo —Apoya su mano en el respaldo de la silla y yo me inclino hacia adelante dejando distancia.

—¿Como te la vas a llevar si acaba de saltarse dos horas de clases? —Ester pregunta cabreada, no sé si con Hugo o conmigo.

—¿Y que vas a hacer ponerle? ¿Una correa para que no se te escape? —Vuelve a usar su sarcasmo.

—No, a ver, pensaba llamar a su tía, pero no me lo coge —Le responde tras una cara abrumadora.

—Pues decidido, coge tus cosas y sal de aquí —Dice ahora Hit mirándome a mí.

No es porque me lo haya dicho él, ni mucho menos, pero tenía ganas de salir de allí, así que cojo mi mochila y me salgo al pasillo hasta que Hit me para agarrando mi hombro del que me separo bruscamente y me doy la vuelta.

—Te he salvado de una —Dice tras retroceder unos centímetros.

—Ni siquiera te lo he pedido —Agrego seria.

—¿Porqué lo haces? Te apesta el aliento a tabaco —Me quedo quieta mirándole desafiante sin contestar—. Eres una simple niña, tienes catorce años, vas a segundo de la eso —Continua sacándose de sus casillas.

—Porque quiero y porque puedo. Deja de meterme en mi vida, joder —Contesto sin ganas.

—Anda ve al gimnasio —Se rasca la nuca y entra de nuevo al despacio.

Yo camino por los pasillos hasta el gimnasio como si tuviera días y días hasta que llego, el grupo ese de cuarto me dice de hacer un complot contra Hit, lo cual acepto sin pensar ya que ahora mismo siento odio hacia él y hacia mi tía y que mejor manera de sacarlo con esta idea. Aunque tampoco me entusiasma creo que puede ser divertido.

En cuanto entra por la puerta le apagamos las luces y seguido le empezamos a lanzar balones repetidamente. Es una buena manera de sacar la rabia y aunque no me saque una sonrisa me sienta bien.

Al salir del instituto no me apetece ir a casa así que voy a la cafetería de siempre. De camino veo al maldito profesor con heridas en la cara y cambio mi dirección por un camino más largo.

Al llegar, me siento en la mesa de la esquina y saco mi móvil. Tengo cinco llamadas perdidas de un número desconocido que decido ignorar.

Me pido una taza de café para combatir los problemas de tener insomnio la mitad de las noches.

Al irme me encuentro a Darío con su patín eléctrico y pasamos los dos de largo para más adelante encontrarme a Marga y su grupo. Todos se me quedan mirando y yo les saco el dedo a lo que Andrés me la devuelve y también paso de largo.

A las tantas de la noche se me ocurre volver a casa, o mejor dicho llegar y eso hago. Dejo el skate, me ducho y me meto en la cama a ver el móvil.

𝐇𝐈𝐓 - 𝘼𝙝𝙤𝙧𝙖 𝙨𝙤𝙣 10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora