XIX; El final.

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Capítulo XIX, "El final".

El aire de la mañana inundó la costa, en la cual las olas del océano revoloteaban hacia adelante y hacia atrás como un gracioso bailoteo. Y un barco estaba siendo preparado por los marinos.

El ancla aún estaba enterrada en el muelle, y los tripulantes aún no habían llegado. Aunque estaban a punto.

"Por favor, déjame verte..." Inundaba los pensamientos del rubio, que después de varias semanas en la busqueda de su amado, se había rendido.

Estuvo un poco menos de un mes en el hospital de la izquierda, preguntando por Harry. Pero Lucy, su enfermera, se negó a hablar de él hasta que se fue. Y lo mantuvo confundido mucho tiempo, ¿Es que Harry se sentía culpable, o estaba escapando de él? Tal vez las dos, pero no se quería rendir. Así que cuando le dieron de alta, buscó a su rizado por donde sea que se le ocurriese, los alrededores de la ciudad, el centro, el campo. Pero no había rastro de él, parecía como si le habían borrado del mapa. Y después de tanto tiempo escuchando las charlas de Adeus de que debía irse y mantenerse a salvo, aceptó un barco hacia las costas españolas. Y claro que los enamorados de Elena y Roger vendrían con él.

—Vamos, Señor Horan. Debe terminar su maleta — Elena entró al cuarto del rubio, que lo encontró sentado al borde de su cama sin mover un sólo dedo.

—¿Por qué se fue? — preguntó por primera vez —¿Por qué me abandonó? — dijo dolido. Elena mostró una expresión de lástima antes de ir a sentarse junto a él.

—Él... Simplemente tuvo miedo — trató de explicar la oji verde —Estaba aterrorizado, Señor Horan.

—¿De qué?.

—De hacerle daño — suspiró la rizada. Niall aún estaba confuso, ¿Cómo Harry podía hacerle daño a él?. Elena respondió sus preguntas —Él supuso que todo lo que pasó fue gracias a él, echándose la culpa por todo. Y huyó.

Niall estaba triste, se sentía miserable desde el día que extrañó a Harry. Y nunca se había sentido miserable, tal vez odiado, solitario, pero no miserable.

—¿Se despedirá de mi? — preguntó. Pero por los ojos que le puso Elena, y la caricia en su espalda, supo cuál era la respuesta. Y no quería aceptarla.

Así que solo se levantó y comenzó a ordenar sus cosas, no es que fueran muchas, pero se dedicó en dejarlas lo más ordenadas posible, dándose tiempo para pensar.

¿Por qué había cambiado tanto? Si daba un vistazo hacia atrás, podía sentirse respetable, temido. Ahora se sentía débil y utilizable, ¿Es que Harry lo volvió de esa forma?, ¿O el amor en general le hizo cambiar su visión en la vida?. Porque antes nunca se habría sacrificado por otra persona; ahora si. Y no solo por Harry, Elena y Roger también habían ocupado un lugar en su corazón, habían demostrado ser leales junto a él. Es que, después de que entrara una persona en su corazón, ¿Implica a ser más blandos con los demás?.

Estaba tan confundido, y no encontraba alguna razón por la que Harry se sintiera culpable de todo. Él no estaba atento cuando Ruggler se acercó a atacarlo, y Harry estaba lo suficientemente débil como para avisarle. Pero, fue Harry el que decidió ir a atacar al nuevo General, ¿No es así? Pero fue allá con buenas intenciones (hacia él, pero malas intenciones hacia Ruggler y su gente), de protegerlo y vengar la muerte de sus padres. Así que, dando vuelta a todos los sucesos, se había dado cuenta que el culpable de todo esto había sido solo una persona; Ruggler. Aquél desgraciado.

Estaba feliz de que esté muerto, y fue Harry quien lo mató.

Cuando subió al auto que le iba a dirijir a la costa, suspiró pesado. Porque realmente, no quería irse de allí, de aquellas tierras en donde se había criado, crecido, y había encontrado el único amor. Pero a pesar de todo, se subió en la parte trasera y sintió como la chatarra comenzó a andar.

Guerra Fría » Narry StoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora