2.2 - El cielo

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15 de febrero de 2032

Mark estaba sentado a la mesa del comedor con su madre, Amelia, y su padre, Jonathan, disfrutando del desayuno. El aire olía a pan tostado y café recién hecho. Amelia, siempre meticulosa, revisaba algunas notas para su próxima clase de física cuántica en la Universidad de Nova.

Jonathan, con su tablet en mano, miró a su hijo con una mezcla de orgullo y curiosidad.

—Mark, ¿cómo va el proyecto con Alex? Me enteré de que están trabajando en un modelo nuevo para el coche de hidrógeno. ¿Han encontrado alguna solución innovadora? —dijo Jonathan, con un tono que reflejaba su entusiasmo por los avances en tecnología.

Mark, tomando un sorbo de café, se encogió de hombros y esbozó una sonrisa.

—Va bien, papá. Ayer estuvimos ajustando el diseño del motor para optimizar el flujo de agua. La idea es mejorar la eficiencia, pero todavía hay algunos detalles que necesitamos perfeccionar. Alex y yo estamos tratando de encontrar el equilibrio justo entre rendimiento y sostenibilidad.

Amelia levantó la vista de sus notas, interesada por el progreso de su hijo.

—No esperaba menos de ti, querido. Sabes cuánto aprecio el trabajo que haces. ¿Y qué tal Emma? La última vez que hablamos, mencionó que estaba buscando un tema interesante para su tesis —comentó Amelia, ajustándose las gafas y sonriendo.

Mark sonrió levemente.

—Sí, Emma está considerando enfocarse en los impactos sociales de la tecnología verde. Quiere analizar cómo Hydronova ha influido en la economía global y en las comunidades locales. Cree que es importante mostrar que la tecnología no solo resuelve problemas ambientales, sino que también puede transformar economías.

—Es una gran idea. Esa compañía ha cambiado el mundo de maneras que ni siquiera imaginábamos hace una década. La gente subestima lo difícil que fue producir agua limpia y barata. No solo se trata de purificar el agua, sino de crearla a partir de cero para no agotar los recursos naturales de la Tierra —respondió Jonathan, mientras tomaba un pedazo de pan y se lo llevaba a la boca con satisfacción.

—Es fascinante cómo un solo descubrimiento puede cambiar tantas cosas —dijo Amelia, mirando a Jonathan con admiración.

Jonathan asintió.

—Sí, y es un recordatorio de que la ciencia y la innovación tienen el poder de transformar nuestro mundo. A veces, los mayores avances vienen de los lugares más inesperados.

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