XIV; Veneno.

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Capítulo XIV, "Veneno".

Roger Míssuri caminaba por los pasillos del palacio, claro, todos creían que él era inocente, visto desde su punto de vista. Pero realmente trataba de avanzar lo más sigilosamente posible para ser lo menos visto. No sabía que aquella mañana iba a ser decisiva para el transcurso de esta historia. Aún así le tomaba el peso a la situación, así que su mayor meta en aquel momento era que no lo descubriesen.

Eso era lo más obvio, claro.

Eran menos de las seis de la mañana, y el desayuno de los soldados empezaba en aproximadamente dos horas. Eso era mucho tiempo para él, y mejor, porque sabía que el antiguo plan de Niall para liberar a Harry había salido relativamente mal solo por falta de tiempo.

Porque, ¿Qué hubiera pasado si Niall se hubiese levantado media hora más temprano para sacar a Harry? Tal vez los soldados no los hubieran pillado en el momento preciso, y tal vez ahora los dos estuvieran libres. Pero no podía culpar a su amigo Niall, cuando uno toma las decisiones sobre personas que uno quiere siempre teme a equivocarse, más aún si nunca habías querido a nadie. Además, la presión de aquella situación estaba situada dentro de las más altas presiones.

Siendo que, en menos de diez minutos, Niall pasó de evitar un asesinato en convertirse en el próximo asesinado.

Y por eso se aseguró de tener de sobra lo que su amigo Niall no tuvo; el tiempo. Y el mejor ejemplo que él le decía a sus compañeros era un pastel, ¿Por qué? Porque si uno hace un pastel, y lo deja en el horno, si se apresura y le va sacando antes de tiempo, la receta siempre va a salir mal. Pero si se usaba las medidas necesarias y la paciencia, saldría un rico pastel de cumpleaños. A menos que dejes ese pastel mucho tiempo y se queme, pero eso a él realmente no le importaba, no incluía esa parte de la historia al momento de contar sus anécdotas en sus minutos de filosofía.

Había llegado a la cocina, y recordó el ataque que Elena tuvo contra Niall en esta misma. ¿Por qué tenía tantas cosas en común con su amada? Tenían las mismas mentes, y hasta podría apostar que ella era su alma gemela. Porque estaba seguro de aquello. Elena era su alma gemela y con ella querría sentar cabeza hasta el último aliento de su joven vida.

Había traído tarros de lactante en polvo junto a él, era lo que más le serviría. Parecía gracioso, como una broma pesada que harían unos estudiantes de escuela hacia sus maestros, pero aquel ingrediente le permitiría salvar a su mejor amigo, a su compañero. Y ahora se daba cuenta que, había mezclado el ataque de Niall y Elena. Y esa iba a ser su combinación perfecta, y con esa combinación podría casarse con la mujer de sus sueños.

Porque estaba seguro que no iba a fallar, y que Niall saldría vivo de aquí y arreglarían las cosas.

Vació todos los lactantes sobre los azúcares, sales, condimetos. Las leches y los cafés, y todo lo comestible que estaba en su campo visual. Roger rió como un niño pequeño, al ver tal maldad que había cometido.

Este plan era tan inteligente, y era obvio que el mismísimo Harry Styles lo había planeado, porque, ¿A él o a Elena se le habría ocurrido una idea como esa? Solo podía provenir de una mente maestra como la de Harry. Y tal vez Niall también lo pudo haber planeado, porque su intelecto era tan capaz como el de Harry.

Salió de la cocina con aliento triunfal, yendo hacia el comedor. Y en el camino se topó con las mismas señoras a las que Elena había cocinado el día que intentó envenar a Niall.

—¡Roger! — exclamó una de las señoras mayores, con una sonrisa en la cara. Para ellas era agradable ver a los jovencitos apuestos pasearse por el palacio, aquellas mujeres siempre disfrutaron echar ojo para convencer a los jóvenes en cortejar a sus hijas —¡A estas horas!, ¿Qué te trae aquí esta vez?.

Guerra Fría » Narry StoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora