"El peor sentimiento no es estar solo. Es ser olvidado por alguien que tú nunca vas a olvidar"
- KookV
- doncel.
- distorsión de edades.
- m-preg.
- mención de otras parejas.
- pura ficción.
《Queda prohibido cualquier tipo de copias o adaptacion...
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“No puedo enamorarme. Trato de encontrar una razón que nos separe. Pero no está funcionando, porque eres perfecto. Y sé que vales la pena, no puedo alejarme". -Jk.
- Yo... - El menor miró sus pies, notando el charco de agua que se formaba debajo de él por las gotas que caían de su ropa- Lo siento, fue un error haber venido..
Dio un paso atrás, y levantó la vista para encontrar al azabache con la misma expresión de antes. Tenía la boca ligeramente entreabierta, y su mano permanecía en la puerta, inmóvil.
- Taehyung... -repitió el otro, su voz temblando en reflejo de sus emociones.
El castaño frunció el ceño, sintiendo una creciente frustración. ¿Era esa la única reacción que podía ofrecer? Se preguntó. La sensación de ser un idiota le calaba profundo, y no solo por su propia incertidumbre, sino también por la imagen de esa desconocida chica que persistía en su mente. Deseaba desaparecer, escapar y nunca volver a enfrentarse a la realidad de esta tormentosa noche.
La amarga sensación dentro de su pecho lo envenenaba, haciéndole sentir un vacío que se expandía cada vez más. Dio otro paso hacia atrás, preparándose para huir de esa escena que se había convertido en una pesadilla viviente.
Justo cuando estuvo a punto de correr, el mayor reaccionó y lo detuvo sujetándolo del brazo de forma inesperada.
- ¿A dónde vas?.
- Suéltame Jungkook. -intentó zafarse, su voz se oía desesperada.
Forcejeó con todas sus fuerzas, sin importarle el dolor o el riesgo de lastimarse. Sin embargo, el azabache lo sostenía con una determinación aún mayor.
- No. -respondió con firmeza, mientras trataba de mantener a Taehyung bajo control.
- ¡Que me sueltes!. -gritó frustrado empleando golpes al aire.
La herida en la mano izquierda de Jungkook le causó dolor, esa misma que ahora estaba vendada. De hecho alcanzó a quejarse en silencio, pero no cedió ante el pedido del chico.
- ¡Detente!. -le ordenó cuando finalmente logró atrapar sus manos- ¡Para!.
De repente lo atrajo hacia su cuerpo y con un movimiento brusco hizo que entrara en su departamento. Una vez allí, cerró la puerta de un golpe y lo empujó contra ella sin ningún tipo de gentileza. Lo sostuvo de los brazos, inmovilizándolo por completo.