XVII; Hombre contra hombre.

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Capítulo XVII, "Hombre contra hombre".

Εsa noche Harry lo tomó entre sus brazos reclamándolo como suyo, aferrándose a él como si su vida estuviese en juego. Y en la mañana, sintió tanto frío antes de darse cuenta que había desaparecido, había ido tras el misterio, y aunque Niall estaba un poco atontado por la mañana, lo buscó por cada rincón de la cama, esperando a que su amado saliera por medio de las sábanas, ya que le extrañaba la situación, porque todos los días Harry se quedaba a su lado por las mañanas, abrazándolo, besándolo, mimándolo como si de un bebé se tratase. Pero ya no estaba, y lo peor era que nunca le había avisado nada de que saldria o algo así, lo que le hizo preocuparse un poco.

Se levantó de un salto corriendo a la cocina, sin recordar que estaba completamente desnudo, y buscó a su pareja, pero sólo se encontró con sus dos compañeros, los prometidos, que lo miraron con extrañeza al ver su desnudez. Sacando sus propias conclusiones, que eran acertadas.

—¿Dónde está Harry? — preguntó Niall examinando cada rincón de la cocina esperando ver al rizado por ahí.

—Ha salido — se encogió de hombros Roger. Niall le miró con curiosidad, no recuerda que Harry le haya mencionado alguna obligación que tenía que hacer hoy.

—¿Dónde? — volvió a preguntar.

—No lo sabemos — se apresuró a contestar Elena —Ha salido en silencio, no nos habló cuando despertó.

Pero en el fondo, sabía que ellos dos lo sabían. Porque Elena era terrible ocultando cosas, comenzaba a hablar con una impresionante rapidez y las manos le temblaban solo un poco.

Se acercó a la mujer y se puso al nivel de su rostro, buscando el interior de sus ojos.

—Dígame, Elena — insistió, la mujer tartamudeó, mirando a su prometido buscando ayuda.

—No puedo.

—Dí-ga-me — separó sílaba por sílaba, usando el mismo tono que cuando era General, con el que hacia a sus soldados más duros caer.

—¡No lo se, lo juro que no lo se! — comenzó a lloriquear. Niall levantó una ceja —¡En el palacio!, ¡Está en el palacio!, ¡Quiere asesinar al General Tonking! — lloriqueó buscando apoyo en el pecho de su prometido.

El rostro de Niall palideció, y pudo sentir como su corazón se aceleraba en un mil porciento. La sensación de que nada saldría bien, y aunque sólo era una sensación, su instinto le decía que estaba en lo cierto.

Por otro lado, Harry estaba escondido entre los arbustos de los exteriores del palacio. Ya no se podía hacer pasar por ninguna otra persona, ya que el país más un medio de personas conocían su cara. Debería entrar sin que nadie le viera.

Todos los recuerdos llegaban a su cabeza al ver aquel palacio. Estaba el murallón en donde Niall le dejó escapar, donde empezó todo. O eso creía, porque realmente, todo había empezado la primera vez que sus ojos observaron al otro. También lo recuerda, la escuela que estaba siendo destruída.

Habían dos guardias en la entrada, quienes parecían corpulentos y tenebrosos. Pero en realidad a Harry no le preocupaban, sabía que el verdadero peligro estaba dentro de un escritorio, tomando una copa de vino mientras reía de una manera tenebrosamente escandalosa. Aterrador.

Tiró una piedra que chocó con el gran metal de la puerta de la entrada, haciendo que los dos hombres  miraran hacia donde había caído. Rápido, les disparó a cada uno, aunque no eran balas en si, si no que era un sedante, no quería terminar con vidas que no le interesaban, y con un disparo silencioso hizo a dormir a los guardias, para que nadie se diese cuenta.

Guerra Fría » Narry StoranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora