Triángulos Amoros

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Me desperté en la mañana, alrededor de las 9 a.m. y Hannah entró a mi habitación para decirme que el desayuno ya estaba listo. Bajé aún medio dormida y me senté en el comedor. Mis padres me miraban evitando reírse, de seguro por mi cara de sueño y Nick tomaba café de su taza.

Seguí comiendo e ignorando a todos. Nick no quitó su mirada de mí en ningún momento y ya me estaba comenzando a cansar de su comportamiento.

–Ya basta –Dejé de comer para hablarle a Nick–, deja de mirarme.

–Lo siento –Se disculpó y dejó de mirarme al fin.

–Cariño, ¿ese suéter no te queda muy grande? –Preguntó mamá con una expresión de confusión en el rostro.

"Maldita sea, ¿Ahora que le digo? Soy la peor persona para mentir y definitivamente no sé qué decirle."

–Oh... R-Respecto a eso, un día llovía mucho y no tenía mi suéter, entonces... Un amigo me la prestó –Balbucí evitando mirar a mamá.

–¿De que te iba a servir un suéter si estaba lloviendo? –Nick se metió en la conversación, ya que él sabía que lo más probable era que mentía–. Aunque tuvieras el suéter también te mojarías.

"Maldito, te haré picadillo mientras duermes."

–Era lo único que tenía mi amigo, y ya que es muy amable me prestó su suéter –Respondí mirando a Nick resignada.

Nos quedamos todos en silencio y justo cuando me iba a levantar para irme, papá comenzó a hablar.

–La fiesta será a las 8, espero que te comportes como te hemos enseñado, Emma.

Papá me habló como si yo siempre me portara mal o algo por el estilo. Mis padres siempre suelen hacerme algo así como "la camarera", desde que tengo 12 años ellos me obligan a entregar bebidas u otras cosas, lo cual no me molesta porque es mejor que hacer nada. Después de un rato me dejan hacer lo que quiera en la fiesta, mientras me comporte como ellos quieren.

–¿De acuerdo? –Asentí confundida.

–A lo que se refiere tu padre es que no pelees en la fiesta y solo sé amable –Mamá explicó las palabras de papá.

Mis padres no me conocían mucho que digamos, pero sabían que era muy fácil que me molestara con la gente. Supongo que seré más paciente y tolerante esta noche.

–Ya escogí un vestido para ti, cariño –Me informó mamá con una sonrisa–. Le pedí a Hannah que lo dejara en tu habitación. También Hannah te va a peinar para la fiesta, así que puedes estar tranquila con eso.

–Gracias –Le agradecí con una sonrisa forzada, ya que no me importaba mucho eso de estar demasiado elegante.

–Por cierto, puedes invitar a alguno de tus amigos. Bueno, puedes invitar dos, pero solo dos.

Cuando mamá dijo esto último se me ocurrió una idea excelente, no, más bien un plan excelente. Creo que ya era tiempo para una pequeña venganza y hoy era el día perfecto para hacer eso. Subí a mi habitación y me tumbé bocarriba en mi cama, tomé mi celular y llamé a Alexis.

–¿Hola?

–Hola, Jirafita –Hablé con una sonrisa tonta.

–Oh, enana. Pensé que tu celular se había dañado.

–¿Por qué pensaste eso? –Pregunté enarcando las cejas.

–"No te preocupes, te enviaré un mensaje cuando llegué" –Habló imitando mi voz, según él–. Ya había pensado que te habías desaparecido. Pero luego recordé lo despistada y olvidadiza que sueles ser, así que no me preocupé mucho.

Sangre AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora