9| ᴄᴜɪᴅᴀᴅᴏꜱ ɪɴᴛᴇɴꜱɪᴠᴏꜱ

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Por la noche siguiente me despierto a mitad de ella debido a una pesadilla con alteración y sudor de regalo. Me levanto nerviosa y empiezo a dar vueltas por la habitación y seguido pego puñetazos a la cama para soltar el dolor y la rabia como yo sé. Me tumbo en la cama rendida y me dedico a trasnochar hasta la hora de ir a clase.

De camino al instituto me encuentro a Marga, Andrés, Erika y Jaco que me acompañan.

—¿Y esas ojeras? —Me pregunta Marga tras figarse.

Me quedo callada sin saber exactamente porqué pregunta y me hace un gesto con los ojos esperando una respuesta.

—He tenido una pesadilla y luego no he podido dormir en toda la noche. Aunque más bien era un recuerdo, pero trasformado —Le explico.

—Joder. Pues con la noche de ayer y la de hoy tendrás un sueño que flipas —Jaco se une a la conversación.

—Sí la verdad, estoy que me caigo del sueño —Bostezo y me sonríen divertidos.

Me separo de ellos al llegar para ir a mi clase. Me encuentro algo mareada pero no le doy mucha importancia y apoyo mis brazos y mi cabeza en la mesa.

Cuando tenemos clase con Hugo, me encuentro a los nueve por el pasillo y les sigo. Pero mi mal estar vuelve y decido pararme a respirar. Veo a los demás pararse y preguntarme.

—¿Estás bien? No tienes buena cara —Escucho comentarios mientras la vista se me nubla y pierdo la consciencia cayéndome al suelo.

Al despertar algo desorientada, me veo tumbada en un sofá con gente al rededor. Me doy cuenta que es el despacho de Ester y son Hugo, Ester y los otros nueves de cuarto.

—¿Que ha pasado? —Pregunto incorporándome lentamente.

—Te has desmayado —Me explica Hugo cuando Gus y Erika se sientan a mis lados— Los chicos te cogieron y nos avisaron.

—¿Como te encuentras? —Me pregunta Jaco sentándose en el borde del sofá.

—Estoy bien —Les afirmo.

Hugo saca un bocadillo de su mochila y lo deja en la mesa.

—Naia he visto que no sueles comer mucho. Cada vez menos —Me hice Hit con algo de nerviosismo en la voz.

Llevo mi mano a mi brazo izquierdo para sentir algo de dolor.

—Lo siento. No pensaba que acabaría desmayándome —Agacho la cabeza igual de nerviosa.

—No, no tienes que disculparte —Se agacha frente a mí y aparta mi brazo al darse cuenta—. Sólo quiero entender por qué lo haces.

La sala se queda en silencio por unos segundos largos pensando que decir.

—Ni yo lo sé. Mi tía desde pequeña me inculcó que no era como los demás, no sé, la oveja negra. Y yo lo he pagado con la comida, me hace sentir mejor conmigo misma, me ayuda a quererme —Explico nerviosa ya que nunca suelo contar mis sentimientos—. Hay días que estoy bien, pero otros días siento la necesidad de controlarlo cuando cada bocado que como me hace sentir peor —Hago una pausa costosa— A veces siento que es la única parte de mi vida que puedo controlar —Nadie dice nada y mi seguridad desaparece—. Pero no le deis más importancia. Es una tontería, a demás, ya estoy bien.

—Sí es importante. Te acabas de desmayar —Abre el envoltorio del bocadillo y me lo da—. Me importas Naia.

—Nos importas —Le corrige Marga.

Una leve sonrisa se me escapa de la boca y Erika me abraza, yo le correspondo ligeramente y algunos más de unen al abrazo, como Gus y Silvia.

—Te lo tienes que comer —Hugo señala el bocadillo y yo lo muerdo.

𝐇𝐈𝐓 - 𝘼𝙝𝙤𝙧𝙖 𝙨𝙤𝙣 10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora