IV; Llámeme Harry.

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Capítulo IV, "Llámeme Harry".

—¡Espere, joven! — Niall gritó al salir del coliseo, siguiendo a Harry hasta el bosque que lo llevaría hasta su casa. Harry no paró su tranquilo caminar en ni un momento, ni siquiera se giró al escuchar la voz de Niall, la que se escuchó bastante agotada después del duro castigo —¡Le ordeno que pare inmediatamente!, ¡Usted!, ¡Señor! — Niall mandó con su voz de General, al ver que Harry no seguía sus órdenes, paró de seguirle, un poco rendido y sin fuerzas, ya que no se sentía en condiciones para dar muchos pasos más, después se dedicó fijarse en el dolor que estaba en su espalda, sentía como si pequeñas agujas se le habían incrustado en cada rincón de su espalda, —Maldición... — lanzó un quejido junto a un gruñido, intentando llevar su mano a su espalda, pero sobresaltando por el dolor que aumentaba gracias a esa acción. Con ese quejido de dolor, Harry paró de caminar y se volteó a ver cara a cara al rubio.

—¿Puedo saber qué se le ofrece, General? — preguntó cortésmente. Niall posó su mirada sobre el cuerpo de Harry, le sorprendía que un hombre tan... Llamativo, nunca había parado frente a él. Imaginaba que era de esos que conocía todo el pueblo, que era querido por todos. Como ese típico vecino que iría a ofrecerte agua si en tu barrio es cortada, aunque no se la pidieras.

—¿Puedo saber las razones del por qué me ha estado siguiendo estos dos últimos días? — Niall habló con desagrado. Harry, sinceramente se sorprendió por esa pregunta, ¿Quién era el que estaba persiguiendo al otro, ahora? Harry, en realidad, prácticamente estaba corriendo lejos de él, ¿Es que Horan no ve eso?.

—En realidad, General, el que está prácticamente siguiendo como un perro es usted. Solamente mírese — Harry respondió con el mismo tono. Niall abrió la boca para decir algo, pero se calló al darse cuenta de que era verdad. Ese joven no lo había obligado a seguirlo, prácticamente si no fuera por él Niall estaría tirado en medio del campo del coliseo, gimiendo de dolor. Como casi siempre lo hacía después de los castigos. Pero no, esta vez se había levantado, sólo porque la intriga superó al dolor por mayoría.

—Lo siento si lo he incomodado, Señor, me iré si así lo desea — Niall se dió vuelta rendido y comenzó a caminar en la dirección contraria, con algo de decepción al no poder entablar una conversación más larga con ese chico, que le llamaba mucho la atención. Pero Styles, al ver la espalda del chico sintió pena, compasión y algo más que ni él mismo podría describir, y paró al chico rubio.

—¡Espere!, ¿Cómo pretende usted que puede andar así, con esas heridas tan macabras? Hay que curarlas de alguna manera — Harry dijo dentro de un grito gracias a la distancia que los separaba, al General le apareció una sonrisa interna. Por lo menos esa conversación no había sido tan corta para su gusto.

—¿Me llevará a su casa a curar mis heridas? — preguntó con un pequeño grado de ilusión, pero sin ese brillo que lo demostraba. Necesitaba algo mucho mayor como para que ese brillo volviese a aparecer.

—¿Mi casa?, ¡Usted está demente, no pisará mi casa ni en un millón de años!, pero, conozco un lugar de por ahí, tal vez a usted le guste — Harry rió con algo de gracia al saber que el otro joven quería conocer su casa. Nunca jamás aceptaría esa oferta. No expondría a Elena a gente como lo era Niall, gente que mataba sin razones, gente anti empática y tolerante.

Harry ayudó a Niall a caminar entremedio del bosque, pues, para Niall era extremadamente difícil no pasar a llevar una herida de sus heridas con algún árbol, un arbusto o una simple rama. Además, podía haber algún fruto venenoso por ahí. Mejor era no arriesgarse.

Llegaron a un pequeño río, era el río en el que Elena recoletaba agua todos los días. A Niall se le pasó por la cabeza, ¿Y si el joven que estaba a su lado quería empujarlo aprovechando su condición débil?.

Guerra Fría » Narry StoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora