VI; Viejas amistades.

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Capítulo VI, "Viejas amistades ".

—Usted no... ¡No puede ser Harry Styles!, ¡Imposible!, ¡Es tan... Joven! — Niall gritó angustiado, se separo del otro joven mientras daba vueltas mirando al piso, pasándose las manos por el pelo, a veces tirándoselo un poco, ¿Con este tipo se había metido, con el que había despreciado por años? Estaba bastante confundido, su mente daba vueltas. ¿Qué era lo que debía creer ahora?.

—Usted es sólo unos cuantos meses mayor que yo y nunca he dudado de su puesto de trabajo, ¿No es así, Niall? — Harry alzó una ceja divertido ante la actitud del General, siguiendo con sus ojos sus angustiadas acciones.

—¡No me llame Niall, no tiene el derecho a hacerlo! Para usted soy General Horan — Niall reclamó, siempre con un tono educado, aunque bastante elevado, a decir verdad. —Solamente, me había imaginado su apariencia de una forma... Distinta — admitió el rubio, examinando al rizado desde la cabeza hasta los pies. No. Definitivamente no se imaginaba que así sería el glorioso Harry Styles.

—¿Cómo me imaginaba? — Harry dijo en tono burlesco, aún con su ceja provocativa alzada. Estaba esperando a oír lo mismo de siempre; un señor mayor. Y no se equivocó.

—Como un anciano... con mucha barba, y con bigote, tal vez. Con una panza de un tamaño tal que no dejaría ver los pies, y unos bolsillos cargados en monedas de oro siendo presumidas por un egocéntrico hombre, si me permite decir— el rubio se encogió de hombros, imaginando su visión. Aunque internamente, se reía al verla y luego compararla con el verdadero Harry. El humilde, amable, inteligente y... apuesto, Harry.

—No soy esa clase de persona — Harry negó, recordando que era como la milésima vez que lo hacía si se podía hablad de ese tema. Todos le creían con esa apariencia —Si me permite, debo retirarme. Ya sabe, aclarar unos asuntos pendientes — tosió falsamente y caminó lejos del lugar, escapando del rubio. Pero Niall necesitaba un pretexto para hacerle quedar más tiempo y entablar una conversación con él. Sea cual sea.

—¿No cerrará las puertas de su casa? — dijo de repente al ver que se había ido sin colocar seguro alguno. Fue lo primero que se inventó y después de unos segundos se dio cuenta que no le servía de nada, y que era estúpido, ya que, por la forma en la que encontró a Harry actuando contra su casa, no necesitaría los seguros.

—No lo necesito — Harry gritó sin voltearse, siguiendo su camino —¡No se preocupe, Señor Horan, nos volveremos a ver otra vez, muy pronto! — agregó, de nuevo con un grito. Pero la última frase con un extraño tono diferente, un tono de dureza, no como el que siempre usaba. Era extraño, tal vez le pasaba algo, pensó Niall. Pero sea lo que sea, quería saber qué era y cómo podía ayudar a solucionarlo.

"Nos volveremos a ver otra vez..." apareció la voz de Harry en los pensamientos de Niall, como si fuera un canto de sirena, esa oración se repitió sobre su cabeza una y otra vez, deleitándolo con cada sílaba. Inconscientemente apareció una mueca parecida a una sonrisa en los labios de Niall, la que al darse cuenta que estaba apareciendo borró al instante, ya que era Harry Styles. Él era Niall Horan. Un general y un protestante no combinaban en lo absoluto, eran como el gato y el perro, y tarde o temprano iban a terminar destruyéndose.

Al otro lado, en la oscura noche en el palacio presidencial, Roger Míssuri iba cargando pesadas cajas llenas de pólvora, mientras iba silbando una canción que su mente había creado, pensaba en la melodía que estaba creando con su boca, aunque a veces se cansaba o se quedaba sin aire, lo que le hacía reír, y luego reía de nuevo al ver lo poco serio que era comparado a la situación en la que estaba.

Se acercó a la sala en donde estaban las cosas que les servían a la hora de combate. Limpió sus manos con éstas mismas sacudiéndolas entre si y se dispuso a retirarse, para así acabar el día y por fin regresar a su casa, pero cuando pasó frente a la puerta de el calabozo, un sollozo llamó su atención. Era tan fuerte que casi le ensordece, pero a la vez le conmovió y no sabía por qué.

Guerra Fría » Narry StoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora