XV; Sonrisas.

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Capítulo XV, "Sonrisas".

Niall Horan no era de ese tipo de personas que se levantaban con la luz que se reflejaba en la ventana, ni del tipo que tenían que destaparle, lanzarle tres vasos de agua a la cara, y gritarle para que se despertara. No. Él era una persona que soñaba sucesos irreales, y que de un momento a otro, desaparecían, envolviéndose en un mundo completamente negro, recobrando su sentido de la audición como primero, escuchando los pasos de la gente en la misma casa que él, sus conversaciones, y otros sonidos.

Él tenía un don especial, el que era poder escuchar conversaciones reales mientras dormía. Y para su sorpresa, nunca las olvidaba. Aún recuerda la lista de supermercado que su padre le recitó a su madre cuando él era un niño.

Fue esa mañana en la que Niall despertó escuchando unos pasos que recorrían el pasillo que estaba fuera de su habitación, de un lado para otro dando vueltas, pasos tranquilos. Aunque se quedó con los ojos cerrados esperando a esa persona, que abriera la puerta y así entablar una conversación, ya que estaba aburrido. Pero no ocurrió nada, los minutos pasaban y Niall sentía que se aburría, y que sentía algo de frío.

Cuando abrió los ojos pudo reconocer el viejo techo de su antigua casa. Con una pinta de que estaba húmedo, y gastado. Especialmente gris.  Aunque eso no le molestaba en lo absoluto.

Los recuerdos empezaron a volver a él como flashbacks enviados en luces, cuando era un niño, y dormía en aquella cama y despertaba ansioso para enfrentar el día. Algunas veces, cuando tenía miedo de los mounstros que atacaban sus sueños, corría a la cama de sus padres, quienes le arrullaban. Especialmente su padre, quien era su mayor inspiración.

Él era un General del Ejercito.

A veces, cuando tenía frío, su padre solía prestarle la chaqueta del ejército, llena de medallas de honor, y esas cosas. Pesada como una piedra, pero reconfortante como ninguna. Y si mal no recordaba, aquí yacía, en algún lugar de su viejo hogar.

Su madre, por otro lado, también le enseñaba a enfrentar sus temores. Y le tomaba de la mano con la delicadeza que todas las madres tratan a sus hijos. A pesar de ser algo inexperta, la madre de Niall fue lo mejor que él pudo pedir.

Ella era una enfermera.

Recuerda la noche que los tres estaban cenando, y sus padres decidieron decirle cómo se habían conocido. Nada especial, su padre estaba herido en combate y su madre fue la encargada de curarle las heridas. Pero su madre empezó con los rodeos del amor a primera vista y esas mentiras de las personas, que apenas vió a su padre se enamoró y que sabía que iba a pasar el resto de su vida con él. Algo que creía imposible, hasta que vió a Harry.

Pero de un día para otro, él había llegado a casa con la horrible imagen de sus dos padres muertos, asesinados por un rostro que aún podía recordar con detalles. Y ese era el único rostro en el mundo que podía traerle pesadillas.

La persona escapó, por la ventana. Pero Niall recuerda que corrió hasta su padre y lo sacudió, intentando traerlo a la vida, pero todos sus intentos eran vanos, él estaba degollado. Y ese recuerdo sigue vivo tanto como él lo está.

Los pasos de la persona seguían a las afueras de su cuarto, caminando en círculos, y el sonido que hacían los zapatos le estaba enloqueciendo, además de haberle extraído de sus recuerdos. Se apoyó sobre sus codos mirando hacia la puerta, en un intento para ver quien era la persona que caminaba fuera de su cuarto. Hasta trató de pararse para ver y abrirle la puerta a la persona que al parecer no tenía manos, porque no se esforzaba en tocar su puerta, pero recordó que por el momento no podía caminar, y que sus manos y pies estaban completamente vendados y no podía apoyarlos en ninguna parte.

Guerra Fría » Narry StoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora